sábado, 29 de marzo de 2014

YELLY ALARCON REYES

ENTREVISTA A YELLY ALARCON REYES
Fernando Morán



Fernando Morán: Yelly ¿Cuándo es que conoces a tu mamá como una artista, a que edad más o menos te das cuenta que ella canta, que tiene cierta fama?

Yelly Alarcón Reyes: Yo me doy cuenta de eso desde chiquilla, desde muy niña, porque siendo una familia muy unida, vivía mi mama, mi tío Pablo (su hermano de ella) mi abuelita y yo en la casa, siempre la veía cantando y componiendo canciones. Aunque las primeras canciones que yo le escuche componer no eran canciones de carácter político, eran canciones como decía ella “canciones para borrachos” como fue “La parranda larga”, “Aborréceme si quieres”, “Sufriendo y penando”, etc. y ahí en la casa se ponía a cantarlas y fue que yo vi que ella cantaba.

Fernando Morán: Posteriormente tu mama da un cambio en lo que ella llama que “es cuando realmente nace Judith Reyes” y comienza a cantar otras canciones pero a la vez también cambia su estilo de vida en cierta forma. ¿Para Yelly era entendible ese cambio?

Yelly Alarcón Reyes: No, no era entendible para mí porque yo estaba acostumbrada a que ella estaba en la casa un tiempo se iba y regresaba, como todos los artistas que salen de gira y mas los cantantes, entonces ella siempre iba y venia iba y venia y yo no entendía mucho muy bien eso,: cuando ella cambia su estilo de canción si me di cuenta porque fue en Parral y cuando ella empezó a meterse a cuestiones de apoyo siempre andaba yo con ella, me acuerdo que andábamos en las calles ella volanteaba y le daban las personas que un kilo de maíz, que un kilo de fríjol, víveres, para las gentes, entonces me decía “toma hija velos a guardarlos ya sabes donde” y entonces yo era la que corría y guardaba. Yo estaba nada más como ayudante, no era brigadista o como se le llame, simplemente yo era la que le ayudaba.

Fernando Morán: Entonces este todavía era un mundo color de rosa donde Yelly va a la escuela, sus ilusiones son otras, tal vez un poco la idea de triunfar por su simpatía, ser popular entre amigos.

Yelly Alarcón Reyes: Yo creo que ya estaba destinada para estas cuestiones del arte. Desde chiquilla cuando estaba en el kinder no había una fiesta en la que no saliera bailando, en la primaria desde el 3er año empecé a bailar el Jarabe Tapatío y hasta que salí de la primaria todo el tiempo tenia que salir en el Jarabe Tapatío porque me gustaba mucho el baile, en la secundaria empecé a cantar pero entonces yo cantaba que te diré cuplés de Sarita Montiel y todo lo teníamos los jueves culturales y los jueves ¡órale Yelly, Yelly! En la secundaria fue donde me pusieron el nombre de Yelly y ahí en la secundaria nació Yelly “¡órale que cante Yelly, que cante, que cante!” y ahí me tienes echándome los cuplés y todo eso, ahí empecé yo. Ya tenía manifestaciones artísticas. Ya para tercero de secundaria yo bailaba el Jarabe Tapatío y como crees que los bailaba: con los trajes de mi mama, claro a escondidas de mi mama porque sus trajes eran de China Poblana con un montón de lentejuelas, eran preciosos sus trajes, entonces no quería que se los agarrara porque en ese entonces costaba un mucho dinero hacerse un traje, si ahora así sencillitos lo que cuestan, pero yo me veía bonita y me lucia mis trajes de China Poblana bailando el Jarabe Tapatío.

Fernando Morán: ¿Cómo miraba tu mamá ese aspecto artístico en ti? Te decía “mi hija te voy apoyar para que seas una arista también” o solamente ella pensaba que era algo de tu adolescencia de tu juventud, “al rato se le va a pasar esto” y te decía “yo quiero que seas doctora, yo quiero que estudies para maestro”.

Yelly Alarcón Reyes: Ella soñaba que yo fuera Licenciada. Si me apoyaba y a veces yo no la entendía. Te platico una anécdota que viví en la secundaria con ella. En la escuela se hizo un festejo a Pancho Villa y había que vestirse todos de revolucionarios, de Adelitas, entonces yo llego a mi casa “mami necesito un vestido de revolucionaria para la fiesta porque vamos a festejar a Pancho Villa” -“me parece muy bien que festejen a Pancho Villa”- entonces llega el día y me pongo muy triste y mi madre me ve y me dice “¿y ahora que te pasa?” le digo enojada “no voy a la fiesta” –“¿por qué?”- “porque no me conseguiste el vestido de revolucionaria” –“usted si va a la fiesta y ahorita la voy a vestir, venga para acá”- saca sus huipiles de listones todos de muchos colores, hasta media pierna me llegaba el huipil, y me pone un listón en la cabeza y me amarra el pelo para atrás y -“ahí esta lista la señorita para irse a la fiesta”- entonces yo le digo muy triste “no mami yo no quiero ir así, me vestiste de india, yo no voy a ir de india si dijeron de revolucionaria, esto no es de revolucionario yo no voy a ir de india porque es para Pancho Villa” entonces mi madre me responde –“y quien te dijo a ti que Pancho Villa no quería a los indios”- Pues ahí ya me cuadre.

Fernando Morán: Hay un momento donde Yelly entiende, comprende, le cae el veinte de lo que su mamá esta haciendo, ¿cuándo es ese momento?

Yelly Alarcón Reyes: Cuando ella fue secuestrada.

Fernando Morán: ¿Por qué?

Yelly Alarcón Reyes: Porque ella antes nos platicaba sobre compañeros que desaparecían, compañeros que mataban, compañeros que encarcelaban y no los sentíamos muy bien porque no eran parte de nuestra familia tal vez. Cuando a ella la secuestran sentimos el dolor en carne propia y fue cuando comprendimos que en realidad el dolor es muy grande, cuando a ella la secuestran nosotros en determinado momento sentimos que nunca mas la íbamos a volver a ver y fue una angustia muy grande, un dolor muy fuerte y fue cuando yo comprendí lo que ella hacia y comprendí su trabajo y de ahí en adelante yo seguí su ejemplo y trato de seguir su ejemplo, no digo que soy la gran luchadora pero si tengo conciencia.

Fernando Morán: Hay una parte que nosotros conocemos de su secuestro, lo que se dijo un poquito en los círculos estudiantiles, quizás en algunos libros o revistas, algún documento por ahí, pero se habla solamente sobre el secuestro. Tú que estuviste en esos momentos nos podrías platicar más bien ¿Cómo es que se logra su liberación, que es lo que ayuda a que sea tan rápido también? Porque estaba un tiempo en lo que se conoce como los inicios de la guerra sucia donde son las desapariciones de luchadores sociales, de familias enteras y afortunadamente fue algo digamos rápido, cuestión de días. ¿Qué es lo que crees que ayudo bastante? ¿Tu mama que les comentaba respecto a eso? ¿Que sentía ella dentro de esa prisión quizás no bajo rejas pero si bajo ese encierro?

Yelly Alarcón Reyes: Era de madrugada cuando llegaron (como a las 2 de la mañana a la casa) entraron y dijeron ¿Quién es Judith Reyes? Nosotros en un principio les dijimos “no aquí no hay ninguna Judith Reyes” pero como ella siempre trato de protegernos y ella escuchó y estaba en su recamara ya acostada, entonces ella salio y dijo “yo soy Judith Reyes y a la familia déjenla en paz”, entonces la agarraron, en la sala estaba su abrigo y alcanzo a agarrarlo, se lo echo encima y se la llevaron. Nosotros nos quedamos ahí sin saber que hacer en un principio, pues llorando porque llegó un momento en que nosotros pensamos que ya no la íbamos a volver a ver, fue duro y desesperante. ¿Y que hacemos? ¿Y que hacemos? Pues empezamos a buscar en su agenda nombres de haber a quien le hablamos, entonces a mi se me ocurrió hablarles a los que mas seguido iban a visitarla a la casa entre ellos estaban chicos de la universidad y del politécnico, les hablamos a ellos, se dejaron venir yo creo que como a las 7 de la mañana ya estaban en la casa y empezamos a planear que hacer. El plan fue de tener dos carros: uno para la Universidad y otro para el Politécnico, en uno se fue una tía mía a la Universidad con ellos y en el otro carro me fui yo al Politécnico. Me acuerdo muy bien que dábamos vuelta por toda la periferia, por todos los pasillos, por los corredores de fuera en donde podía pasar el carro y gritábamos por las ventanillas “¡Secuestraron a Judith Reyes! ¡Secuestraron a Judith Reyes!” Ese mismo fue el plan que se hizo con en el otro carro en la Universidad gritar haber quien se acercaba, pues como no conocíamos a los muchachos de los comités de lucha y eso, pues haber quien se acercaba y si hubo respuesta porque al menos en el carro en que yo iba has de cuenta como si el camino que íbamos recorriendo nos fue llevando a donde estaban los compañeros del comité de lucha. Entonces ellos ya empezaron a reunirse y empezar a convocar mítines para poder denunciar que ella estaba secuestrada y ellos empezaron a exigir al gobierno que se presentara viva a ella. Ellos también ayudaron avisando a las organizaciones populares como obreros, campesinos y los contactos que ellos tenían, yo no podría decirte quienes fueron porque yo no estaba metida en ese entonces, pero ellos se encargaron de hacer eso. Yo pienso que esas movilizaciones ayudaron mucho porque a las 24 horas o sea al día siguiente del secuestro ya era manifestaciones muy grandes con mucha gente y como acababa de pasar lo del 68 porque ella fue secuestrada en el primer semestre del 69. Entonces yo pienso que si ayudó porque si se concentro mucha gente y pienso que al gobierno le dio miedo o no se pero el caso es que a las 72 horas mi madre aparece drogada, tirada en el Bosque de Chapultepec y llegó en un taxi a la casa. Mientras ella descansaba fueron llegando a la casa algunos compañeros de los mas allegados con ella mas amigos y después de que ella descansara un poco con algunos compañeros se hizo una especie de mesa redonda, se lleno la sala (en la sala teníamos el comedor porque era una casa muy pequeña) entonces ahí todo estaba lleno y yo me acuerdo que ellos platicaban y le preguntaban a ella que como había estado. Ella dice que la tenían colgada de los pies y la golpeaban y en ratos la soltaban, la dejaban descansar unas dos, tres horas y luego la volvían a colgar otras tres horas y así. Y cuando la soltaban decía ella que se hacia pipi y se hacia popo en la puerta para que se mancharan los que la tenían allí. Ella escuchaba caballos entonces ella cree que la tenían en guardias presidenciales que están en Tlalpan y Viaducto. Bueno los análisis que ellos hicieron fue que el gobierno tuvo miedo de que se fuera a hacer otra manifestación grande como el 68 o no tan grande así pero si con mucha presencia porque en ese momento la soltaron y a ella le quedo grabado que la vida le fue salvada gracias a los estudiantes. Cuando la soltaron a ella le dijeron que tenia 72 horas para abandonar el país, entonces muchos compañeros le dieron dinero, ella en ese tiempo arreglo el pasaporte y es cuando se fue a Italia. En Italia fue donde nació la Crónica del Movimiento Estudiantil que hasta la fecha se considera como la obra máxima, la obra cumbre de mi madre y hasta la fecha este disco, que dice ella “no pude relatar en una canción todo lo que fue el 68”, tuvo que hacer 10 canciones para poder relatar lo que fue el 68 y eso de que la gente lo considere como la obra cumbre quiere decir que mi mama allí en ese disco esta dando gracias a los estudiantes por haberle salvado la vida porque nadie puede negar que ese disco es lo mas hermoso que ella a escrito (todas sus canciones son bonitas) pero ese en especial, el significado que tiene. Yo se que los estudiantes no lo ven así, pero yo si se los digo ahora que ese disco fue hecho con amor, con gratitud porque ella siempre reconoció que la vida se la debe ellos, ellos le salvaron la vida, porque ellos se movilizaron y ellos se organizaron y por eso ella siguió cantando hasta el 88.

Fernando Morán: Entonces del 69 al 74 son casi 5 años de su retorno a México y años de separación de la familia. Están juntos siempre, pero comienza la separación de la familia, aunque hubiera comunicación de alguna otra forma.  Pero no es lo mismo, porque hay que pasar una navidad, hay que pasar un cumpleaños, etc. ¿Que hace Yelly en esos momentos? porque Judith Reyes tenia su fortaleza, con ese secuestro, con esas amenazas en lugar de decir “bueno voy a dejar mi trabajo, voy a claudicar”, al contrario la hacen mas fuerte, con mucho mas razón sostiene sus principios para continuar con su canto que no había grabado, es cuando comienza a grabar sus canciones revolucionarias.

Yelly Alarcón Reyes: No, no las había grabado y cuando ella se va es cuando yo a empiezo a cantar. Yo empiezo a cantar canciones de ella en el Politécnico y de allí después me empezaron hacer invitaciones para  la Universidad. Recuerdo muy bien que éramos tres los que dábamos mucha actividad cultural con nuestro canto: Gabino Palomares, Amparo Ochoa y yo. Éramos los  tres que siempre  estábamos presentándonos  a veces solos, a veces juntos Gabino y yo, Amparo y yo, o los tres, pero allí empecé. Luego de estar de solista, me integre con el grupo Mascarones y me fui a vivir con ellos. Bueno como ella no estaba en la casa, no había quien me pusiera rienda “de que no te vayas”, estaba sola  y entonces me fue a vivir a la comuna Mascarones. Y allí fue donde yo conocí a los muchachos del Teatro Campesino que andaban haciendo presentaciones en México. Allí conocí a Luis Valdez y a todos los muchachos del Teatro Campesino. Y nos identificamos muy bien desde que llegaron y de repente que les digo “que tal si me voy con ustedes” y ellos me responden “que tal que te vienes con nosotros” y yo “pues órale”. Y es cuando me fui a California un año sin rienda de mi madre. Yo no tenia mucha experiencia, estaba muy inexperta, estaba yo empezando y no se a mi me hubiera gustado haber tenido mas conciencia, mas experiencia, mas solides, mas madures para poder entregarme mas al trabajo que hacia Luis Valdez. Yo siento que mi paso con ellos fue más que nada de aprendizaje, yo aprendí de ellos, yo no pude aportar de mi nada más que cantar. Ellos me decían “vas a cantar aquí” yo respondía “bueno me pongo a cantar”. Ahora que veo las cosas a distancia veo que había muchas mas cosas que hacer pero no las hice porque no tenia esa experiencia. Luego de regreso a México me dedique a bailar un poco y dure cuatro años en danza folklórica y también seguí cantando, me fui a San Luis Potosí y allí empecé  a crecer y a seguir como Yelly.

Fernando Morán: Hacemos una pausa para volver a la vida que tuviste con el Teatro Campesino. Hay un cambio de vida primero porque estabas acostumbrada a una vida en el norte, cerca de la frontera y escuchabas de la gente que emigraba. Era un poco de eso, después te trasladas a la Ciudad de México con tu mama. Se oye hablar del norte así como algo lejano, pero  cuando llegas a California entonces también ves otro mundo.

Yelly Alarcón Reyes: Si, un mundo nuevo totalmente, conocí allí a Cesar Chávez, del idioma olvídate fui un fracaso. Luis Valdez me decía que tenía que aprender ingles, “porque cuando hacemos las reuniones tienes que saber de que estamos hablando”. A mi no me gustaba el ingles, mi mama siempre decía “el imperialismo guacala, el ingles el idioma de los gringos porque ellos no aprenden español cuando vienen a México, ah pero nosotros si tenemos que aprender ingles cuando vamos allá”. Entonces todas esas cosas ya las tenia aquí metidas y hasta la fecha no se hablar ingles, yo tengo el rechazo del idioma. Pero en ese momento cuando estuve con ellos, si era necesario que hubiera puesto algo de mi parte para poder aprender, a la mejor me hubiera integrado más al trabajo, por ejemplo en el teatro.  En el teatro nunca participe como actriz, nada más como cantante, cantando las canciones de mi mama. Yo pienso que me cerré, como iba poder dar más de mi, aunque Luis Valdez pudiera ayudarme a crecer, me estaba cerrando, ahora lo comprendo, ahora lo entiendo.

Fernando Morán: Bueno pero también querías aportar al Teatro Campesino, sentías que no aportabas, que eras aprendiz en ese tiempo, los del Teatro Campesino conocían la obra de Judith Reyes, pero ¿no sentías que al estar cantando las canciones de Judith Reyes estabas aportando de alguna forma? Y también te identificabas si no exactamente con el Teatro Campesino en cuanto al trabajo por el idioma, después de una función, tú sabes que las funciones eran para los inmigrantes, para la raza como decimos aquí y acabando una función a platicar con los paisanos. Como que ¿tenias esa ventaja no? Y más que en es tiempo la migración campesina, era la mayor fuente. Pues estabas en el norte, venias del norte y te sentías identificada con ellos: con tus paisanos. ¿Como ves eso?

Yelly Alarcón Reyes: ¡Hijole! fíjate que si, pero no tenia esa conciencia tan clara. Si estaba aportando, incluso yo aquí aprendí que existía un Cesar Chávez, en ese momento Cesar Chávez estaba en una gran lucha. Yo me acuerdo que aprendí las canciones: “Viva el campo y el field” y “Viva la causa en la historia”,  aquí lo aprendí con ellos por eso te digo que para mí fue un aprendizaje muy grande. Yo aprendí que existía un movimiento chicano, que había chicanos que estaban también luchando a brazo partido por la cultura mexicana y hasta la fecha esta un pilar tan grande como es Luis Valdez. Antes de conocer a Luis Valdez no sabia que existían chicanos, antes de conocer al Teatro Campesino no sabia que había movimiento campesino en Estados Unidos o a lo mejor lo había oído pero no tenia la conciencia de la grandeza y del trato que recibía la gente que trabajaba  en el campo, aquí lo vine a aprender. Por cierto, me acuerdo que me llevaron no se si a San Francisco a hacer un película en ese tiempo había un problema muy grande en Salinas con los campesinos. Entonces hicieron una película y yo cante en esa película todas las canciones a Cesar Chávez .Yo nunca vi la película, no se si se termino,  no supe que ya mas que  paso con la película yo me regrese a México.

Fernando Morán: Pero es una gran experiencia.

Yelly Alarcón Reyes: Tremenda, inolvidable. Ahora lo veo con mas conciencia y de veras que yo estoy muy agradecida con ellos, ojala que tenga la oportunidad de poder decirles  que mi estancia aunque fue corta, fue una enseñaza muy grande que marco también mi vida porque yo a través de ellos a aprendí entender la causa de los chicanos, de los MECHA (Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlan). Con el movimiento estudiantil chicano también estuve  en contacto, me toco estar en mítines, una vez estábamos en un mitin y de repente alguien me agarro de la mano y me saco corriendo porque ya iba a venir la policía y como estaba de indocumentada, “a esta la van a agarrar y a deportar”. No supe quien fue, nomás sentí que una mano me agarro y a correr.

Fernando Morán: ¿Alguna vez platicaste con tu mama de esta experiencia?

Yelly Alarcón Reyes: De mi estancia acá, fíjate que no.

Fernando Morán: ¿Ni de tu parte salio, ni de ella de preguntarte?

Yelly Alarcón Reyes: Cuando yo estuve acá ella estaba en el exilio. Ella se entero de que yo andaba en esto, no se lo imaginaba y cuando regresa del exilio, oh sorpresa “mi hija anda metida en esto, como es posible”, ella no quería por que decía: “para una mitotera conmigo basta, para sustos conmigo nada mas”. Ella no quería exponerme al peligro, a todo lo que ella había pasado, no quería y yo después de que regrese de California me fui con los de Tierra y Libertad a San Luis Potosí, estuve unos meses por allá y pues mi mama se entero y allá fue y me trajo. Ella me decía “vámonos” y yo no me atrevía a decirle “no mami yo no quiero ir”, su carácter era fuerte. Pero me le escape otra vez,   cada rato me la escapaba

Fernando Morán: La diferencia del canto de Yelly Alarcón Reyes y el de Judith Reyes, es que cuando Judith Reyes comienza ya su nueva vida, ella canta lo que ella compone, porque no había muchos compositores mexicanos de esa canción rebelde. Ella se ve en la necesidad de cantar sus propias canciones. Pero Yelly, bueno es la otra cara de la moneda y le gusta la música latinoamericana. ¿Como cuentas tus primeros pasos compartidos con Gabino Palomares, con Amparo Ochoa?, ¿cuando es que comienzas tu a descubrir a los cantantes sudamericanos? hablamos de Víctor Jara, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui,  Daniel Viglietti ¿cuando es que dice Yelly esta música también me atrae, tiene algo que me atrae y yo también quiero cantar e interpretar esta música?

Yelly Alarcón Reyes: Fue cuando yo acompañaba a mi mama a los eventos. Empecé a cantar canción de ella y me acuerdo que había canciones que ella canta con mucha marcialidad con esa voz gruesa que ella tenia, que si manifestaba cuando se requería coraje.  Y yo me ponía a cantar en la casa, cuando ella estaba componiendo o ensayando, y ella me decía “calla tu pito”, porque mi voz es muy diferente a la de ella, entonces  mi mama empezó a hacer  canciones para mi voz. Me decía a ver canta esta, yo no sabia lo que estaba haciendo, porque estaba probando como se oía la canción y empezó a hacer canciones para mi voz como son: “Canción para un niño de Vietnam” y “Lamento Latino”. Por que eran para que yo las interpretara. Porque ella vio que no podía y yo estaba terca en el camino y ya no podía dar marcha atrás, entonces me decía “vas a cantar mis canciones, pero vas a cantar estas canciones”. Y yo me di cuenta cuando escuche a Margarita Bauche que cantaba “Gracias a la vida” y siento que cuando canto esas canciones mi voz se adapta a la canción y siento la canción hecha para mi, no me hace sufrir, la canto livianita; en cambio la canción de mi mama hay que meterle un impulso, una fuerza y una bravura que no tengo pero que trato de hacerlo porque así se requiere. Entonces por eso yo tuve que partir mis presentaciones: en algunos eventos canto canción folklórica y en otras canción mexicana, porque me apasiona la canción vieja. Yo también soy admiradora de la canción mexicana,  tenía que ser otra Reyes., otra bravura pero en otro sentido. Imagínate las canciones de mi mama en la voz de  Lucha Reyes, hubiera sido una intérprete a la medida. Empecé a cantar canción indígena porque empecé a conocer la canción indígena en la voz de Tehua. Me enamore de las canciones que Tehua canta, las canciones indígenas “La Josefinita”, etc. Empecé a estudiar la canción indígena y no te digo que canto mucho porque esta muy difícil, como no conozco el dialecto es difícil. Entonces canto canción folklórica, canción mexicana, canción indígena y la canción política porque yo así la llamo.

Fernando Morán: Bueno, pasan los años y viene la muerte. Porque pierdes a tu ser más querido, pero también te das cuenta por la cantidad de compañeros que llegan al sepelio, que ya no nomás es tu mama sino también de los artistas, todos los cantores populares la ven como una madre. A partir de ahí  ¿Cómo son esos momentos para Yelly?

Yelly Alarcón Reyes: Para mí fue un dolor tan grande porque ya estaba viviendo en Ciudad Juárez y cuando me avisan de su muerte me fui para allá y creo que de los tres hermanos fui la que estaba más abatida. Inclusive me tuvieron que sacar de donde la estaban velando, yo no quería aceptar la realidad pensaba que estaba dormida. En ese momento sentí que estaba sola con mi dolor.

Fernando Morán: Pasa un tiempo después de su muerte y de repente Yelly dice “no quiero que se quede en el olvido su obra” que es algo que te mantiene y te da fuerzas para seguir peleando. ¿Cuándo es ese momento?

Yelly Alarcón Reyes: Tardé para asimilar la muerte de mi mama tres años, durante ese tiempo yo no podía cantar, ni la podía escuchar porque lloraba. Después de los tres años ya empecé a poderla escucharla y a cantar sin llorar. Fue cuando comencé a hacer homenajes y de ahí para acá creo que si acaso uno o dos se me han pasado pero año con año se han hecho. Este año toco en California. Ahora me preocupa que ya no pueda cantar tan fácilmente y ¿Qué voy hacer para que no se olvide mi madre? Entonces yo estoy haciendo mucho esfuerzo para que la sigan escuchando y aceptando. Me preocupa lo que voy hacer para cuando yo ya no este, pero que ella no muera. La persona realmente muere cuando ya nadie la recuerda, esa es la muerte final. Mi madre todavía esta viva porque todavía la escuchamos y porque todavía hay gente que quiere escucharla, eso la mantiene viva. Pero el día en que nadie quiera escuchar una canción de ella, el día que ya nadie sepa quien es Judith Reyes, entonces ese día es el final. Y yo no quiero que ese final llegue.

California, Diciembre del 2010
(Publicada en la revista Nueva Cultura números 6 y 7 marzo y mayo de 2011)

sábado, 22 de marzo de 2014

JUDITH REYES







JUDITH LA INCOMODA

JUDITH LA INCOMODA
Alberto Hijar

El problema con Judith Reyes es que irrita a la intelectualidad de abajo y a la izquierda mientras la derecha estatólatra la ignora. No saben que hacer frente a una trabajadora de la cultura que renunció a las glorias de la industria del espectáculo y optó por el periodismo, el canto urgente y el apoyo solidario peligroso para denunciar injusticias lo mismo en un lugar que en otro. Construyó la figura Judith Reyes a base de rupturas, tanto con la pareja inicial del Dueto Alarcón, como con la XEW y sus secuelas. “Parrandero de parranda larga larga la parranda que me traigo yo” cantó Jorge Negrete y hasta en una película francesa se usó la canción de La Tamaulipeca. Cuando muere Negrete en 1953, Judith ya andaba por Chihuahua para meterse en la toma de tierras, la defensa de los bosques, las fregaderas de las minas. El periódico Acción es un recurso necesario y en el estuvieron los Montemayor, padre e hijo, Arturo Gamiz el dirigente del Ejercito Popular Mexicano masacrado en 1965, dos ingenieros, un presbítero, en fin, la crema y nata del lado del pueblo en lucha. Pero éste no estaba ahí al alcance de la mano sino que había que construirlo como afirmara años después Lucio Cabañas: “ser pueblo, hacer pueblo, estar con el pueblo”. De aquí en panfleto como narración urgente, directa y sencilla, “la forma sin adornos” que Engels recomendara en 1888 para el realismo sin cumplirle a la necesidad de no evidenciar la posición política para obligar a la reflexión crítica. Canto urgente, llamaron en Chile al acompañamiento musical de la Unidad Popular trascendida como pueblo unido y la utopía del venceremos. Desde los sesenta, el periodismo alimentó revistas y periódicos progresistas y contribuyó al aura de la mujer de campo en acción.

La acción superó los limites de la reproducción y valoración mercantiles, la de quienes cantan protestas con la intención de demostrarlas en el Auditorio Nacional y ganar premios por la venta de discos celebrado en las radios y televisoras de los explotadores. Judith cantó y reporteo tomas de tierras, represiones, huelgas y movilizaciones por la justicia, frecuentó la solidaridad con las organizaciones armadas y cultivó relaciones con organizaciones político-militares de Colombia, Venezuela, México, Palestina, Guatemala gracias a una disciplina distinta a las celebraciones bohemias y las convivencias de la degeneración libertaria.

Judith es la cantora otra y de ahí el respeto de todas y todos a su vida de persecuciones, cárceles, servicios revolucionarios jamás regateados, exilios, presentaciones por si mismas denunciantes por su tiempo y forma, todo lo cual la hizo vivir cercada por el oportunismo y el temor de ofender a los funcionarios del Estado. Todas y todos la respetaban, la Liga Independiente de Músicos y Artistas Revolucionarios de los 80 proclamaba su autenticidad pero los quedabien con la industria del espectáculo preferían alejarse de ella. Cuando la colección francesa Cantos del Mundo le grabó un disco, el único dedicado a México, cuando llegaron las noticias de sus exitosos conciertos con ilustres compañeros en Alemania e Italia, respondió en silencio y el amor agradecido a los revolucionarios.

Las militancias de Judith aun son ostentadas como prueba de inconsecuencia política: no podía defenderse a pueblos en lucha con la Unión General de Obreros y Campesinos de México fundada por Lombardo Toledano o viviendo en el Campamento 2 de octubre. Judith estuvo con el comunismo tosco para transformarlo en pueblo en lucha desde dentro y afrontando todos los riesgos, lo mismo el incendio de las casas del Campamento, que los oportunismos de su dirigente Pancho de la Cruz que los limites de la UGOCM negociando con el Estado. Judith estuvo todo el tiempo en esta lucha de tendencias sin someterse al Estado porque sus reportajes, sus presentaciones con el corrido del día y la hora, su discurso irónico y crítico, no eran gratos para los dirigentes que lo toleraban sin aceptarlo. Cosas de la sensatez logrera.

Por tanto, limitar el respeto a Judith Reyes por consideraciones éticas individualistas, significa ponerla a la altura de cualquier stars system de las que suele acentuarse su “compromiso consigo mismas” (sic). La clave de la figura histórica de Judith esta en el título La otra cara de la Patria. Cara oculta e ignorada urgida de panfletos denunciantes más que de melcocha romanticona y victimísta, en esta hora en que “los restos de Don Porfirio” están vivitos y coleando.

JOVEN ¿ME AFINA MI GUITARRA?

JOVEN  ¿ME AFINA MI GUITARRA?
Fernando Morán

Nosotros apenas comenzábamos en la vida artística, éramos unos jovencitos (teen agers les dicen por acá) y quién se iba a imaginar que en una de las presentaciones nos encontráramos con una de las grandes figuras de la canción rebelde. Sabíamos de ella por sus canciones, sus corridos, sus crónicas, pero nada más teníamos la imagen, el mito de eso que no estaba escrito pero se contaba en los círculos de las luchas populares adonde acudíamos a cantar buscando con eso mostrar algunas enseñanzas cuando en realidad nosotros éramos quién aprendíamos de ellas. En esa ocasión en las escalinatas del foro buscábamos alguno de los organizadores del evento para preguntar sobre nuestro turno y tiempo de participación nada más porque en esa época nada de equipos de sonidos, monitores y demás (backstage o stage plot así se le conoce ahora en el medio), la cosa es que uno de los grupos recién había terminado su participación y uno de los organizadores se estaba aventando un rollote (así como yo me lo estoy aventando en estos momentos) cuando escucho que una voz me habla, volteo entonces y me quedo atónito (pendejo se le dice aquí y en todas partes), si era ella, ni nada más ni nada menos que la leyenda, tenía frente a mi a Judith Reyes, como todavía no se me quitaba lo aturdido (lo gúey como se dice y que todavía no se me quita) sin poder decir una palabra, ni siquiera un saludo de buenos días tartamudeando pensaba yo decirle “disculpe yo no soy de los que está a cargo de este foro”, cuando me dice: “joven me afina mi guitarra” entonces me mire a mi mismo y pensé que se dirigía a mi porque me vio con una camisa como esta (no esta es de lujo, aquellas eran mas corrientotas porque así eran nuestros primeros uniformes combinados con un pantalón de mezclilla que era para lo único que nos alcanzaba) y como en ese tiempo no existían los afinadores digitales (tunners se les dice) pues yo me metía mas por los nervios las manos a las bolsas del pantalón en ves de buscar mi silbatito que a veces cargábamos dizque para apantallar a los otros grupos, cuando me repite las mismas palabras pero dándome su guitarra…
Ya después hubo otros encuentros como sucedió en una huelga de obreros a los que acudimos a solidarizarnos y entonces veíamos como después de su participación ella se acercaba a platicar con las mujeres de los trabajadores y les ofrecía a cambio de una cooperación un cancionero que había editado, esta vez la fui a saludar, apenado otra vez ya que durante nuestra participación uno de nuestros compañeros al final tomo el micrófono y sin habernos consultado previamente criticó a los artistas que vienen a vender su mercancía en lugar de apoyar, entonces después del saludo y sin necesidad de las disculpas ella me dijo “yo aquí les vengo a ofrecer algo que hable de la realidad en vez de que malgasten los pocos centavitos en ‘Lagrimas y Risas’, fotonovelas y demás cuentos de fantasías y falsedades”
En otra ocasión con gran sorpresa y alegría acudimos a su casa ubicada en unos terrenos en el oriente de la ciudad de México que fueron tomados por los colonos (cantegriles les dicen en Uruguay, poblaciones les dicen en Chile) y que tras grandes enfrentamientos con la policía, sufriendo de las más grandes represiones, encarcelamientos e incendios lograron construir el Campamento 2 de Octubre. Y nuestra emoción se debía a que habíamos sido invitados a compartir en una gira por el estado de Guerrero para presentarnos en la defensa del proyecto Universidad Pueblo que impulsaba la Universidad Autónoma de Guerrero. Y la emoción no solo era nuestra sino que era de ella también, pero no porque le hiciéramos compañía sino porque aprovecharía para encontrarse con su hija que residía y trabajaba por esos rumbos con esa institución tan combativa y ejemplar por esos años. Si se iba a reencontrar con su hija Magali, la misma que hoy esta aquí presente, lamentablemente en aquella ocasión no nos la presentó, no sabemos si fue motivada por una madre protectora que la quería alejar de unos greñudos y trasnochadores que se pasaron la noche previa al concierto en los jardines y alberca del hotel cantando y bebiendo como bohemios. Y en esa vez me comisionaron a mí para que fuese el edecán que bajase de la camioneta y se dirigiese a su casa para ayudarle con sus cosas. Entonces después de recibirme y de pedir que esperara sentado en el sillón por unos momentos, yo recorrí de reojo las paredes y esta vez ya sin pena sino más bien sarcástico le comente que estaba edificando una muy bonita casa, a lo que ella rápidamente me respondió “para eso luchamos, para vivir dignamente, para que salgamos de las pocilgas” y valga la pena decirles que su casa era tan sencilla y tan igual a las demás que los colonos iban edificando, cambiando poco a poco los techos de cartón, las paredes de láminas y a base de los tequios y el apoyo mutuo iban cimentando primero con adobe y piedras para posteriormente colocar ladrillos y cemento. Hace unos meses en una visita que le hicimos a los compañeros del Grupo Tribu allá en la capital mexicana y que viven cerca de esos rumbos y que en esos años apoyaron activamente a los colonos, realizando incluso ahí mismo en el Campamento 2 de Octubre de Iztacalco el Segundo Encuentro de la Canción Política en el año de 1979, David uno de ellos quién amablemente ahora me transportaba me dijo al pasar por unas calles muy cerca de torres de alta tensión “recuerdas estos rumbos” “pues no, la verdad no” le contesté, “pues acabamos de pasar en medio del Campamento 2 de Octubre” me respondio, en donde ahora si se ven casas más decentes de dos o tres pisos…
Bueno no me quiero pasar toda la noche hablando, así es que finalmente recuerdo que las últimas veces que la vi fue en la compañía disquera en donde estaba trabajando, lamento que no se haya podido reeditar su obra y de que ella grabase más canciones de las tantas que quedaron pendientes. Y desde ese primer encuentro siempre me quede con la duda del porque se acerco hacía mi pidiendo que le afinara la guitarra, no hubo oportunidad para preguntárselo, hasta que hace unos años después otro gran cantor León Chávez Teixeiro (al que conocemos todos) me dijo lo mismo “me afinas mi guitarra” entonces llegó para mi esa respuesta y fue un día el tiempo quién me la respondió: “es por la sencillez porque así es como se relacionan los verdaderos artistas con su pueblo y no con la altivez que se les ve muy a menudo a otros”. Yo me vine para acá por cosas del destino y a los dos meses después, un 27 de diciembre de 1988, hace ya 22 años recibí la noticia de que ella partió por otros rumbos, a veces se le escucha por Italia, otras en Francia, otras en Sudamérica, esta noche se asomo por estas tierras de California en este evento que compartimos con todos ustedes y que tenemos la fortuna de contar con la presencia de su hija Magali Alarcón Reyes. Finalmente nos cuentan que Judith Reyes regresará un día a México para cantar junto a su pueblo el día de la liberación y entre verso y verso escucharemos con alegría su “huya la patrulla”.
Gracias

Palabras durante los homenajes a Judith Reyes efectuados en la ciudad de Oxnard 
y Hollister, California el 13 y 15 de Diciembre del 2010

EL EJEMPLO DE JUDITH REYES

EL EJEMPLO DE JUDITH REYES
Enrique González Ruiz

¡Qué mujer más valiente! Cuando la conocí, me impactó su temperamento. No es fácil encontrar mujeres con el temple para decir, a voz en cuello, lo que piensan de la injusticia reinante en nuestro país; y menos para resistir las presiones provenientes del poder. Su potente voz cimbraba las conciencias. Nadie que la escuchara podía sustraerse al efecto que producían sus denuncias y sus señalamientos.

Judith fue constructora de auroras y amaneceres. Porque su mensaje fue siempre a aliento y de invitación a la lucha. Aún en medio de dificultades, proponía siempre la participación y no la resignación.

No tuvo duda de su compromiso con las víctimas de la violación a los Derechos Humanos. De ese lado se colocó voluntariamente, enfrentando con entereza las consecuencias. Por ello fue querida y reconocida por aquellos que tenemos fe en la humanidad y en su potencialidad creadora.

Despreció Judith Reyes la simulación, pues en su bregar cotidiano mantuvo la congruencia. Su pensamiento y su acción caminaron por el mismo sendero. Y ya se sabe que esta cualidad no abunda en nuestros días, en que los valores más preciados se pervierten en aras de la política o de la comodidad material y económica.

Su talento le permitió sembrar y cultivar. Son históricas sus composiciones, de modo tal que sirven de inspiración a las generaciones presentes. Por eso, aunque se haya ausentado, nos dejó un legado de dignidad.

Fue una cantora del pueblo, que renunció a la fama y al lujo que proporciona servir al poder. Su existencia es ejemplo aprecio por aquellos que trasciende, que deja huella, que cala hondo.

Como artista y como ser humano, Judith Reyes contribuyó a que muchas y muchos fortaleciéramos nuestra vocación de servicio a las causas justas de la humanidad.
Por eso la recuerdo con respeto, con admiración y con cariño.

Querida Judith: donde quiera que te encuentres, recibe mi abrazo agradecido y fraterno. Estás ya entre las mujeres que la historia patria considera excepcionales.

Tu amigo y compañero de lucha: Enrique González Ruiz.
14 de octubre del 2010.

JUDITH REYES. EL SUJETO, LA OBRA Y EL TIEMPO

JUDITH REYES. EL SUJETO, LA OBRA Y EL TIEMPO
Liliana García Sánchez

I.
En el año 2006, me propuse escribir un libro, una historia de vida y aunque no había decidido sobre quién, sabía que quería que se tratara de una mujer importante y desconocida, pues se suele pensar que solamente los personajes rescatados por la Historia con mayúsculas, son dignos de desfilar en los caminos de la historia.
Fueron Paco Barrios y León Chávez, quienes entre charlas amistosas me hablaron de Reyes, me hicieron escuchar su voz y conocer su historia; este proceso se fue ampliando a la par que se me abrían las memorias de su hija Magali, de músicos como Elia Crotte, Ismael Colmenares, Enrique Ballesté, Manuel Rodríguez, Enrique Cisneros “El llanero solitito”.
Al irme adentrando en su extraordinaria vida, supe que escribir sobre ésta implicaba una empresa de enormes dimensiones. De manera que en mi proyectado libro me propuse simplemente contar lo que yo sabía, lo que sabían y recordaban algunos de los que la conocieron, así como lo que ella misma dejó por herencia: Sus canciones y sus libros. Fue entonces que gracias al maestro “Mastuerzo” llegó hasta mis manos una fotocopia del libro “La otra cara de la patria”, libro autobiográfico escrito en el exilio, firmado en la ciudad de Reggio Emilia, Italia, en el que Judith narra su difícil caminar de desde la infancia hasta el año 1970… “Hice este escrito, que los mexicanos conocerán, si no hoy, mañana… la marcha de la historia es implacable”.

Tan sólo con “La otra cara de la patria” se me presentó el primer reto ante el cual se enfrenta todo investigador al momento de sopesar la importancia de sus fuentes. Debo confesar que la densa complejidad de algunas fuentes para elaborar el libro, sólo ha sido comprendida por mi con el paso del tiempo. Y es que el trabajo con la memoria y el testimonio, tiene la magia y la dificultad unidas, de enfrentar una serie de “hechos” y sucesos concretos en la dimensión de lo recordado. La historia oral nos enseña que no es lo mismo trabajar con el hecho en sí, que con el hecho recordado. Al recordar Judith Reyes sus propias vivencias, reconstruye la imagen de una época, de una sociedad, de una determinada izquierda y de sí misma, desde sus ojos presentes. El testimonio tiene además la riqueza de la reflexión del sujeto, que se cuestiona constantemente sus actos y decisiones, se pregunta por qué hizo o no tal o cual cosa, se conmueve, se rebela, se conduele, aunque los hechos estén separados ya por años de distancia. Obtenemos así una suerte de triple espejo temporal: El que recuerda Judith, el del momento desde el cual ella habla (el exilio), y el momento desde el cual yo interpreto su testimonio. Así, “La otra cara de la patria” se configura ante mí como una fuente de múltiples voces, aristas y silencios, sólo visibles a la vuelta de algunos años de haberlo leído y trabajado. En primer lugar, tenemos que la autora expone en el libro 46 años de su vida (1924-1970), a través de los cuales encontramos los hechos y vivencias que llevaron a la artista por los caminos del canto vernácula y el mensaje político. Aunque Judith sabe que su libro podía tardar años y penas para ser publicado en México (no fue tanto, pues se publica en 1974), ella se cuida prudentemente de señalar nombres, domicilios, agrupaciones y acontecimientos relativos a los múltiples movimientos sociales que ella acompaña y testimonia. De modo que lo que en 2006 encontré como “silencios”, “lagunas” o “vacíos” en el libro de la cantautora, hoy en 2014, los considero igual de elocuentes que lo que ella efectivamente describe y nombra; lo que un sujeto de izquierdas calla, suele describir conflictos, modos de protección y formas de resistencia ante un Estado vigilante y represor. Así entonces, lo que Judith calla en su libro, a la vuelta de los años constituye vetas inexploradas de investigación, y lo que en 1970 tuvo que ser callado con fines de seguridad y protección colectiva, 44 años después habla de inminentes espacios de estudio que aún esperan por la mirada atenta de los investigadores y de quienes trabajamos el tema de la izquierda musical mexicana de esos años.

II.
La reflexión a 8 años de haber publicado este libro no puede ser más satisfactoria. Hemos presentado ya la tercera edición, con algunas correcciones y fotografías, nuevamente con Red-Ez, editorial entusiasta y solidaria; el libro se ha presentado en espacios de la ciudad, como el Foro Coyoacanense “Hugo Argüelles”, el centro cultural “Futurama”, el Museo de Culturas Populares, la galería autónoma de la FFyL de la UNAM, la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de septiembre (UVyD-19), y en diversas ferias literarias en el DF, así como en los estados de Hidalgo, Querétaro y Morelos.  Gracias a manos solidarias y viajeras, el libro ha llegado a espacios como Chiapas, Oaxaca, Puebla, Chihuahua, Guerrero, Jalisco y Michoacán.
A lo largo de estos 8 años de promover y difundir el libro “Judith Reyes, una mujer de canto revolucionario, 1924-1988”, la figura de esta cantautora sigue creciendo y guardándonos sorpresas. En estos breves años, muchas personas se han acercado a mí con un recuerdo o una anécdota a cerca de Judith, músicos que la conocieron, que escucharon su música, muchos que en los 70 eran jóvenes en búsqueda de identidad y respuestas, a quienes ella les cambió la vida para siempre. La biografía de Judith Reyes sigue creciendo, se le siguen incorporando nuevas memorias de otros cantores que me siguen compartiendo su memoria hasta la fecha, como Gabino Palomares,  Roberto González, Eblen Macari, Arturo Cipriano, Rafael Catana y Fernando Morán, así como algunos miembros del grupo de teatro político “Mascarones”.
Algo que encuentro oportuno mencionar, es que a la par que una biografía crece y se nutre de nuevos elementos, crece también una biografía más amplia, más compleja, la biografía de la canción de protesta mexicana. A través de la vida de Judith y de los múltiples caminos por donde ésta puede llevarnos, podemos comprender de manera bastante clara qué cambia, qué permanece y por qué, en el mundo de la canción social a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Y esto es algo que quizá ella misma difícilmente imaginó. Siendo una mujer de convicciones firmes y de una fuerte suspicacia hacia los cambios políticos en su sociedad, estaba convencida de estar aportando su “granito de arena”, a la construcción de un México más justo y en donde las verdades desagradables no se quedaran bajo el maquillaje del progreso y la modernidad. Pero quizá su sencillez y su falta de pretensiones personalistas, no le permitieron prever que con el paso del tiempo, su nombre y su obra adquirirían las dimensiones que hoy tienen, a causa de ese elemento que siempre apreció como su prioridad: la construcción de ese sujeto popular revolucionario que con razón y paciencia reiterada explica el maestro Alberto Híjar Serrano. Construcción en la que no caben famas ni esa “popularidad” concedida por industrias y medios, pero sí la concedida por los sujetos, esas “masas” que Tony Negri prefiere llamar multitud en su potencialidad de movilización y de igualdad en la diferencia, y en contraposición con la connotación que el capital quiere dar a los públicos y a lo popular.
La suma de las grandes biografías de luchadores sociales desconocidos, puede dar cuenta de un México que de otra forma no podríamos imaginar. E aquí uno de los grandes aciertos de la historia social, la de buscar los hombres y las mujeres que construyen desde abajo una sociedad, las micro historias de los sujetos anónimos que pasaron por la huelga, por la guerrilla, por la tortura, por las jornadas obreras y sindicales, pero sin cuyo esfuerzo no se hubieran podido encumbrar los nombres de otros, en lo cultural, en lo político y en lo artístico.

III.
Tras los años de exilio, y sin haber dejado de mantener contacto con los movimientos mexicanos, Judith regresa a la ciudad de México y se reintegra al trabajo solidario con el movimiento de colonos del Campamento 2 de Octubre, en Iztacalco, asimismo, intenta establecer o renovar vínculos con sectores de la izquierda musical como CLETA (Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística), y LIMAR (Liga Independiente de Artistas Revolucionarios). Dentro de este nuevo panorama cultural en donde se discute el tema de la “Nueva canción” latinoamericana, el folclor y el cada vez más recurrente rock… Con los cambios que Judith encuentra en México, reflexiona sobre la idea, muy en boga en los 70, de la vinculación con “las masas”.
Un ejemplo que quiero incluir, es un fragmento de una entrevista que hiciera Daniel Viglietti a Judith Reyes en septiembre de 1974, en la casa de Rubén Ortiz (del grupo los Folkloristas) en el Distrito Federal. La transmisión de esta entrevista, en el conocido programa de Viglietti, “El Tímpano”, para Radio El Espectador de Uruguay, se dio el 8 de diciembre de 2012 y puede escucharse en la red.
Daniel y Judith se habían conocido en la Casa del Lago, en el primer viaje del cantautor uruguayo a México, en ese 1974. Él venía de cantar contra Pinochet en el Lincoln Center de Nueva York y Beatriz Allende lo había invitado a participar en la campaña mexicana. En aquella reunión en la casa de Ortiz, Daniel aprovechó para dialogar con Judith, la “cantora militante de México”, cuya canción él define como “didáctica, simple, primitiva, directa… é ahí su fuerza”. A continuación transcribo algunas ideas que esa tarde ella externó y las dejo para la reflexión:

“… en una ocasión alguien me decía ‘Pobre de Judith Reyes, pues hace el esfuerzo por hacer su canción, lo malo de ella es que no tiene vinculación con las masas, por eso nadie la conoce’. (…) varios compañeros creen que porque cantan en un auditorio con 10  mil o 100 mil gentes, están vinculados con las masas, esto no es tener vinculación con las masas, esto es hacer el show, (…)  la vinculación con las masas, considero que es cuando tú participas con ellos en sus luchas. De otra manera solamente somos el que está actuando…”

Yo he tenido algunas discusiones porque en una ocasión, salta alguien del público y me dice ‘Judith, ¿me permites que cante una canción?’ ‘Sí como no, ven, anda, aquí está la guitarra’, viene y se pone a cantar y empieza a palmear la gente, a zarandearse y todo, y le digo yo ‘Continúa’, ‘No, -dice, lo único que yo quería es que la gente estuviera animada’ le digo ‘¡Pues ya me jodiste mano!’ ‘¿Cómo que te jodí?’ ‘Claro, le dije, porque yo quiero un auditorio atento, que me escuche y no un público que se esté zarandeando allí, porque no es eso lo que yo vine a hacer aquí.’ Yo quiero entregar un mensaje… o recoger una impresión, un comentario, saber qué piensan, qué problemas tienen, etcétera, establecer un diálogo entre ellos y no hacer el show, aquí yo ‘Mira que a toda madre esa vieja, cómo se zarandea a todo dar …’ ¿no? eso no es lo que yo vine a hacer, entonces qué es lo que yo quiero hacer, qué quiere hacer Judith Reyes, ¿quiere hacer arte, quiere hacer canción, quiere hacer el show o quiere hacer política?, yo, Judith Reyes quiero hacer política.”

Lo cual cumple al pie de la letra, a pesar quizá de las críticas a su obra, que frente al “canto nuevo” y sus sofisticaciones, resultaba panfletaria. Al final del mencionado libro “La otra cara de la patria”, se reproducen dos cartas de solidaridad, dirigidas a Judith en el exilio, desde Lecumberri, firmadas por presos políticos catedráticos, intelectuales, dirigentes, estudiantes, escritores y periodistas; miembros del PCM, del Movimiento Revolucionario del Pueblo, así como miembros del M.I.R.E., y los detenidos el 17 de julio de 1967. Entre los numerosos firmantes, están José Revueltas, Armando Castillejos, Raúl Álvarez Garín, Eli de Gortari, Manuel Marcué Pardiñas, Heberto Castillo, Pablo Alvarado Barrera y su amado esposo, Adán Nieto Castillo. Ello es sólo una muestra de a qué se refería Judith, cuando hablaba de vincularse con las masas. Por eso no entendía una presentación de sus canciones sin la atención de un público, porque ella tenía esa intención didáctica que señala Viglietti y ese bagaje político de múltiples y complejos movimientos con los que establecía apoyos mutuos y solidarios.

III.
Este 22 de marzo nuestra querida cantautora cumpliría 90 años de vida. El estudio de su historia nos permite intuir lo que le provocó ese paro cardiaco que detuvo su febril labor aquél 27 de diciembre de 1988. Su historia nos permite saber que Judith se vio enfrentada desde muy joven, a la violencia, la carencia y el maltrato, en algún momento con su primer esposo, Eduardo Alarcón; en un segundo plano, ya adentrada en el activismo político comprometido, Judith enfrentó secuestro, golpes, torturas, amenazas y humillaciones; sufrió sabotajes a sus presentaciones, el cierre de espacios para su canto, y es doloroso saber del ninguneo y la ignorancia de las nuevas generaciones y en muchas ocasiones, la de sus propios colegas y “compañeros”. Pero poco habla ella de estas cosas en su autobiografía y no siendo afecta a repasar una y otra vez sus penas y sufrimientos, los nombra, los sostiene como parte de una lucha que las dolencias no detienen, para mostrar de qué estaba hecha. Pero hay algo que la va minando, algo que acabó lentamente con ella y que la lleva efectivamente al exilio: el miedo. La historia social no quiere mostrar sujetos invulnerables, invencibles, a prueba de todo padecimiento. Es preciso también mostrar lo terrible que asoma a lo largo de su testimonio, y es la semilla del miedo, sembrado en la profundidad de su ser cuando su activismo continuaba siendo frontal y sus canciones imparables, porque la obra no se detiene a pesar de los pesares. Miedo por la integridad y porvenir de sus hijos y de su madre; miedo porque una vez que te secuestran y te torturan, no puedes volver a ser la misma, de manera que las noches de insomnio, los sobresaltos a los ruidos de la calle, la incapacidad para volver a dormir con la luz apagada, son sombras que acompañan a la artista hasta el final… Heridas profundas que llevó a cuestas sin quejas ni autocompasiones. Un golpe aquí, vejaciones y amenazas allá, otro golpe más, esta vez en el pecho, aplicado con el canto de dos manos criminales, que deja un dolor permanente en la memoria del cuerpo y del alma, que la debilita poco a poco, que la hace sucumbir en su mesa de trabajo, cuando aún tenía varias batallas que librar y varias canciones que escribir. Como José de Molina, muerto por una complicación hepática provocada por una golpiza de que es víctima años atrás a causa de su oficio, por su claridad o por su necedad. Lento debilitamiento o cobarde asesinato como al maestro Víctor Jara, las historias abarcarían tomos. Huellas de golpes, de exilios, de muertes injustas, que el tiempo se encarga de borrar mientras que el sujeto revolucionario crece junto con su obra en la lucha contra el olvido. Ahí está la labor del investigador, del historiador, del periodista (oficio que ella misma ejerció de manera íntegra y decidida) y aún del escritor: dimensionar los hechos  y las obras tanto en su momento, como al paso del tiempo, dimensionar también al sujeto cuyos golpes y cuya muerte son resignificados, pues su obra ha sido grande, tanto que trasciende tiempos y espacios.

Vaya pues esta sencilla reflexión, para que se le recuerde a Judith en su día, y a todos sus hermanos de espíritu. Qué mejor manera de recordarla que escuchar y cantar su música, recopilar y difundir sus cantos, estudiar la riqueza y el valor de su lírica y su pensamiento y colocar su historia vivida en el justo lugar, donde pueda seguir creciendo e inspirando a otros en su labor cotidiana contra las monstruosidades de la imparable ambición capitalista, y del neoliberalismo que aunque anhela la apatía y el olvido, no ha de lograr resquebrajar memorias, solidaridades y resistencias.
Les dejo finalmente, una de las últimas canciones que escribiera Judith, y que permanece inédita aún, en espera de una voz y una guitarra que la lancen al vuelo, como recuerdo de una vivencia colectiva de la ciudad de México.


Liliana García Sánchez
Coyoacán, marzo de 2014.

Corrido del Terremoto
1985

A las siete diez y nueve
del diez y nueve de septiembre
año de mil novecientos
ochenta y cinco pasó;
cayeron las altas torres
a causa de un cataclismo
y luto de golondrinas
sobre la ciudad dejó.

Ay qué pena tan inmensa
es este dolor del pueblo
para arriba y para abajo
tiembla aquí en la capital,
falta el agua y los alambres
de la luz se reventaron
y en la calle Pino Suárez
cayeron los edificios
como en San Antonio Abad.

En Lorenzo Boturini
murieron las costureras
manos, hilos y tijeras
inmovilizó el temblor;
porque techos y paredes
de las fábricas cayeron
sobre las trabajadoras
fustigadas del patrón.

Hartas casas ya no existen
e Tepito y en la Roma
y tampoco en Tlatelolco
el Edificio Nuevo León;
allí Plácido Domingo
mano a mano con la muerte
empeñado en el rescate
de su gente y tanta gente
desgarró su corazón.

Traigan palas, traigan grúas
porque hay muchos bajo tierra
el oxígeno les falta.
En esta vida temporal;
¿dónde están, dónde quedaron
mis amigos tan queridos?
¿dónde están mis familiares
que no los puedo encontrar?


Ya después del terremoto
llegaron hartos soldados
pero no trajeron palas
para ponerse a buscar;
aquí sobran los fusiles
el pueblo decía enojado,
¡Que se vayan los soldados
Los soldados que se vayan!
porque vienen a robar.

Conmovido el extranjero
su ayuda mandó en aviones
su experiencia en terremotos
nos dio el pueblo japonés,
Cuba, Francia y Nicaragua,
Inglaterra y Alemania
y de Rusia tan lejana
su ayuda sin interés.

Estados Unidos echa
la mano como ninguno
causa de esto desparrama
al fin la buena vecindad;
Ya es tiempo de que el presidente
mejor nos vaya diciendo
cuánto va a cobrar el gringo
cuánto va a cobrar el gringo
por lo que dice que da.

En los primeros derrumbes
se abatió el Hospital Juárez
sepultado muchachitos
que empezaban a vivir,
apenas recién nacidos
y ocho días desamparados,
semillitas de la vida
se negaron a morir.

Enfermeras y doctores
en servicio perecieron
bata blanca su mortaja
verde monte, su laurel.
Palomita yo te pido
un consuelo para el pobre
pues con este terremoto
y la ayuda propalada
nos tocó la de perder.



JUDITH REYES

JUDITH REYES
Toño Canica

Conocí a Judith Reyes en el año de 1979, habían pasado 11 años del fatídico dos de octubre, 5 años de la muerte de Lucio Cabañas, años de muchas transformaciones en la vida social y política del país. Un grupo de artistas y de trabajadores de la cultura intentábamos de muchas maneras consolidar la organización independiente en nuestras filas. CLETA, LIMAR, TEPITO ARTE ACA, LA PEÑA MORELOS, FRENTE MEXICANO DE GRUPOS TRABAJADORES DE LA CULTURA EL TALLER DE ARTE Y COMUNICACIÓN (TAI) Junto a magnos festivales del periódico del Partido Comunista mexicano, OPOSICIÓN, rodeaban la atmósfera de la época en que conocí a Judith. El PCM, el PMT y el PRT eran las organizaciones que lidereaban y que iniciaban la transformación de una izquierda distinta que surgiría en los años 80s. Había efervescencia social y los artistas reflejábamos cada quien a nuestra manera esa época. El canto de Judith no se podría entender sin tomar en cuenta la época en que surgió y se hizo presente. Una voz transgresora y denunciante propia de una mujer activa y defensora de su manera de mirar y combatir por sus ideales. 
Precisamente, siendo yo uno más de los artistas que fundamos LIMAR (liga independiente de músicos y artistas revolucionarios) me encontraba  en las instalaciones de la Peña Tecuicanime que en ese tiempo se convirtió en sede de la liga,  ensayando en un proyecto musical con mi compañero Lucio Vidal recibimos la llamada. La señora Judith Reyes solicitaba el apoyo de dos músicos que tocaran guitarra para acompañarla en sus presentaciones. Lucio y yo acudimos a la llamada. Fuimos a su casa en iztacalco y nos atendió una mujer dulce, amable y que hablaba mucho. De inmediato hicimos química, le mostramos a Judith que más o menos le rasgueábamos a la lira lo suficiente como para tocar los corridos y cantares que formaban parte de su repertorio.   Ella nos aceptó inmediatamente como sus músicos acompañantes y a la semana siguiente ya estábamos en Oaxaca en una gira político-cultural de las que ella hacía siempre respaldada por organizaciones agrarias o organizaciones populares. Empezamos tocando El Corrido de los Influyente en una plaza en la ciudad de Oaxaca, con apenas una decena de oyentes. Continuamos con Gorilita Gorilón y entre canción y canción la voz de Judith inundaba la plaza que poco a poco empezaba a ser más concurrida, las denuncias que hacía Judith de las represiones del gobierno y de la corrupción de los políticos eran celebradas cada vez con mayor entusiasmo por los asistentes. A la cuarta canción esa plaza ya estaba llena y el público, de origen humilde y campesino aplaudía y gritaba junto con Judith. El concierto se estaba convirtiendo en un mitin político. Poco a poco, también, iban llegando policías y agentes de seguridad que a las expectativas y amenazadoramente rodeaban la plaza.  
El carisma de Judith y su valentía nos invadía. Consignas, denuncias y palabras dedicadas a los policías recordándoles su origen popular y pidiéndoles que no reprimieran a su propia gente, a sus hermanos a sus madres.
Era la voz de Judith, esta cantante-activista que narró como pocos la época que le tocó vivir, fiel a sus ideales. Una mujer sencilla, pero fuerte de carácter y temperamento, en ocasiones poco tolerante pero en el fondo amorosa, que conservó la esencia del histórico corrido de denuncia y de la canción política.
Sus canciones son un legado histórico. Una muestra auténtica de una época de este México de la guerrilla, el dolor y el olvido. Una provocadora de la conciencia. Crítica del más nefasto Pri-gobierno
Así, seguimos tocando su repertorio ese día en Oaxaca, vino el turno de cantar El corrido Del partido de los pobres, entonces la policía dio por concluido el evento y dispersó a la gente. Judith guardó su guitarra pero siguió  denunciando con su voz los “abusos del gobierno”.
Nos enfilamos presurosos al hotelito en donde nos habían dado hospedaje, Judith nos abrazó y yo no pude ocultar que me temblaban los pies. Judith, como una madre protectora nos apapachó y así comenzó mi experiencia al lado de esta inaudita mujer.   
¿Cobrar?  En ese tiempo cobrar en este tipo de actos no era costumbre y era hasta mal visto, nosotros fuimos por la admiración a Judith y la solidaridad con su causa, sin embargo al regresar a México ella nos ofreció un pago, además de una deliciosa comida sabedora que todo trabajo debe ser remunerado dignamente: Hasta en eso nos brindó una gran lección esta gran señora.            
 Su vida y sus canciones deben ser recordadas como parte de la historia de las mujeres que han construido desde abajo a este país.  

¡ JUDITH REYES…. P R E S E N T E !

¡ JUDITH REYES…. P R E S E N T E !
Yelly Alarcón Reyes 

El canto tiene sentido,
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando,
 las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces,
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja,
hasta el fondo de la tierra.

Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente,
siempre será canción nueva.

Esta canción Manifiesto de Víctor Jara, me ha gustado siempre porque se me figura que fue hecha para mi querida Madre, siempre me la recuerda, y comienza en mi cabeza como una película de todo lo que ella hizo, y ¿que hizo? Pues HIZO HISTORIA, y pago por ello, por las canciones referentes a los movimientos de Chihuahua, pago con cárcel cuando gobernaba el Gorila de Práxedes Giner Duran. Cuando la invasión de tierras en una  lucha dramática de los campesinos de Chihuahua contra el Latifundio de Santo Domingo  de Villa Ahumada, pago con golpes por partes del ejército, hay algo más que marco nuestra vida familiar la cual consideramos que altero fuerte nuestra unión familiar, porque no solo fue una agresión directa a ella, sino afecto a su mama, y a mis hermanos por diez canciones contenidas que forman, de hecho, una sola, me refiero a la “Crónica del Movimiento Estudiantil del 68” No fue una obra con poco costo. Mi madre acompañó al estudiantado en toda su lucha y lo pagó con el secuestro y la incomunicación en las caballerizas de guardias presidenciales, donde estuvo "desaparecida" por dos semanas estuvo bajo amenaza de “te vas o te mato”. Hasta que las manifestaciones populares y estudiantiles lograron devolverle la libertad. Le dieron 40 días para de salir de México, debió exiliarse en Francia, donde se editó la "Crónica del Movimiento Estudiantil" en el año de 1969. Años después (1973), en California, la edito Paredón Records.

En el libro Cantares de la memoria del folklorista René Villanueva (1994), el autor recuerda algunos episodios que compartió con ella en el movimiento estudiantil del 68. René describe:
"Después de la terrible noche de Tlatelolco, presentarte ante los estudiantes semejaba a un operativo guerrillero de la más rigurosa clandestinidad para poder burlar el acoso policiaco que se padecía (...) el secuestro, otra golpiza y las amenazas contra ti y tu familia que desde el más alto nivel político recibiste, te orillaron a exiliarte. Sí Judith, los exiliados políticos no sólo son chilenos, argentinos o guatemaltecos, existen también los mexicanos y tu fuiste uno de ellos."

Lo importante, lo admirable de todo esto es que ella nunca dejo su línea musical a seguir, la guitarra, siempre la convirtió en sus manos en una arma de combate, en un motivo para abrir conciencias y despertar el deseo de lucha, ella nos grita a través de sus canciones la necesidad de la acción revolucionaria, del menester apremiante de construir la nueva sociedad.
Ella nunca creyó que un cambio de sistema para México fuera a través de las elecciones y este pensamiento se visualiza en sus canciones dedicadas a los guerrilleros, y a los movimientos armados tanto de México como de Uruguay, Guatemala, El Salvador, Vietnam y Cuba, una frase muy recordada de ella en sus canciones fue ¡Adelante mis valientes Guerrilleros!
Nunca olvidemos que ella, es la que, presa de una indignada y conmovedora pasión de rebeldía, grito y denuncia, hizo burla e ironía del robo, la explotación y el engaño de que se hace víctima al pueblo mexicano que ella tanto amo.

Mientras yo pueda seguir cantando y vendiendo sus discos lo seguiré haciendo, porque ahora hay generaciones que no la conocieron, que no han escuchado su música, las invitaciones para cantar cada vez son menos, les invito a que la escuchen, verán que  se siente de inmediato que de su garganta brotan las mil verdades, angustias, y anhelos que el pueblo intuye, siente y le atormentan, y  en su expresión musical con el afán de rescate y defensa de nuestras raíces como lo es el corrido, el huapango, las coplas, el son, son los géneros que mas cultivo en sus canciones.

No dejemos que se quede en el pasado, Judith Reyes canto, canta, cantara  ayer, hoy y siempre…..

¡ JUDITH REYES…. P R E S E N T E ! 

lunes, 17 de marzo de 2014