sábado, 22 de marzo de 2014

JOVEN ¿ME AFINA MI GUITARRA?

JOVEN  ¿ME AFINA MI GUITARRA?
Fernando Morán

Nosotros apenas comenzábamos en la vida artística, éramos unos jovencitos (teen agers les dicen por acá) y quién se iba a imaginar que en una de las presentaciones nos encontráramos con una de las grandes figuras de la canción rebelde. Sabíamos de ella por sus canciones, sus corridos, sus crónicas, pero nada más teníamos la imagen, el mito de eso que no estaba escrito pero se contaba en los círculos de las luchas populares adonde acudíamos a cantar buscando con eso mostrar algunas enseñanzas cuando en realidad nosotros éramos quién aprendíamos de ellas. En esa ocasión en las escalinatas del foro buscábamos alguno de los organizadores del evento para preguntar sobre nuestro turno y tiempo de participación nada más porque en esa época nada de equipos de sonidos, monitores y demás (backstage o stage plot así se le conoce ahora en el medio), la cosa es que uno de los grupos recién había terminado su participación y uno de los organizadores se estaba aventando un rollote (así como yo me lo estoy aventando en estos momentos) cuando escucho que una voz me habla, volteo entonces y me quedo atónito (pendejo se le dice aquí y en todas partes), si era ella, ni nada más ni nada menos que la leyenda, tenía frente a mi a Judith Reyes, como todavía no se me quitaba lo aturdido (lo gúey como se dice y que todavía no se me quita) sin poder decir una palabra, ni siquiera un saludo de buenos días tartamudeando pensaba yo decirle “disculpe yo no soy de los que está a cargo de este foro”, cuando me dice: “joven me afina mi guitarra” entonces me mire a mi mismo y pensé que se dirigía a mi porque me vio con una camisa como esta (no esta es de lujo, aquellas eran mas corrientotas porque así eran nuestros primeros uniformes combinados con un pantalón de mezclilla que era para lo único que nos alcanzaba) y como en ese tiempo no existían los afinadores digitales (tunners se les dice) pues yo me metía mas por los nervios las manos a las bolsas del pantalón en ves de buscar mi silbatito que a veces cargábamos dizque para apantallar a los otros grupos, cuando me repite las mismas palabras pero dándome su guitarra…
Ya después hubo otros encuentros como sucedió en una huelga de obreros a los que acudimos a solidarizarnos y entonces veíamos como después de su participación ella se acercaba a platicar con las mujeres de los trabajadores y les ofrecía a cambio de una cooperación un cancionero que había editado, esta vez la fui a saludar, apenado otra vez ya que durante nuestra participación uno de nuestros compañeros al final tomo el micrófono y sin habernos consultado previamente criticó a los artistas que vienen a vender su mercancía en lugar de apoyar, entonces después del saludo y sin necesidad de las disculpas ella me dijo “yo aquí les vengo a ofrecer algo que hable de la realidad en vez de que malgasten los pocos centavitos en ‘Lagrimas y Risas’, fotonovelas y demás cuentos de fantasías y falsedades”
En otra ocasión con gran sorpresa y alegría acudimos a su casa ubicada en unos terrenos en el oriente de la ciudad de México que fueron tomados por los colonos (cantegriles les dicen en Uruguay, poblaciones les dicen en Chile) y que tras grandes enfrentamientos con la policía, sufriendo de las más grandes represiones, encarcelamientos e incendios lograron construir el Campamento 2 de Octubre. Y nuestra emoción se debía a que habíamos sido invitados a compartir en una gira por el estado de Guerrero para presentarnos en la defensa del proyecto Universidad Pueblo que impulsaba la Universidad Autónoma de Guerrero. Y la emoción no solo era nuestra sino que era de ella también, pero no porque le hiciéramos compañía sino porque aprovecharía para encontrarse con su hija que residía y trabajaba por esos rumbos con esa institución tan combativa y ejemplar por esos años. Si se iba a reencontrar con su hija Magali, la misma que hoy esta aquí presente, lamentablemente en aquella ocasión no nos la presentó, no sabemos si fue motivada por una madre protectora que la quería alejar de unos greñudos y trasnochadores que se pasaron la noche previa al concierto en los jardines y alberca del hotel cantando y bebiendo como bohemios. Y en esa vez me comisionaron a mí para que fuese el edecán que bajase de la camioneta y se dirigiese a su casa para ayudarle con sus cosas. Entonces después de recibirme y de pedir que esperara sentado en el sillón por unos momentos, yo recorrí de reojo las paredes y esta vez ya sin pena sino más bien sarcástico le comente que estaba edificando una muy bonita casa, a lo que ella rápidamente me respondió “para eso luchamos, para vivir dignamente, para que salgamos de las pocilgas” y valga la pena decirles que su casa era tan sencilla y tan igual a las demás que los colonos iban edificando, cambiando poco a poco los techos de cartón, las paredes de láminas y a base de los tequios y el apoyo mutuo iban cimentando primero con adobe y piedras para posteriormente colocar ladrillos y cemento. Hace unos meses en una visita que le hicimos a los compañeros del Grupo Tribu allá en la capital mexicana y que viven cerca de esos rumbos y que en esos años apoyaron activamente a los colonos, realizando incluso ahí mismo en el Campamento 2 de Octubre de Iztacalco el Segundo Encuentro de la Canción Política en el año de 1979, David uno de ellos quién amablemente ahora me transportaba me dijo al pasar por unas calles muy cerca de torres de alta tensión “recuerdas estos rumbos” “pues no, la verdad no” le contesté, “pues acabamos de pasar en medio del Campamento 2 de Octubre” me respondio, en donde ahora si se ven casas más decentes de dos o tres pisos…
Bueno no me quiero pasar toda la noche hablando, así es que finalmente recuerdo que las últimas veces que la vi fue en la compañía disquera en donde estaba trabajando, lamento que no se haya podido reeditar su obra y de que ella grabase más canciones de las tantas que quedaron pendientes. Y desde ese primer encuentro siempre me quede con la duda del porque se acerco hacía mi pidiendo que le afinara la guitarra, no hubo oportunidad para preguntárselo, hasta que hace unos años después otro gran cantor León Chávez Teixeiro (al que conocemos todos) me dijo lo mismo “me afinas mi guitarra” entonces llegó para mi esa respuesta y fue un día el tiempo quién me la respondió: “es por la sencillez porque así es como se relacionan los verdaderos artistas con su pueblo y no con la altivez que se les ve muy a menudo a otros”. Yo me vine para acá por cosas del destino y a los dos meses después, un 27 de diciembre de 1988, hace ya 22 años recibí la noticia de que ella partió por otros rumbos, a veces se le escucha por Italia, otras en Francia, otras en Sudamérica, esta noche se asomo por estas tierras de California en este evento que compartimos con todos ustedes y que tenemos la fortuna de contar con la presencia de su hija Magali Alarcón Reyes. Finalmente nos cuentan que Judith Reyes regresará un día a México para cantar junto a su pueblo el día de la liberación y entre verso y verso escucharemos con alegría su “huya la patrulla”.
Gracias

Palabras durante los homenajes a Judith Reyes efectuados en la ciudad de Oxnard 
y Hollister, California el 13 y 15 de Diciembre del 2010

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