EL EJEMPLO DE JUDITH REYES
Enrique González Ruiz
¡Qué mujer más valiente! Cuando la conocí, me
impactó su temperamento. No es fácil encontrar mujeres con el temple para
decir, a voz en cuello, lo que piensan de la injusticia reinante en nuestro
país; y menos para resistir las presiones provenientes del poder. Su potente
voz cimbraba las conciencias. Nadie que la escuchara podía sustraerse al efecto
que producían sus denuncias y sus señalamientos.
Judith fue constructora de auroras y
amaneceres. Porque su mensaje fue siempre a aliento y de invitación a la lucha.
Aún en medio de dificultades, proponía siempre la participación y no la
resignación.
No tuvo duda de su compromiso con las víctimas
de la violación a los Derechos Humanos. De ese lado se colocó voluntariamente,
enfrentando con entereza las consecuencias. Por ello fue querida y reconocida
por aquellos que tenemos fe en la humanidad y en su potencialidad creadora.
Despreció Judith Reyes la simulación, pues en
su bregar cotidiano mantuvo la congruencia. Su pensamiento y su acción
caminaron por el mismo sendero. Y ya se sabe que esta cualidad no abunda en
nuestros días, en que los valores más preciados se pervierten en aras de la
política o de la comodidad material y económica.
Su talento le permitió sembrar y cultivar. Son
históricas sus composiciones, de modo tal que sirven de inspiración a las
generaciones presentes. Por eso, aunque se haya ausentado, nos dejó un legado
de dignidad.
Fue una cantora del pueblo, que renunció a la
fama y al lujo que proporciona servir al poder. Su existencia es ejemplo
aprecio por aquellos que trasciende, que deja huella, que cala hondo.
Como artista y como ser humano, Judith Reyes
contribuyó a que muchas y muchos fortaleciéramos nuestra vocación de servicio a
las causas justas de la humanidad.
Por eso la recuerdo con respeto, con admiración
y con cariño.
Querida Judith: donde quiera que te encuentres,
recibe mi abrazo agradecido y fraterno. Estás ya entre las mujeres que la
historia patria considera excepcionales.
Tu amigo y compañero de lucha: Enrique González
Ruiz.
14 de octubre del 2010.
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