sábado, 22 de marzo de 2014

JUDITH LA INCOMODA

JUDITH LA INCOMODA
Alberto Hijar

El problema con Judith Reyes es que irrita a la intelectualidad de abajo y a la izquierda mientras la derecha estatólatra la ignora. No saben que hacer frente a una trabajadora de la cultura que renunció a las glorias de la industria del espectáculo y optó por el periodismo, el canto urgente y el apoyo solidario peligroso para denunciar injusticias lo mismo en un lugar que en otro. Construyó la figura Judith Reyes a base de rupturas, tanto con la pareja inicial del Dueto Alarcón, como con la XEW y sus secuelas. “Parrandero de parranda larga larga la parranda que me traigo yo” cantó Jorge Negrete y hasta en una película francesa se usó la canción de La Tamaulipeca. Cuando muere Negrete en 1953, Judith ya andaba por Chihuahua para meterse en la toma de tierras, la defensa de los bosques, las fregaderas de las minas. El periódico Acción es un recurso necesario y en el estuvieron los Montemayor, padre e hijo, Arturo Gamiz el dirigente del Ejercito Popular Mexicano masacrado en 1965, dos ingenieros, un presbítero, en fin, la crema y nata del lado del pueblo en lucha. Pero éste no estaba ahí al alcance de la mano sino que había que construirlo como afirmara años después Lucio Cabañas: “ser pueblo, hacer pueblo, estar con el pueblo”. De aquí en panfleto como narración urgente, directa y sencilla, “la forma sin adornos” que Engels recomendara en 1888 para el realismo sin cumplirle a la necesidad de no evidenciar la posición política para obligar a la reflexión crítica. Canto urgente, llamaron en Chile al acompañamiento musical de la Unidad Popular trascendida como pueblo unido y la utopía del venceremos. Desde los sesenta, el periodismo alimentó revistas y periódicos progresistas y contribuyó al aura de la mujer de campo en acción.

La acción superó los limites de la reproducción y valoración mercantiles, la de quienes cantan protestas con la intención de demostrarlas en el Auditorio Nacional y ganar premios por la venta de discos celebrado en las radios y televisoras de los explotadores. Judith cantó y reporteo tomas de tierras, represiones, huelgas y movilizaciones por la justicia, frecuentó la solidaridad con las organizaciones armadas y cultivó relaciones con organizaciones político-militares de Colombia, Venezuela, México, Palestina, Guatemala gracias a una disciplina distinta a las celebraciones bohemias y las convivencias de la degeneración libertaria.

Judith es la cantora otra y de ahí el respeto de todas y todos a su vida de persecuciones, cárceles, servicios revolucionarios jamás regateados, exilios, presentaciones por si mismas denunciantes por su tiempo y forma, todo lo cual la hizo vivir cercada por el oportunismo y el temor de ofender a los funcionarios del Estado. Todas y todos la respetaban, la Liga Independiente de Músicos y Artistas Revolucionarios de los 80 proclamaba su autenticidad pero los quedabien con la industria del espectáculo preferían alejarse de ella. Cuando la colección francesa Cantos del Mundo le grabó un disco, el único dedicado a México, cuando llegaron las noticias de sus exitosos conciertos con ilustres compañeros en Alemania e Italia, respondió en silencio y el amor agradecido a los revolucionarios.

Las militancias de Judith aun son ostentadas como prueba de inconsecuencia política: no podía defenderse a pueblos en lucha con la Unión General de Obreros y Campesinos de México fundada por Lombardo Toledano o viviendo en el Campamento 2 de octubre. Judith estuvo con el comunismo tosco para transformarlo en pueblo en lucha desde dentro y afrontando todos los riesgos, lo mismo el incendio de las casas del Campamento, que los oportunismos de su dirigente Pancho de la Cruz que los limites de la UGOCM negociando con el Estado. Judith estuvo todo el tiempo en esta lucha de tendencias sin someterse al Estado porque sus reportajes, sus presentaciones con el corrido del día y la hora, su discurso irónico y crítico, no eran gratos para los dirigentes que lo toleraban sin aceptarlo. Cosas de la sensatez logrera.

Por tanto, limitar el respeto a Judith Reyes por consideraciones éticas individualistas, significa ponerla a la altura de cualquier stars system de las que suele acentuarse su “compromiso consigo mismas” (sic). La clave de la figura histórica de Judith esta en el título La otra cara de la Patria. Cara oculta e ignorada urgida de panfletos denunciantes más que de melcocha romanticona y victimísta, en esta hora en que “los restos de Don Porfirio” están vivitos y coleando.

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