VIEJOS RECUERDOS DEL MOVIMIENTO
EL CANTO NUEVO EN QUERÉTARO EN LOS 70's y 80
VICENTE OSORIO CERVANTES
VICENTE OSORIO CERVANTES
"Con la presteza que da el alquiler,
olvida el aire que respiró ayer;
juega las cartas que le da el momento: mañana
es solo un adverbio de tiempo"
(J. M.
Serrat: De Cartón Piedra)
No es fácil reconstruir los hechos pasados sin
contar con la documentación pertinente para detallar el asunto, se corre el
riesgo de que la memoria falle y por ende, de caer en imprecisiones e incluso
faltar involuntariamente a la realidad de los hechos. A pesar de que en este
texto podría llegar a darse el caso, me parece importante dejar constancia del
Movimiento del Canto Nuevo en Querétaro desarrollado en la capital estatal en
la década de los setentas y primera parte de los ochenta del siglo pasado, a la
par de movimientos democráticos, estudiantil, popular, obrero sindical e
ideológico (tanto en otras artes como en ámbitos diversos como el religioso).
La importancia de dicho movimiento estriba en
que fue una clara expresión pública de una configuración ideológica y
sociocultural enteramente novedosa para el Querétaro de aquel momento; y que
-tanto en sus vínculos con los movimientos de la misma ciudad ya apuntados,
como en los nexos que generó con otros movimientos similares a nivel nacional-
implicó una diversificación cultural sui generis en esta zona del país. Puso
énfasis en la libertad de expresión, en la afirmación de la identidad cultural
popular propia, y en sostener la idea de que construir un mundo mejor sí es posible.
Estas características enfrentaron al movimiento directamente a las estructuras
de poder, especialmente a las ideológicas, que han apostado desde entonces al
olvido de esos acontecimientos -y de cualquier movimiento popular progresista,
democrático o libertario- como una de las formas más refinadas del ejercicio de
la hegemonía, que puede sintetizarse en la frase: “en Querétaro nunca pasa
nada”.
Efectivamente, la escasez de documentación de
los movimientos de este tipo en la historia escrita de la región, no sólo
coadyuva a que los poderes fácticos la conduzcan socioeconómica y
políticamente, sino también de forma ideológica, pues generalmente tergiversan
toda participación popular en las gestas históricas –a menudo mitificándolas- o
de plano, borrando de la memoria histórica la existencia de este tipo de
movimientos. Así por ejemplo, la resistencia chichimeca contra la invasión
española-otomí que derivó en la fundación de la ciudad colonial -y en todo un
capítulo de la conquista del semidesierto queretano y del Bajío- fue negada por
el cacique Fernando de Tapia cinco décadas después, en la primera relación
escrita que hubo sobre la ciudad y su fundación, generándole beneficios
económicos y políticos a él y a su descendencia.
Dos siglos después, la clerecía local inventó
la leyenda de que en una lucha “simulada” entre
otomíes y chichimecas –al “calentarse los ánimos” entre los bandos-
milagrosamente se apareció Santiago Matamoros, lográndose así la pacificación
de la población local y dando origen a la también casi mítica “paz social”
queretana, que aparece no como producto de relaciones sociales concretas, sino
como intervención del incuestionable poder celestial –siendo ello muy
conveniente a la clase política local, así como a los diversos grupos de
poder-. Otros tres siglos después, a finales del siglo XX, al cuestionar al
entonces cronista de la ciudad y comentarle que tal “historia” no podía ser
real sino sólo un mito, contestó que “se le quería quitar lo bonito a la
historia de Querétaro”, tal como si los queretanos fuésemos unos ingenuos niños
que, para ser felices, debiéramos creer en los Santos Reyes.
En la historia de Querétaro pululan los pasajes
que como el antedicho, son susceptibles de ser profundamente cuestionados. Como
por ejemplo, ¿qué sucedió con una población que alojó la principal conspiración
por la Independencia de España y que, a la vuelta de medio siglo dio el último
cobijo a la intentona colonial de Francia y el emperador Maximiliano? O, ¿qué
significado profundo tuvo la revuelta socialista en la Sierra Gorda de mediados
del siglo XIX? ¿Cómo un empresario extranjero como Cayetano Rubio logró hacerse
casi señor feudal de la “hermana república de Hércules”, para luego ser
considerado un empresario moderno, émulo a seguir por las clases dirigentes
locales? ¿Cómo una bandida otomí como La Carambada ha llegado a ser presentada
como una criolla francesa al servicio de la realeza imperial? ¿Qué sucedió con
el movimiento anarquista de finales del siglo XIX, centrado en la fábrica El Hércules?,
al que es posible vincular con el Plan Socialista de la Sierra Gorda. ¿Cómo y
por qué los obreros queretanos de El Hércules participaron en las luchas de la
anarquista Casa del Obrero Mundial? ¿Qué sucedió con el villismo y el zapatismo
queretanos?¿Cuál fue realmente la participación de Saturnino Osornio en la vida
socioeconómica y política del estado?¿Cómo fue la lucha por la educación laica
y gratuita de los profesores federales en el segundo tercio del siglo XX?
Desde esta perspectiva, no dejar constancia de
los movimientos democráticos queretanos de los setenta-ochenta es dejar el
campo abierto a la desmemoria y a la tergiversación histórica favorables a la
consolidación y reproducción del status quo. Por eso me arriesgo a presentar
este panorama general del movimiento de la Nueva Canción, esperando que otras personas que en él participaron
también documenten, precisen o planteen otras perspectivas del mismo, que
enriquezcan la memoria histórica colectiva de este pasaje de la vida de la
ciudad.
Empiezo pues, por breves antecedentes y
contextualización. El Querétaro de aquellos años era bastante más pequeño que
el actual: en los censos, desde 1900 hasta el de 1940, apenas contaba con la
estable cifra de 33 000 habitantes, dedicados a actividades comerciales e
industriales muy ligadas al campo. Es
con el impulso a la industrialización, en la década de los cincuenta, cuando
pasa a los 49 000 habitantes, para luego, en 1960 a 70 000 habitantes: Los
límites urbanos de aquella década los constituían, al oriente la hoy calle de
Circunvalación, al sur la carretera a Celaya (hoy Av. Constituyentes), al
poniente la carretera a San Luis Potosí (hoy Av. Tecnológico) y al norte La
Otra Banda, prácticamente la vía de Ferrocarril. Alrededor de este casco urbano
estaban las antiguas haciendas y en un tercer círculo, los ejidos.
Omnipresente en la vida local, la ideología
religiosa, con su fuerte poder terrenal y una casi veneración de los sectores
populares por las tradiciones y costumbres que, desde luego, implicaban el
“respeto” a los grupos dominantes –mismos que en ese momento, y mediante la
progresiva ocupación de cargos políticos en el PRI-Gobierno de entonces, había
podido recuperar el poder político estatal, que durante el callismo y
cardenismo perdieron quienes decidieron echar a andar una política de
industrialización acelerada, con la construcción de parque industriales como el
Parque Industrial Benito Juárez, construido sobre las fértiles tierras del
ejido de Carrillo Puerto y Parques Industriales.
Venid padres y madres a lo largo y ancho de la
tierra /
y no critiquéis lo que vosotros no podéis
comprender /
vuestros hijos y vuestras hijas están fuera de
vuestro control /
vuestro viejo camino se está haciendo viejo
rápidamente /
por favor apartaos del nuevo si no podéis echar
una mano/
porque los tiempos están cambiando.
(Bob
Dylan: The times there are a changing)
Efecto de lo anterior, sucedieron una serie de fenómenos sociales que escaparon
a su control. Además de una importante inmigración de trabajadores del norte
del país y de estados circunvecinos que generó una recomposición social, la
llegada de la televisión, el rock’nroll, las nuevas ideas al interior de la
Iglesia Católica Romana, las noticias de la Revolución Cubana, los movimientos estudiantiles
de 1968 en todo el mundo y la noticia de la represión en Tlatelolco, paulatina pero inexorablemente impactaron en
la muy tradicional, esclerótica y decimonónica sociedad queretana de ese
tiempo.
Es menester recordar aquí el rectorado de Hugo Gutiérrez
Vega al frente de la UAQ, que cimbró la concepción de la universidad e inauguró
los estudios de corte humanista y social con la creación de la Escuela de
Psicología. Asimismo, son memorables los movimientos impulsados por jóvenes
curas del momento que, al intentar reformar la manera en que se realizaban las
misas –haciendo las llamadas “misas a go gó” – e introduciendo el
cooperativismo en las comunidades de base, se enfrentaron a la jerarquía
clerical y culminaron en su rompimiento con la clerecía y con un pequeño cisma
que llevó a la conformación de la autotitulada “Iglesia en Querétaro”.
Soy Latinoamericano, soy latino… /
traigo nueva la canción y alegre el vino /
sé a dónde quiero llegar y sé el camino…
(R. Darvin: Soy Latnoamericano)
Paralelamente a esta situación local, en
diversos puntos del continente surgían movimientos musicales que se basaban en
la música popular y folklórica de cada lugar y que, además, en sus letras
tocaban los temas sociales y políticos de su entorno y daban cuenta de las
condiciones similares que, en materia socioeconómica y política, se daba en
nuestros pueblos. Desde Carlos Puebla,
en Cuba; Bob Dylan y Joan Báez en Estados Unidos; Violeta Parra primero, y
Víctor Jara después, en Chile; Atahualpa Yupanqui y Horacio Guaraní en
Argentina; Alfredo Zitarroza y Daniel Viglietti en Uruguay; Soledad Bravo y Alí
Primera en Venezuela; Chico Buarque en Brasil; músicos latinoamericanos que se
destacaron como representantes de esta nueva forma de entender el canto
popular. Por su parte, en España, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute y Paco
Ibañez también cantaban nuevas letras que reflejaban las aspiraciones y
tendencias de un pueblo español azotado por la dictadura. Así también, en
México comenzaron a aparecer agrupaciones y solistas que, como Los
Folkloristas, los Cantores de América y Oscar Chávez, también se inscribieron
en esta tendencia literario musical.
Caminando por el mundo se ven ríos y montañas,
se ven selvas y desiertos pero ni puntos ni
rayas.
Porque esas cosas no existen sino que fueron
trazadas
para que tu hambre y la mía estén siempre
separadas.
(Soledad Bravo: Punto y Raya)
Lógicamente, las condiciones sociales locales,
nacionales e internacionales, así como los cambios que se estaban viviendo en
la esfera de la cultura y las ideas, llevaron a que, en Querétaro, se comenzara
a escuchar otro tipo de propuestas musicales más allá de los tradicionales
tríos y mariachis –o de la música sacra del conservatorio-. El rock irrumpió
entre la juventud, al grado de que comenzaron a oírse canciones de los Beatles
en algunas iglesias. A la postre, esto derivó en el primer grupo de música
religiosa a ritmo de rock, Fe y Razón, que apareció como una expresión
contestataria de cierto sector juvenil contra las instituciones ideológicas
dominantes, aunque rápidamente fue asimilado por el status quo.
¿Qué ha de ser de la vida?, si el que canta no
levanta la voz en las tribunas
por el que sufre, por el que no hay razón que
lo condene a andar sin manta...
Si se calla el cantor, calla la vida.
(Horacio Guaraní: Si se calla el cantor)
En 1967 la Casa de las Américas organizó el
Festival de la Canción de Protesta, en el que se analizó la posición de los
músicos respecto a los procesos libertarios que en el momento surgían en toda
Latinoamérica. Es ahí donde se acuña la noción de Nueva Canción, que si bien no
es del todo definida, si se conceptúa como un vehículo generador de conciencia
de las condiciones de explotación de los pueblos americanos y de la necesidad
de la lucha antiimperialista y anticapitalista, es decir, de la liberación
latinoamericana. Ante todo, se trata de música popular, que emerge del pueblo y
está destinada para el pueblo con una propuesta liberadora. A través de una
óptica de realidad que cuestionaba la obviedad, buscaba las causas de la
situación en que vivimos, para proponer alternativas revolucionarias y
libertarias. No se trataba solamente de la protesta panfletaria, sino y
fundamentalmente de un espacio para el amor, la estampa individual o colectiva,
el cariño al terruño y la patria, la utopía, la reflexión y la crítica
política.
Serán estas las bases ideológicas sobre las
que, durante la siguiente década, se desarrollará el movimiento de la Nueva
Canción en Querétaro, con características muy singulares y en un contexto de
cambios sociales vertiginosos para una sociedad mocha, acartonada y
tradicionalista que por ejemplo, luego de construirse la estatua del Benemérito
de las Américas en el Cerro de las Campanas, en el Centenario de la Restauración
de la República, por décadas hubo de ser resguardada por miembros del ejército
mexicano, ante la posibilidad real de atentados para destruirla.
… duerme mi pueblo blanco bajo un cielo,
que a fuerza de no ver nunca el mar, se olvidó
de llorar, por sus callejas de polvo
y piedra, por no pasar ni pasó la guerra, sólo
el olvido camina lento...
(J. M. Serrat: Pueblo Blanco)
Para 1970 la ciudad prácticamente había doblado
su población respecto al censo anterior:
de los 70 000 a los 129 665 habitantes. Pero el área urbanizada apenas
había crecido un poco hacia las antiguas haciendas que la rodeaban, con
fraccionamientos clasemedieros como la Niños Héroes, Jardines de Queretaro, y
la Cimatario. Las clases altas tenían sus nuevos hábitats en Jurica y la primera
sección de Álamos. Mientras que las clases populares se concentraban en el antiguo casco citadino,
sobre todo en las vecindades de los barrios de La Cruz, San Francisquito, Santa
Ana y la Otra Banda; en donde familias enteras vivían apiñadas en un solo cuarto,
en condiciones verdaderamente insalubres. Un Querétaro aún sin andadores, de
calles empedradas, sin luz mercurial (con apenas un foco de 100 watts en cada
esquina) y con casas con fachadas ruinosas.
El estado parecía una especie de ciudad-estado
con un territorio apenas integrado por carreteras que unían solo las cabeceras
municipales. Creció repentinamente con las “tomas” de predios ejidales en Lomas
de Casa Blanca, Peñuelas y Bolaños. Tales “tomas” fueron realizadas por centenares de familias menesterosas
“organizadas” por el partidazo, beneficiando directa o indirectamente a los
antiguos hacendados y sus representantes políticos, que comenzaban a
convertirse en fraccionadores, constructores y monopolizadores del transporte
urbano y de las casas de renta. El casco citadino creció así artificialmente,
con un modelo aún vigente, que favorece la especulación con los terrenos
urbanos.
Los jóvenes
de las familias de los sectores medios y altos mandaban a sus hijos a
estudiar a la UAQ, que era una escuelita prácticamente decimonónica ubicada
casi toda en lo que hoy es su edificio de humanidades, aunque pronto se
expandió al Cerro de las Campanas. En ella se transmitían ciertos conocimientos
técnicos, pero sobre todo las ideas, entre mochas y liberales de las familias
bien, que formaban los cuadros que ingresarían a la clase política local a
través de nexos consanguíneos y amistosos, de complicidades en la factura de
truculencias pandilleriles y de la lucha por el poder en estructuras
corporativas -como la FEUQ-, en el famoso ambiente de paz social de la entidad
que contrastaba con el clima de guerrilla urbana y rural en las grandes
ciudades del país y en las sierras de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Sinaloa y
Chihuahua, y aún más con las luchas de varios pueblos centro y sudamericanos en
contra de las dictaduras militares.
Me gustan los estudiantes, jardín de nuestra
alegría,
son aves que no se asustan de animal ni policía
y no le asustan las balas ni el ladrar de la
jauría,
caramba y zamba la cosa, viva la psicología…
(Violeta
Parra: me gustan los estudiantes)
No obstante -y en consonancia con la serie de
fenómenos sociales que se desarrollaron con la industrialización, el comienzo
de la mundialización de la información y los ecos del movimiento estudiantil
del 68- a principios de la década de los setenta, algunos grupos de estudiantes universitarios comenzaron a
cuestionar la verticalidad y falta de apego a sus verdaderos intereses por
parte de sus representaciones al interior de la Universidad. Cobró forma la
idea de que, en lugar de votar por planillas para sociedades de alumnos que no
establecían compromiso alguno con las bases, sería mejor nombrar representantes
en cada grupo para la conformar Consejos Estudiantiles que analizaran la
problemática cotidiana, y propusieran y llevaran a cabo soluciones consensadas
con la base estudiantil. Los estudiantes de las escuelas de Ingeniería y de
Psicología fueron los primeros en realizar tales figuras asociativas,
separándose de la corporativa y oficialista Federación Estudiantil de la
Universidad de Querétaro (FEUQ).
En las escuelas y fábricas también empezó a
circular el periódico Voz Crítica que, en su primera época, expresaba las
posiciones más progresistas de la Universidad y se manifestó en movimientos contra
el alza en las tarifas del transporte urbano, así como en el de amas de casas
–cuando al gobernador en turno se le ocurrió cerrar los expendios de leche
bronca, argumentando razones sanitarias, cuando en realidad trataba de
incrementar las ventas de la leche industrializada-. La reacción gubernamental
fue un hostigamiento y acoso al director del periódico, llegando a su secuestro
y encarcelamiento con base en infundios, para finalmente forzar su salida de la
entidad luego de un fuerte movimiento estudiantil popular por su liberación.
Fue un periodo de malos momentos para la ciudadanía, que también hubo de
soportar asesinatos perpetrados desde altas esferas y nunca esclarecidos, el
aumento inusitado de la circulación de drogas entre la juventud y frecuentes
agresiones a una autonomía universitaria casi inexistente. Voz Crítica se apagó
por casi dos décadas, pero algunos de sus integrantes siguieron activos en la
siguiente ola del movimiento, que se iniciaría en la segunda mitad de la
década.
Salió desde la Argentina, procedente de La
Plata,
traía las bolsas del saco repletas de yerba
mate. Él era Adolfo Tessari…
(Alberto Lucero: El Corrido de Tessari, sobre
la música de Camelia la Texana)
Tal ola comenzó con una fuerte protesta de la
base estudiantil de Psicología por la expulsión del país de un profesor
argentino que por sus conocimientos sobre la psicología, su didáctica y su
compromiso laboral, contrastaba con el ausentismo y la falta de preparación que
tenía la mayoría de los profesores de entonces. Se desencadenó entonces una
reforma académica basada en el cuestionamiento sobre la identidad profesional
del psicólogo y tras una intensa lucha que llevó a la dirección de la facultad
a un profesor identificado con las aspiraciones del movimiento, en pocos años
se logró que la facultad fuera reconocida a nivel no sólo nacional, sino
latinoamericano, tanto por su propuesta académica, como por la vinculación con
la sociedad, su discusión teórica (que llegó a polemizar con las escuelas
psicológicas más conocidas) y, su apoyo decidido a los movimientos libertarios
de otros sectores estudiantiles, obreros y populares (de la localidad y nacionales).
Entre 1975 y 1976, representantes estudiantiles
de los Consejos de Ingeniería y Psicología comenzaron a platicar sobre la
formación de un consejo estudiantil interescolar diverso a la FEUQ. Se conformó
así, al año siguiente el Consejo Estudiantil Democrático de la Universidad de
Querétaro –CEDUQ- , cuyas acciones trascendieron no sólo a toda la universidad,
sino al campo de la educación superior, al del arte y del movimiento obrero y
popular. Imposible de relatar aquí todas sus acciones de importancia –siempre
consensadas entre las bases estudiantiles de las escuelas que lo integraron-,
pero entre las que figuran las transformaciones académicas de varias escuelas
–destacando la de la Facultad de Psicología-, su exitoso cine club y las
excelentes semanas culturales estudiantiles; su participación al interior del
Consejo Universitario contra el alza de cuotas de inscripción y en defensa de
la autonomía universitaria, las manifestaciones de rechazo al balaceo al
interior del campus universitario de un líder estudiantil –de la FEUQ- por
parte de la policía, el rechazo a las alzas en las tarifas del transporte
urbano, su influencia en otros sectores estudiantiles fuera de la universidad,
como fue el caso del movimiento normalista “8 de mayo” de 1980
La era está pariendo un corazón, no puede más,
se muere de dolor y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir.
(Silvio Rodríguez: La era está pariendo un
corazón)
En el contexto del periodo que algunos han
llamado “la revuelta estudiantil de los setentas” y que prefiero comparar con
una pequeña revolución cultural- es que se inscribe el Movimiento del Canto
Nuevo en Querétaro que, junto a otros movimientos en el campo del teatro y de
la plástica, abrió novedosos caminos para una nueva conformación social que
irrumpía inexorablemente sobre las ruinas de una sociedad semifeudal a la
mexicana.
Compre, obtenga, mire venga, satisfaga sus
deseos de ser quien,
que en la vida siempre todo le sale muy bien.
(Roberto González: el origen de la vida)
Dentro del ámbito artístico-cultural se
observaba que la mayoría de la gente acudía a los tres cines que funcionaban en
ese momento: el Plaza, el Reforma, y el Alameda (hoy cineteatro Rosalío
Solano). Acudían a tomar el café a la Mariposa (en la esquina de Juárez y 16 de
septiembre) y paseaban con los amigos o novios en el Jardín principal, si era
domingo oyendo a la Banda del Estado. En cuanto a las alternativas artísticas
universitarias, se contaba con el grupo de teatro de Cómicos de la Legua y con
la renacentista Estudiantina de UAQ. Circa 1975, el homeópata Sergio Castañeda
(q.e.p.d.) abrió en el Andador Libertad un cafetín llamado La cueva de
cronopios, en el que se hacía tertulias literarias, se jugaba ajedrez y se comentaba la situación sociopolítica.
El ambiente musical de la época lo constituían,
además de los ya señalados grupos formales de música sacra del Conservatorio J.
Guadalupe Velázquez, los mariachis del Jardín de los platitos, los tríos
bolerísticos que amenizaban en las cantinas, además de los consabidos grupos
tropicales y versátiles que tocaban en las fiestas y eventos sociales. En ese
tiempo surgieron los grupos de rock y “música moderna” que interpretaban
refritos más o menos logrados de los éxitos de moda en la radio. Ocasionalmente
se podía escuchar el buen rock country del Pequeño Imo o al grupo Shasta, con
su propuesta más pesada. Cabe recordar que los festivales de la Canción
Universitaria, organizados por el Departamento de Difusión Cultural de la UAQ,
eran foros que alentaban la creación musical de los estudiantes.
Primero en pequeños pero poco a poco cada vez
más amplios círculos, se escuchó a los cantores y cantautores del canto nuevo
español y latinoamericano. No pasó mucho tiempo para que, alrededor de 1974 se
conformara el primer grupo de Canto Nuevo, el Apax Chacan (voz maya que
justamente significa Canto Nuevo), con entonces estudiantes de Psicología. Este
grupo, en sus tres épocas, sería el más trascendente del movimiento en
Querétaro.
Pobre del cantor de nuestros días,
que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su
vida.
(Pablo Milanés: Pobre del Cantor)
Al ir tomando forma el movimiento estudiantil
universitario, los estudiantes con inquietudes democráticas y musicales se
nuclearon, generando los primeros grupos de Canto Nuevo. El primero fue, sin
lugar a dudas el Apax Chacan, que se mantuvo funcionando en tres épocas
alrededor de 10 años, en los que dio pauta a la formación de músicos, la
generación de espacios alternativos de expresión artística y política, así como
interesantes relaciones a nivel nacional.
En su primera época, allá por 1973-1974, el
Apax se conformó por estudiantes de psicología que venían de centro y norte del
país. Su fundador fue Luis Fernando (q.e.p.d.), junto con Lucy, Luis Ángel,
Carlos, Alonso, Juan Hugo y otros más. Francamente influenciados por Los
Folkloristas y otros grupos latinoamericanos del momento, se plantearon
reproducir el folklore mexicano y latinoamericano, así como piezas del canto
nuevo sudamericano. Contaban con una amplia dotación instrumental que incluía
instrumentos mexicanos y de Argentina, Colombia, Chile, Bolivia, Perú, etc. Su
repertorio incluía desde corridos mexicanos, huapangos, sones jarochos y de
concheros; hasta canciones de Quilapayún y Víctor Jara, del Inti Illimani y los
Parra. Parece ser que, aunque no cristalizada, tuvieron la buena idea de
recopilar el folklore queretano. Se presentaban en cuanto foro se les abría,
bienvenidas a los alumnos de nuevo ingreso, semanas culturales estudiantiles y
en movilizaciones, como aquellas multitudinarias para apoyar primero la
presentación y luego el excarcelamiento del director de Voz Crítica. En la boda
de uno de ellos interpretaron una misa rarámuri, en la iglesia de Cristo Rey.
Hacia 1976-77 se hicieron cargo de La cueva de cronopios donde también se pudo
oír el Canto Nuevo.
Por 1976 se conformó el segundo de los grupos
de canto nuevo en Querétaro, que en su inicio se llamó Ya’ tuhu t’zintzú (en
otomí: el canto de las aves) y luego tomó el nombre de Avanzada. Conformado
también por estudiantes de psicología que, al mismo tiempo teníamos un grupo de
rock y versátil en San Juan del Río: Jaime, Mario y quien esto escribe, y por
el que pasaron otros varios como Ruth, Gabriel, Carlos, Nelia, Arturo, etc. Con
una dotación instrumental básica de dos guitarras, un bombo, charango y quena;
Avanzada tendió más hacia el canto político, con un repertorio basado en las
canciones de los Parra, Jara, Chávez, Molina y Mejía Godoy, así como los
primeros ecos de Silvio Rodríguez (la Canción del Elegido, Madre y El Rey de
las Flores) y de Pablo Milanés (Pobre del cantor), además de composiciones
propias. Tocábamos en cuanto foro se nos abría, en las semanas culturales
estudiantiles, en las movilizaciones por la baja de las tarifas de camiones y
la defensa de la autonomía universitaria, en la primera huelga universitaria
hecha por el recién organizado SUPAUAQ, en los concursos estudiantiles, y en
aquel foro alternativo que era la librería y cafetería Tata vasco (que fue
quemada por anónimas y misteriosas manos). Avanzada coordinó un taller de
composición con jóvenes de Lomas de Casablanca, con el que participamos en la
primera experiencia de extensión de la Facultad de Psicología.
No es una poesía gota gota pensada, no es bello
producto, no es un fruto perfecto. /
Es lo más necesario, lo que no tiene nombre:
son gritos en el cielo y en la tierra son actos
(La poesía es un arma cargada
de futuro. Gabriel Zelaya)
Ya en la segunda mitad de los setenta visitaba
en ocasiones a Querétaro un grupo poético-musical de León, Guanajuato, llamado
Mussicalissimo, que hacía canciones y poemas propios, además de tocar a
Aguaviva, Serrat, Pablo, Silvio, Miguel Hernández, Neruda, Vallejo y otros
autores destacados, presentándolos en forma de recital. Luego de varios años,
algunos de sus integrantes, como Pepe, Modesto(q.e.p.d.), Gerardo, Itamar y Martha, vinieron a radicar a esta ciudad,
sumándose al movimiento musical. Con sus presentaciones en las semanas
culturales coadyuvaron a ampliar la oferta musical dirigida al público
estudiantil. En el mismo sentido, hay que mencionar la labor del CEDUQ por
traer a sus semanas culturales a interesantes grupos y artistas del canto nuevo
y jazz, como La nopalera, Sacbé, Orbius Tertius, El trío mexicano de jazz,
Gabino Palomares, amén de otros eventos teatrales, dentro de lo que se destaca
El galpón, de Uruguay, y otros importantísimos eventos de corte académico. Aquí
también debemos recordar al movimiento plástico, que desde la Casa de la
Cultura irradiaba nuevas propuestas estéticas, encabezado por Gerardo, Lirio y
Julio César; formado también al calor de aquellas luchas y que, en su propio
ámbito y formas, contribuyó con ellas.
Hacia 1977 el Apax Chacan concluía su primera
época: los estudiantes que lo conformaron, a punto de salir de la profesional,
se avocaron a hacer talleres de folklore y canto nuevo con estudiantes
preparatorianos, entre los que se encontraban Alfonso, Adam, Ángel, Sergio
(q.e.p.d.), Malena, Martha, Irene; a ellos les dejaron el nombre, los
instrumentos musicales y la idea de proseguir con la difusión de esa música. En
esa segunda época –que duró hasta 1980-, los chacancitos, como los llamábamos,
se presentaban en foros semejantes a los descritos líneas arriba, y su
repertorio fue restringiéndose al folklore y canto nuevo sudamericanos. Durante
un tiempo el Apax y el Avanzada se invitaron mutuamente a las presentaciones
que conseguían, llegando a montar canciones juntos.
Para entonces, cada vez se hacía más claro que
el movimiento musical tomaría características diferentes a las hasta entonces conocidas. Comenzaron a surgir
grupos solo de folklore sudamericano, algunos por iniciativa de los propios
integrantes para la difusión de dicho género –como Quetzal, de Francisco y Luis
León, o el Andamaxei, de Turis y el Gigio; otros institucionales como el de la
Casa de la Cultura, si no mal recuerdo llamado Cotopaxi, y otros más con la
idea de generar dinero mediante su comercialización, como fue el caso del grupo
Ñandú de Fernando y el Mosca, y el Alto Folklore de Ernesto Feliciano.
Para el pueblo lo que es del pueblo porque el
pueblo se lo ganó.
Para el pueblo lo que es del pueblo, para el
pueblo liberación.
(Piero: Para el pueblo lo que es del Pueblo)
Fue tal el crecimiento de los intérpretes de
estos estilos musicales que, para finales de los años setentas muchas personas
habían pasado por los grupos de canto nuevo originales, dándose incluso una
suerte de “préstamo” entre sus integrantes. Pero a partir de entonces algunas
de ellas comenzaron a profesionalizarse musicalmente, alejándose hasta cierto
punto de los planteamientos que originalmente les dieron vida. De ahí se
distinguieron algunos de los mejores compositores e intérpretes de música
popular que hubo posteriormente, como Checo Solano. Éste era el panorama cuando
surgió el movimiento “8 de mayo” de 1980, en una ciudad con un crecimiento
demográfico y urbano vertiginoso, que ya alcanzaba los 216 000 habitantes.
Desde más de un año antes, los estudiantes de
la Normal del Estado venían realizando gestiones para que se les dieran ciertas
facilidades, como poder salir a comprar cosas a la tienda, la construcción de
una biblioteca, un camión para realizar viajes de estudios y la posibilidad de
asociarse en un consejo estudiantil. Al encontrar todas las vías de gestión
cerradas, convocaron para el día 8 de mayo de 1980, a una marcha que les
permitiera plantearle sus necesidades al presidente de la república, que se
hallaba en gira por acá. Con el siempre sano objeto de preservar la sagrada paz
social queretana, la policía reprimió brutalmente la marcha antes de que
llegara con el presidente, allanando casas particulares y las instalaciones de
la preparatoria sur de la UAQ. La respuesta universitaria, escolar y popular
fue fuerte y profunda, llegando a convocar a decenas de miles de personas a las
marchas realizadas en esta ciudad y en la de San Juan del Río. La Normal se fue
a la huelga y el apoyo de otros puntos del país se dejó sentir cada vez más
intensamente.
Para el día 10 de mayo se organizó un festival
del día de las madres en el que participaron las mamás golpeadas y los grupos
de canto nuevo existentes. En las marchas y mítines, pero sobre todo en las
largas noches de guardia, se reunieron muchos de los músicos que habían
transitado por los grupos de folklore y canto nuevo, más otros nuevos
simpatizantes. El movimiento se resolvió con la salida de la Directora de la
Normal y con el cumplimiento formal de los principales puntos del pliego
petitorio. Sus consecuencias tanto en el ámbito del poder como en el movimiento
obrero y de canto nuevo, fueron mucho mayores.
…Crece, crece, crece la audiencia…
(Arturo Cipriano: Crece la audiencia)
Una de ellas fue el inicio de la tercera y
hasta ahora, última época del Apax
Chacan, a mediados de 1980, cuyos integrantes fueron algunos de los de la
segunda época y ex integrantes de Avanzada y Mussicalissimo. Inició con la
participación del Apax con una propuesta musical de fusión de folklore y rock
con letras claras y directas respecto al reciente movimiento estudiantil
popular y la situación sociopolítica del país en un concurso de la canción
universitaria que, inusitadamente, se abrió al nivel nacional, participando en
él quienes luego fueron el grupo Tránsito, Daniel Tuchman y Oscar Reynoso.
Poco después, el Apax fundó y desarrolló el
Taller Artístico Experimental (TAE), al cual se integraron varios otros grupos
musicales, como Quetzal, Zafra y Andamaxei. También se formó un grupo de
teatro y un taller de serigrafía.
Incluso se llegó a editar un cuadernillo de poesía. Con el TAE también
colaboraron varios aficionados a la fotografía, así como círculos de apoyo y de
estudios artísticos y políticos.
El TAE realizó una labor importante de
vinculación con otros organismos similares en otros puntos de la República,
como el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), el Frente
Mexicano de Trabajadores de la Cultura (FMTC) la Peña Morelos, el colectivo
Salario mínimo y Barro rojo (este último de danza contemporánea), siendo
convocante y co-organizador de varias reuniones nacionales de trabajadores de
la cultura –la IV de ellas realizada en Querétaro- y participando en numerosos
foros del Distrito Federal, Guadalajara, Texcoco y el estado de Guerrero.
En cada cuadra un comité, en cada barrio
revolución,
cuadra por cuadra, barrio por pueblo, país en
lucha, revolución.
(Eduardo Ramos, Silvio Rodríguez: Canción de
los CDR)
El TAE se presentó en los movimientos de lucha
popular que siguieron al del “8 de mayo” por la democracia sindical obrera, en
TREMEC y UNIROYAL, cantando canciones de lucha y de moral combativa, que en
esos momentos dieron apoyo a sus movimientos. También se presentó en el
movimiento popular de 1982, encabezado por la Comisión de Defensa del Pueblo de
La Cañada, contra el despotismo del comandante de la policía municipal de El
Marqués. De esta lucha, el Apax hizo un huapango que en parte rezaba así
...y tenemos que contar que en abril de 82
en una lucha del pueblo La Cañada despertó
y bien que se organizó en contra de la policía
pues a su comandante Manuel Barrón nadie
quería.
Mucha injusticia que hacía, sembrando la
represión
pero el pueblo que se organiza formando su
Comisión
de la Defensa del Pueblo, así mero se llamaba
tras de mucho trabajar logró lo que se buscaba.
Pa'l viernes siete de mayo Manuel Barrón
renunció
que's que porque estaba enfermo, eso fue lo que
anunció.
Aunque el chacal quiso huir, con la
movilización
se logró que ese paria fuera a dar a la
prisión.
El pueblo aprendió la lección, esa merita que
reza
que la movilización y la unión hacen la fuerza.
Pero tal vez su labor más importante fue la
organización y realización del Foro Popular quincenal que durante tres años
puntualmente se realizó las tardes de los sábados en lo que era el ex atrio de
la iglesia de San Francisco (también conocido como rinconada de San Francisco),
en el Andador 5 de mayo (donde ahora volvieron a poner rejas, devolviéndole el
espacio a la clerecía). El TAE también abrió Foros Populares similares, aunque sin la asiduidad
quincenal, en los barrios de San Francisquito y Lomas de Casa Blanca (en la
zona de los andadores), así como en La Cañada. Es menester dejar muy claro que
dicha actividad fue totalmente realizada de forma independiente a subsidios
públicos o privados, así como de partidos políticos. Su manutención fue gracias
a las aportaciones de los integrantes del TAE, de los “boteos” que se realizaban
en ellos -los cuales nunca fueron muy jugosos- y por la colaboración de los
grupos provenientes de otras ciudades, quienes financiaban sus traslados. Se
trató de un trabajo realizado por la plena convicción de sus integrantes.
Por tales Foros Populares, principalmente por
el primero, desfilaron los propios grupos pertenecientes al TAE, así como el
grupo Salario Mínimo, Los Cletos, el Sindicato del Sueño, TNT, el ballet
folklórico de la UAG y otros muchos grupos y solistas de los que no alcanzo a
recordar sus nombres. Se
convirtieron en una alternativa para el
goce artístico y la recreación de un público que poco a poco se hizo asiduo y
fue agrupándose. En esos momentos no existían los foros artísticos que hoy
pueblan las plazas queretanas gracias al financiamiento gubernamental. Es de
sospecharse que éstos últimos tuvieron como idea original los logros de
aquellos foros independientes.
Pero los Foros Populares no solo cumplieron
funciones artísticas y recreativas, sino que llegaron a ser un espacio significativo
de comunicación popular alternativa en la ciudad. Cada dos sábados el público
conocía información y análisis frescos sobre el acontecer local, nacional e
internacional, al igual que la opinión de sus organizadores y del público
mismo; o los planteamientos y denuncias de los movimientos locales, regionales
y nacionales –como fue el caso de las Marchas Campesina Nacionales desde el
norte del país hacia el Palacio Nacional o lo Paros Cívicos Nacionales-,
eventos que tuvieron un punto de apoyo y difusión en la Rinconada San
Francisco.
Unidos en la lucha no nos moverán y el que no crea que haga la
prueba, no nos moverán
(Joan Baez: No nos moverán)
Recuerdo especialmente el aniversario segundo
del Foro Popular de la Rinconada San Francisco, que convocó a grupos artísticos
de varias partes del país y que duró más de seis horas. Para aquella ocasión
recibimos los saludos de muchas organizaciones artísticas y culturales.
Conservo uno de los textos que se leyeron en aquella ocasión y que, en una de
sus partes, decía:
Sí señores, sí, aquí estamos y crecemos. Desde
la pequeña trinchera que es el arte popular, en esta ciudad que se esfuerza en
convertir en adorno la sangre trabajadora, tras las caras, las canciones, los
poemas de nuestro foro popular, son ya cientos los que cantan, los que actúan,
los que luchan, y crecemos. Por aquí han fluido las vertientes de la gesta:
sindicatos, estudiantes, pueblo... Y estrechando nuestra voz con las miles
acalladas, la tuya, la mía, la nuestra (aclaramos que estos coros no son falso
testimonio, sino actos que se dan en cada casa, en el campo, en la fábrica, en
la vida. Y ante todo -y entre todos- son un pacto. Sí señores, sí. Y crecemos,
y c r e c e m o s , Y C R E C E M O S :
¡AQUÍ ESTAMOS!
Sin decir que los artistas no deben buscar y
recibir los apoyos que las instituciones tienen obligación de darles, es
interesante ver cómo pueden realizarse muchas actividades sin financiamiento
oficial, tan solo con una red de apoyo mutuo, un programa definido de trabajo y
la voluntad para realizar las metas trazadas. Por ese camino, el TAE llegó a
plantear y organizar, con el público del Foro
Popular, un Comité de Apoyo a los Pueblos en Lucha, que se planteaba la
solidaridad con las luchas de los pueblos de El Salvador y Guatemala, que en
ese momento se levantaban en armas contra los tiranos.
Aquí es necesario recordar también que hacia
esa época -debido a la necesidad de paliar, aunque tan solo se pudiera un poco,
las devastadoras consecuencias del bloqueo económico a su país- la Nueva Trova
Cubana se convirtió en un producto de exportación de Cuba hacia las clases
medias altas latinoamericanas, lo que hizo que su temática tendiera más hacia
lo amoroso que hacia lo sociopolítico, cosa en que los grupos centroamericanos
–como los Mejía Godoy en Nicaragua y el Yolocamba Ita en El Salvador- no
estaban del todo de acuerdo, pues
requerían de la solidaridad con la lucha de sus pueblos. Hacia ellos se inclinó
el TAE.
Al respecto, para ejemplificar claramente,
transcribo unas palabras de Carlos Mejía Godoy
respecto a la ideología de la Nueva Canción en Nicaragua:
[...] la Nueva Canción nicaragüense se define
como una arma más de nuestro pueblo en la cruenta lucha contra la dictadura y
contra el imperialismo [...] Se enfrenta a la canción de consumo, a esa
invasión de canciones mediocres que a través de los medios de comunicación,
deforman el gusto y confunden la conciencia del pueblo y de sectores
especialmente estudiados y colocados en la mira de las trasnacionales disqueras
[...] es trinchera contra la penetración cultural [...] es alternativa frente a
este bombardeo de la mala canción, de la canción mercancía [...] afirmamos
también que la Nueva Canción es un derecho del pueblo [...] Creemos que hay que
cantarle a la geografía, costumbres y tradiciones de Nicaragua; a nuestra
historia; a los próceres héroes y mártires; a la solidaridad con otros pueblos;
a las tareas coyunturales; a la mujer, a los niños y a los valores como el
amor, el trabajo, la alegría, la ternura, la convicción revolucionaria. Se
trata de que la Nueva Canción cumpla con el objetivo de ayudar a transformar la
mentalidad de la sociedad.
Y ahora
intentar reconquistar con vano afán
este tiempo perdido,que nos deja vencidos…
(Pablo Milanés: Para
vivir)
Malamente, como sucede con frecuencia, hacia
1983 el TAE sufrió conflictos políticos internos, que los llevaron, primero a
la ruptura interna y luego, a su desaparición, lo que coincidió con la puesta
en marcha de un foro artístico operado por la UAQ, en el mismo horario y lugar
que el del TAE. Poco tiempo después el foro universitario también desapareció.
Entonces el movimiento del Canto Nuevo en Querétaro se pulverizó y abundaron
los solistas con lo más rosa de la Nueva Trova Cubana (eso sí, compitiendo por
ver quién “había traído primero” ese género a los bares y cantinas queretanos).
Los grupos de folklore sudamericano y rock rupestre proliferaron en las calles
y camiones, confundiéndose con el hippismo y sin ningún planteamiento más allá
del existencial o de la sobrevivencia económica. El movimiento musical terminó
y no ha vuelto a reconstituirse (tal vez porque tampoco ha habido un moviendo
social que le de aliento). Sólo puedo recordar al grupo Edahi (El Viento) que,
en un primer momento retomó algunos planteamientos del canto nuevo planteando
la fusión del folklore con el rock y el jazz, cantando temas relativos a los
indígenas, a la ecología y a estampas citadinas. Desafortunadamente, también se
desmembró. El trabajo de arte y comunicación popular se alejó de la música,
pero ha tenido cierta continuidad en el Colectivo MITOTE, enfocado hacia el
teatro.
Dado el neoliberalismo que padecemos por
imposición imperial y el colaboracionismo de quienes dizque nos gobiernan, me
parece que necesario plantear nuevamente la urgencia de dar nuevas formas al
movimiento musical -y artístico en
general- de y para el pueblo. En ello
también es necesario recordar, analizar y reflexionar más detalladamente las
experiencias anteriores. A quienes tienen en sus manos los archivos y
documentos que sirven para el caso, los
invito atentamente a que los compartan -junto con su reflexión- con las nuevas
generaciones de queretanos, a través de estas páginas, o en los foros que
acordemos.
Texto publicado bajo la autorización del autor
apareció previamente en la revista av cinemapaideia
en julio del 2014.
Aparecen en la fotografía de izquierda a derecha:
Vicente, Pacha, Adam y Poncho
Excelente reseña! Un perìodo poco conocido por los actores actuales, si es que los hubiera, Saludos!
ResponderEliminarClaudio
Saludos desde Chihuahua, esplendida recopilación.
ResponderEliminarLuis Angel Contreras ( ex Apax Chacan ).
Este artículo de Vicente Osorio es muy completo desde el punto historiográfico e histórico,donde se analizan los acontecimientos relevantes en la Ciudad de Querétaro entre 1970 y los años Ochentas no sólo respecto del canto nuevo y el arte del pueblo expresado de diferentes maneras,ya que también trata del movimiento estudiantil de esos años en la Ciudad de Querétaro;pero lo más importante se puede avisorar como repercuten en la vida común y corriente y en la vida de una comunidad los eventos de la lucha de clases y como responden los diferentes grupos sociales ante ello;y queda claro como la música y el arte en general pueden ser parte del motor que impulsa el cambio en una sociedad y además ser la voz del pueblo que los grupos dominantes tratan de acallar y ocultar con otras expresiones culturales ajenas al acontecer de la clase trabajadora y sus necesidades:Muchas felicidades Vicente por guardar en tu memoria todos éstos acontecimientos y el que nos los hayas transmitido a los que vivenciamos algunos o muchos de los eventos descritos y también para que las generaciones actuales las conozcan y utilicen en su quehacer social y de disfrute y lucha social(por la música y el arte en general salen y se expresan los sentimientos y luchas más íntimas de una sociedad y se convierten en herramientas para el cambio social).Atentamente :Ildefonso Valdez el prof.(Zamora)
ResponderEliminarGracias Vicente por este minucioso trabajo histórico.
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