martes, 14 de agosto de 2018

Comentarios al libro “El cantor con el sol en el sombrero”, de Jorge Gasca Salas

 Liliana García Sánchez

Distinguidos miembros de la mesa: Jorge Gasca, Roberto Ponce, Sergio del Río. Compañeros y amigos que nos acompañan esta tarde. Por motivos de un asunto de salud que debo atender, no me fue posible acompañarles de manera física. Sin embargo, me encuentro de todo corazón entre ustedes, ya que es motivo de celebración la aparición de este libro, su divulgación y su discusión. En primer lugar, porque soy testigo del intenso trabajo que ha significado, del cuidado y entusiasmo que puso Jorge en el tejido de los diversos hilos que componen la vida de León. En segundo lugar, como historiadora interesada en estos temas, aplaudo y agradezco esfuerzos como éste,  una importante aportación a la historia popular y revolucionaria de los Siglo XX y XXI mexicanos. Una felicitación muy calurosa a Jorge, quien aporta cabalmente con este libro a esa historia, revelándonos importantes aspectos de la construcción del sujeto popular revolucionario. Enhorabuena.



Comentarios al libro “El cantor con el sol en el sombrero”,
de Jorge Gasca Salas


Abarcar por medio de un libro la vida y la obra de León Chávez, me parece una empresa titánica. Hay que tener a la mano múltiples hilos con los cuales tejer y reconstruir una vida que pasó por algunos de los momentos más álgidos de la historia mexicana; una vida que se despliega y se expresa en el ámbito intelectual, estético, político y cultural.
Consciente de la envergadura de este proyecto, Jorge Gasca decidió subtitular su libro “canto épico y revolución”, retomando los conceptos tradicionales del cantar popular, y de la lucha revolucionaria como motivo del canto.

Las motivaciones que dieron forma a este libro, en palabras del autor, responden a intereses de muy alta índole: situar la figura de León Chávez en su justa dimensión histórica y política. A lo largo de mis investigaciones sobre la canción de protesta mexicana, en el trabajo con la memoria de los cantores, he encontrado que la mayoría de ellos, revelan en su memoria a dos figuras inspiradoras y de influencia definitiva en su quehacer artístico y político. Me refiero a Judith Reyes y León Chávez. Gracias a la cronología que construye Jorge Gasca para el libro, podemos recorrer en la línea temporal de León, la línea histórica de buena parte de la historia mexicana del Siglo XX. Interesante, ya que en 1965, por ejemplo, Judith Reyes estaba cantando y acompañando a los campesinos y maestros Chihuahuenses, con corridos de alta calidad musical y contenido histórico indiscutible. Mientras tanto, en ese mismo año, Teixeiro pintaba y se acercaba al cine, siempre con grandes inquietudes por el canto y la composición. 1968 constituye el escenario político y cultural para dos figuras que se encuentran entonces; Reyes y Teixeiro, y fungirán, al lado del maestro Enrique Ballesté, como figuras “mayores” de la protesta mexicana, frente a las nuevas generaciones emanadas del movimiento estudiantil, como el grupo Los Nakos, y solistas como Óscar Chávez, Gabino Palomares, Margarita Bauche, entre otros.

El libro de Jorge nos abre un panorama fascinante y poco explorado en la historia de León: La niñez, la adolescencia; el ambiente barrial y familiar; los inicios de una politización basada en los desencuentros de clase que se viven en un barrio cercano al Instituto Politécnico, un barrio obrero, popular, con la cercanía del Colegio Militar que agudizaba las contradicciones de clase entre los pobladores. Gracias a este panorama que Jorge reconstruyó, encontramos a un León volcado en hacia la pintura, en una búsqueda personal y hasta cierto punto solitaria. Las exposiciones y vivencias en el mundo de la pintura nos hablan de los primeros pasos de un artista interesado en reflejar la urbe, la lucha de clases y la vivencia descarnada de la “ciudad capital”.

Después de 1968, León encabeza una comuna juvenil en Santa María la Ribera. Paso por este momento rápidamente, ya que contamos con la presencia de uno de los fundadores, Sergio del Río. Sólo quisiera subrayar, que Jorge supo tejer esta etapa vital de León,  uniendo los hilos de la reflexión y la discusión política de corte marxista; la vida cotidiana juvenil, el hambre de aprender (pero también de pan), los conflictos por la economía, la organización del trabajo, la amistad y el estudio.
Vemos cómo 1968 resultó ser un detonante para cantores como León, quien, en palabras de su amigo Tony Peralta, “encontró público” para sus canciones; al mismo tiempo, ese público encontró canciones pertinentes, necesarias, novedosas y aguerridas para los tiempos que estaba atravesando nuestra sociedad.

Otro de los momentos que deseo hacer notar de este libro, es el interés que puso el autor en la crítica y reflexión de cada uno de los conceptos centrales del canto de León. Este esfuerzo por conceptualizar, con una firme disposición a teorizar el proceso creativo y político del sujeto histórico, nos habla de sus intenciones como investigador, que no se detienen en lo meramente biográfico, sino que incorpora un esfuerzo intelectual por desbrozar el campo ideológico que alimentó las canciones y la estética de Teixeiro. Considero este como uno de los más importantes aportes de Jorge como autor.

De ahí que este libro sea una suerte de “manual” para pensar histórica y filosóficamente la figura de Teixeiro. Jorge desarrolla con sumo cuidado la noción del “canto revolucionario”, también entendido como “canto umbral” o “fronterizo” en el sentido histórico. Esta postura para conocer la naturaleza de la obra artística, denota un profundo conocimiento del contexto  que permeó las ideas del artista, tanto del período histórico, como de las ideas y debates que estaban en boga en esos años. Es muy valiosa la aportación de Jorge en este sentido, al desplegar los escenarios políticos, ideológicos e intelectuales en donde León discutía, creaba, incorporaba e influía.

Otro elemento conceptual que vuelve al libro una obra original y propositiva, es el entramado que hace a lo largo de la vida del artista, de la noción de revolución comunista (siempre cambiante y en conflicto), en donde lo revolucionario es entendido como subversivo y lo subversivo como ruptura; esta idea de ruptura está presente en la obra de León desde sus primeros proyectos pictóricos, hasta sus más importantes canciones. Jorge liga coherentemente esta idea de revolución a la idea del canto épico. Con el rigor conceptual que caracteriza al autor, nos es posible comprender con sencillez los sentidos del canto épico: tanto el literal, que narra las batallas diarias de hombres y mujeres trabajadores; como el sentido Brechtiano. Sabedor de la fuerza de Brecht en el pensamiento de Teixeiro, Jorge se propone un tejido fino entre la estética y la poética y una postura claramente estético-política.

Estos han sido los aspectos que considero, constituyen la columna intelectual del autor; no es fácil narrar una vida tan rica y compleja como la de Teixeiro, hombre que habla, declara, critica, canta, opina, trasciende. No es fácil, ya que el autor no sólo mantiene una línea narrativa cronológica impecable en la vida del artista, sino que también sostiene como autor, su propio pensamiento, sus convicciones, denotando no sólo su admiración hacia el sujeto estudiado, sino también su profundo compromiso como filósofo atento a los sucesos históricos que han dado forma a nuestra sociedad actual.

No me queda sino recomendar ampliamente este libro, producto de esfuerzo, estudio y admiración. Lo recomiendo a todos quienes queremos y admiramos a León, para llenar esas lagunas de su vida que desconocíamos, para comprender a cabalidad la naturaleza profundamente subversiva de su obra, los sentidos nuevos que le dio a emociones humanas como la solidaridad, el amor, la ternura, la ira, la indignación.

A quienes desconocen la obra de Teixeiro, siempre les he recomendado que comiencen por escuchar su canto, su música, atiendan sus letras, las situaciones en donde nos veremos reflejados, como en un espejo ineludible. Sin embargo, a partir de ahora, recomiendo especialmente este libro a quienes no conocen la obra y la figura de León, recomiendo que lo lean y no dejen de escuchar su música, su épica y su poética que inevitablemente nos hará sentir solidariamente involucrados, parte de una historia colectiva que construimos todos, para un mundo más justo, más humano, en donde prevalezcan la hermandad y la dignidad.

“El cantor con el sol en el sombrero”, un libro obligado en las bibliotecas escolares, familiares, universitarias, un libro tan necesario como el sujeto histórico que retrata. Gracias nuevamente, Jorge Gasca, estoy segura de que este será el inicio de un proceso de reflexión del arte y la cultura mexicanos, que mucho enriquecerá nuestra comprensión histórica de los movimientos artísticos libertarios.

Felicito calurosamente al autor, a los estimados miembros de la mesa, a todos los asistentes, muchas gracias.




Liliana García Sánchez

27 de junio de 2018
Museo Casa de la Memoria Indómita
CDMX


Publicado bajo la autorización de la autora

sábado, 4 de agosto de 2018

LOS NAKOS 50 ANIVERSARIO


LAS EDICIONES Y REEDICIONES DE SUS DISCOS
Parte 1
por Fernando Morán


Tengo el privilegio de tener en mis manos el primer disco de larga duración de “Los Nakos” y este es privilegio es doble, puesto que tengo las dos ediciones que se realizaron en vinilo. La primera en 1976 bajo el sello de INTERSON (LPJA-004) y la segunda el disco editado en 1979 por Nueva Voz Latinoamericana (LP-JS-16). Esta fue la primera vez que “Los Nakos” se autopirateaban, la segunda ocurrió posteriormente con el disco “Contigo Amor y Parodia” del cual también tengo las dos versiones.
Este primer disco de larga duración fue armado con algunas grabaciones realizadas con anterioridad como fueron las canciones: El Hippie, Indios, No hace mucho y Zapata que forman parte del disco “Los Nakos”  (un Extended play de 45 rpm) editado por Los Mascarones en 1969.
Aunque no aparecen los créditos de los integrantes y participantes en las grabaciones del disco de larga duración, vemos en ambas ediciones una fotografía (diferente en cada una) con su formación de ese tiempo: Ismael Colmenares “Maylo”, Elia Crotte y Francisco Barrios “el Mastuerzo”.
La producción del disco editado en INTERSON estuvo a cargo de Juan Alejandro y la reedición en Nueva Voz Latinoamericana a cargo de José de Molina. Espero que sea el propio Maylo quien nos cuente de la relación que tuvieron con ambos cantores y productores de compañías independientes de discos.
Aunque el tema “La balada del granadero” surgió como parodia a raíz del movimiento estudiantil de 1968 en México, está canción data de 1963 y ya había sido cambiada su letra original e incluso interpretada en otro idioma, pues la versión original en italiano se titula “La Ballata del Pedone” (La balada del peatón) y fue participante del 13º Festival della canzone italiana en San Remo en 1963. Posteriormente José Guardiola Díaz en compañía de su hija Rosa Mary la grabó en ese mismo año en España bajo el título de “La balada del vagabundo”. De esta segunda versión “Los Nakos” hacen la letra.
La parodia “Droga Cola” surge de un comercial televisivo. Luis Enrique Mejía Godoy el autor nos cuenta “Nunca había escuchado esta versión (la de Los Nakos) de nuestra parodia al anuncio de la Coca Cola que escribimos con mi amigo cantautor argentino Rubén Pagura en los años 60. Conocí a Los Nakos en México y quizás ellos me la escucharon”. Este comercial fue realizado en 1971 utilizando la fama y proyección que tuvo el grupo internacional “Viva la gente”  (Up With People)  fundado en 1965, pero esta canción cuyo titulo original es “I'd Like to Teach the World to Sing -In Perfect Harmony-” (Me gustaría enseñarle al mundo a cantar -en perfecta armonía-  fue interpretado en Inglaterra por The New Seekers y en Estados Unidos por The Hillside Singers.
Entre el  28 de julio y el 5 de agosto de 1973 se realizó en Berlín, en ese tiempo entonces parte de la Alemania Democrática el X Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en donde participan “Los Nakos” y en donde obtienen un reconocimiento por su canción “Vietnam”. Recién meses antes se había formado el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA) en donde los grupos “Los Mascarones” y “Los Nakos” acuden en apoyo, de ahí la versión de que esa medalla le fue otorgada al CLETA, por lo que recuerdo a Maylo que en cierta ocasión me dijo “si me permiten aclarar” refiriéndose a que ellos no iban en representación de CLETA.
He comentado con anterioridad la parodia de “Las Hermanas Granaditas” en un texto titulado “De las Hermanas Granaditas a la Sonora Miseria” en donde menciono que “…Continúo el turno de Los Nakos quienes estaban en plena reedición de su primer larga duración titulado “Los Nakos” y que hora aparecía en el catálogo de discos Nueva Voz Latinoamericana JS-16, aunque ya no contenía los interiores en las fundas que habían aparecido en el disco editado por INTERSON LPJA-004 producción del mismo Juan Alejandro. La presentación de Los Nakos fue una de las mejores en cuanto al repertorio que tenían por esos años y que correspondía a una selección de sus parodias desde sus inicios en el movimiento estudiantil del 68 hasta esos días. Con una década de experiencia en las tablas se desenvolvían con naturaleza y pese a la carencia de una instrumentación en el acompañamiento, pues solo lo hacían con dos guitarras y algunas percusiones menores, complementaban el espectáculo con un trabajo teatral. Por eso “Las Hermanas “Granaditas” tenían una gran simpatía, no sabemos si de ahí “el Mastuerzo” adoptaría el rebozo que años más tarde le acompañará. Manejar el albur en el escenario es de doble filo porque se puede caer en un truco fácil para llamar la atención, puede ser escaso en cuanto a su arte y correr el riesgo de ser interpelado por el público. En estos aires considero que Maylo ha salido avante no sin que se le hayan escapado los riesgos en algunas ocasiones. Después de continuar con la parodia de la “Droga-cola” pasaron temas como “el Hippie”, “el moco” y “Vamos compañeros” hasta terminar su presentación no sin que antes les pidieran la otra que fue “el Porronzuelo” y que interpretaron con su “Sonora Misería” creada por ellos mismos y con una gran coreografía, con una trompetita y un mini saco gris brilloso que se ponía Francisco Barrios.
Después de estas dos participaciones el público estaba eufórico y se hizo un intermedio para acomodar las bocinas e instrumentos eléctricos con los cuales tocaría el grupo “Un viejo amor” quien no pudo grabar un disco como tal, aunque más tarde apareciera las “Roberto y Jaime sesiones con Emilia” editado en 1980 por Discos Fotón LPF-033 y reditado diez años después por Discos Pentagrama LPP-084. Fue un aquelarre aquel evento musical pues estábamos acostumbrados a los festivales en donde a los grupos se les limitaba su participación en cuanto a tiempo o a las intervenciones de oradores y demás. Agregando que aquel espacio aunque no muy grande en cuanto a capacidad de espectadores les daba una gran cercanía con los músicos y no era interferida por ruidos del exterior.
Con estas participaciones el trio de Los Nakos terminaba una primera etapa en cuanto a repertorio, pues pronto aparecería el disco “La Lengua” y otras participaciones en los discos de José de Molina. No sin antes que por ahí también se apareciera teatral y musicalmente el grupo Informe con su “miel dámela toda”…”
En mis años CeCeHacheros tuve la oportunidad de interpretar diversos géneros musicales, formando así un dueto-trio con uno de mis mejores amigos ya fallecido. Con él a manera de dúo teníamos montado un repertorio de diversas canciones de Latinoamérica y México entre las que se encontraba “Zapata” de la autoria de Maylo. En una ocasión llegó a la casa mi padre acompañado de un grupo de jóvenes a quienes conocía porque eran parte de la familia en donde mi padre daba clases de pintura. La razón por la que acudían es que ellos tenían un grupo de música folklorica latinoamericana y estaban en búsqueda de un charanguista, así es que fueron a audicionarme. Pues como pude les acompañe algunos temas, confesando mi temor al fracaso debido a que varios de ellos tenían un gran nivel e incluso cursaban en la Escuela Nacional de Música. Yo no sabía cuál iba a ser su veredicto, solo observaba sus miradas entre ellos. Después de un silencio en la sesión, mi padre me dijo “cántales Zapata”, yo me quedé atónito por no decir otra palabra, pensando en mis adentros ¿Dónde me habrá escuchado? Aunque el grupo de los jóvenes no era enfocado en la canción política, ellos me pidieron que les interpretara otras canciones en las cuales estuvo “El Hippie”. Finalmente me solicitaron el ingreso y por un tiempo tuve la oportunidad de convivir con Ingenieros y Profesionistas egresados del Politécnico. Quién diría que meses después ya como integrante del grupo Salario Mínimo estaría compartiendo escenarios con “Los Nakos”.