miércoles, 4 de marzo de 2015

EL CANTO NUEVO EN QUERÉTARO EN LOS 70's y 80

VIEJOS RECUERDOS DEL MOVIMIENTO
EL CANTO NUEVO EN QUERÉTARO EN LOS 70's y 80

VICENTE OSORIO CERVANTES



"Con la presteza que da el alquiler, olvida el aire que respiró ayer; 
juega las cartas que le da el momento: mañana es solo un adverbio de tiempo"
(J.  M. Serrat: De Cartón Piedra)

No es fácil reconstruir los hechos pasados sin contar con la documentación pertinente para detallar el asunto, se corre el riesgo de que la memoria falle y por ende, de caer en imprecisiones e incluso faltar involuntariamente a la realidad de los hechos. A pesar de que en este texto podría llegar a darse el caso, me parece importante dejar constancia del Movimiento del Canto Nuevo en Querétaro desarrollado en la capital estatal en la década de los setentas y primera parte de los ochenta del siglo pasado, a la par de movimientos democráticos, estudiantil, popular, obrero sindical e ideológico (tanto en otras artes como en ámbitos diversos como el religioso).

La importancia de dicho movimiento estriba en que fue una clara expresión pública de una configuración ideológica y sociocultural enteramente novedosa para el Querétaro de aquel momento; y que -tanto en sus vínculos con los movimientos de la misma ciudad ya apuntados, como en los nexos que generó con otros movimientos similares a nivel nacional- implicó una diversificación cultural sui generis en esta zona del país. Puso énfasis en la libertad de expresión, en la afirmación de la identidad cultural popular propia, y en sostener la idea de que construir un mundo mejor sí es posible. Estas características enfrentaron al movimiento directamente a las estructuras de poder, especialmente a las ideológicas, que han apostado desde entonces al olvido de esos acontecimientos -y de cualquier movimiento popular progresista, democrático o libertario- como una de las formas más refinadas del ejercicio de la hegemonía, que puede sintetizarse en la frase: “en Querétaro nunca pasa nada”.

Efectivamente, la escasez de documentación de los movimientos de este tipo en la historia escrita de la región, no sólo coadyuva a que los poderes fácticos la conduzcan socioeconómica y políticamente, sino también de forma ideológica, pues generalmente tergiversan toda participación popular en las gestas históricas –a menudo mitificándolas- o de plano, borrando de la memoria histórica la existencia de este tipo de movimientos. Así por ejemplo, la resistencia chichimeca contra la invasión española-otomí que derivó en la fundación de la ciudad colonial -y en todo un capítulo de la conquista del semidesierto queretano y del Bajío- fue negada por el cacique Fernando de Tapia cinco décadas después, en la primera relación escrita que hubo sobre la ciudad y su fundación, generándole beneficios económicos y políticos a él y a su descendencia.

Dos siglos después, la clerecía local inventó la leyenda de que en una lucha “simulada” entre  otomíes y chichimecas –al “calentarse los ánimos” entre los bandos- milagrosamente se apareció Santiago Matamoros, lográndose así la pacificación de la población local y dando origen a la también casi mítica “paz social” queretana, que aparece no como producto de relaciones sociales concretas, sino como intervención del incuestionable poder celestial –siendo ello muy conveniente a la clase política local, así como a los diversos grupos de poder-. Otros tres siglos después, a finales del siglo XX, al cuestionar al entonces cronista de la ciudad y comentarle que tal “historia” no podía ser real sino sólo un mito, contestó que “se le quería quitar lo bonito a la historia de Querétaro”, tal como si los queretanos fuésemos unos ingenuos niños que, para ser felices, debiéramos creer en los Santos Reyes.

En la historia de Querétaro pululan los pasajes que como el antedicho, son susceptibles de ser profundamente cuestionados. Como por ejemplo, ¿qué sucedió con una población que alojó la principal conspiración por la Independencia de España y que, a la vuelta de medio siglo dio el último cobijo a la intentona colonial de Francia y el emperador Maximiliano? O, ¿qué significado profundo tuvo la revuelta socialista en la Sierra Gorda de mediados del siglo XIX? ¿Cómo un empresario extranjero como Cayetano Rubio logró hacerse casi señor feudal de la “hermana república de Hércules”, para luego ser considerado un empresario moderno, émulo a seguir por las clases dirigentes locales? ¿Cómo una bandida otomí como La Carambada ha llegado a ser presentada como una criolla francesa al servicio de la realeza imperial? ¿Qué sucedió con el movimiento anarquista de finales del siglo XIX, centrado en la fábrica El Hércules?, al que es posible vincular con el Plan Socialista de la Sierra Gorda. ¿Cómo y por qué los obreros queretanos de El Hércules participaron en las luchas de la anarquista Casa del Obrero Mundial? ¿Qué sucedió con el villismo y el zapatismo queretanos?¿Cuál fue realmente la participación de Saturnino Osornio en la vida socioeconómica y política del estado?¿Cómo fue la lucha por la educación laica y gratuita de los profesores federales en el segundo tercio del siglo XX?

Desde esta perspectiva, no dejar constancia de los movimientos democráticos queretanos de los setenta-ochenta es dejar el campo abierto a la desmemoria y a la tergiversación histórica favorables a la consolidación y reproducción del status quo. Por eso me arriesgo a presentar este panorama general del movimiento de la Nueva Canción, esperando  que otras personas que en él participaron también documenten, precisen o planteen otras perspectivas del mismo, que enriquezcan la memoria histórica colectiva de este pasaje de la vida de la ciudad.

Empiezo pues, por breves antecedentes y contextualización. El Querétaro de aquellos años era bastante más pequeño que el actual: en los censos, desde 1900 hasta el de 1940, apenas contaba con la estable cifra de 33 000 habitantes, dedicados a actividades comerciales e industriales  muy ligadas al campo. Es con el impulso a la industrialización, en la década de los cincuenta, cuando pasa a los 49 000 habitantes, para luego, en 1960 a 70 000 habitantes: Los límites urbanos de aquella década los constituían, al oriente la hoy calle de Circunvalación, al sur la carretera a Celaya (hoy Av. Constituyentes), al poniente la carretera a San Luis Potosí (hoy Av. Tecnológico) y al norte La Otra Banda, prácticamente la vía de Ferrocarril. Alrededor de este casco urbano estaban las antiguas haciendas y en un tercer círculo, los ejidos.

Omnipresente en la vida local, la ideología religiosa, con su fuerte poder terrenal y una casi veneración de los sectores populares por las tradiciones y costumbres que, desde luego, implicaban el “respeto” a los grupos dominantes –mismos que en ese momento, y mediante la progresiva ocupación de cargos políticos en el PRI-Gobierno de entonces, había podido recuperar el poder político estatal, que durante el callismo y cardenismo perdieron quienes decidieron echar a andar una política de industrialización acelerada, con la construcción de parque industriales como el Parque Industrial Benito Juárez, construido sobre las fértiles tierras del ejido de Carrillo Puerto y Parques Industriales.

Venid padres y madres a lo largo y ancho de la tierra /
y no critiquéis lo que vosotros no podéis comprender /
vuestros hijos y vuestras hijas están fuera de vuestro control /
vuestro viejo camino se está haciendo viejo rápidamente /
por favor apartaos del nuevo si no podéis echar una mano/
porque los tiempos están cambiando.
 (Bob Dylan: The times there are a changing)

Efecto de lo anterior, sucedieron  una serie de fenómenos sociales que escaparon a su control. Además de una importante inmigración de trabajadores del norte del país y de estados circunvecinos que generó una recomposición social, la llegada de la televisión, el rock’nroll, las nuevas ideas al interior de la Iglesia Católica Romana, las noticias de la Revolución Cubana, los movimientos estudiantiles de 1968 en todo el mundo y la noticia de la represión en Tlatelolco,  paulatina pero inexorablemente impactaron en la muy tradicional, esclerótica y decimonónica sociedad queretana de ese tiempo.

Es menester recordar aquí el rectorado de Hugo Gutiérrez Vega al frente de la UAQ, que cimbró la concepción de la universidad e inauguró los estudios de corte humanista y social con la creación de la Escuela de Psicología. Asimismo, son memorables los movimientos impulsados por jóvenes curas del momento que, al intentar reformar la manera en que se realizaban las misas –haciendo las llamadas “misas a go gó” – e introduciendo el cooperativismo en las comunidades de base, se enfrentaron a la jerarquía clerical y culminaron en su rompimiento con la clerecía y con un pequeño cisma que llevó a la conformación de la autotitulada “Iglesia en Querétaro”.

Soy Latinoamericano, soy latino… /
traigo nueva la canción y alegre el vino /
sé a dónde quiero llegar y sé el camino…
(R. Darvin: Soy Latnoamericano)

Paralelamente a esta situación local, en diversos puntos del continente surgían movimientos musicales que se basaban en la música popular y folklórica de cada lugar y que, además, en sus letras tocaban los temas sociales y políticos de su entorno y daban cuenta de las condiciones similares que, en materia socioeconómica y política, se daba en nuestros  pueblos. Desde Carlos Puebla, en Cuba; Bob Dylan y Joan Báez en Estados Unidos; Violeta Parra primero, y Víctor Jara después, en Chile; Atahualpa Yupanqui y Horacio Guaraní en Argentina; Alfredo Zitarroza y Daniel Viglietti en Uruguay; Soledad Bravo y Alí Primera en Venezuela; Chico Buarque en Brasil; músicos latinoamericanos que se destacaron como representantes de esta nueva forma de entender el canto popular. Por su parte, en España, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute y Paco Ibañez también cantaban nuevas letras que reflejaban las aspiraciones y tendencias de un pueblo español azotado por la dictadura. Así también, en México comenzaron a aparecer agrupaciones y solistas que, como Los Folkloristas, los Cantores de América y Oscar Chávez, también se inscribieron en esta tendencia literario musical. 

Caminando por el mundo se ven ríos y montañas,
se ven selvas y desiertos pero ni puntos ni rayas.
Porque esas cosas no existen sino que fueron trazadas
para que tu hambre y la mía estén siempre separadas.
(Soledad Bravo: Punto y Raya)

Lógicamente, las condiciones sociales locales, nacionales e internacionales, así como los cambios que se estaban viviendo en la esfera de la cultura y las ideas, llevaron a que, en Querétaro, se comenzara a escuchar otro tipo de propuestas musicales más allá de los tradicionales tríos y mariachis –o de la música sacra del conservatorio-. El rock irrumpió entre la juventud, al grado de que comenzaron a oírse canciones de los Beatles en algunas iglesias. A la postre, esto derivó en el primer grupo de música religiosa a ritmo de rock, Fe y Razón, que apareció como una expresión contestataria de cierto sector juvenil contra las instituciones ideológicas dominantes, aunque rápidamente fue asimilado por el status quo.

¿Qué ha de ser de la vida?, si el que canta no levanta la voz en las tribunas
por el que sufre, por el que no hay razón que lo condene a andar sin manta...
Si se calla el cantor, calla la vida.
(Horacio Guaraní: Si se calla el cantor)

En 1967 la Casa de las Américas organizó el Festival de la Canción de Protesta, en el que se analizó la posición de los músicos respecto a los procesos libertarios que en el momento surgían en toda Latinoamérica. Es ahí donde se acuña la noción de Nueva Canción, que si bien no es del todo definida, si se conceptúa como un vehículo generador de conciencia de las condiciones de explotación de los pueblos americanos y de la necesidad de la lucha antiimperialista y anticapitalista, es decir, de la liberación latinoamericana. Ante todo, se trata de música popular, que emerge del pueblo y está destinada para el pueblo con una propuesta liberadora. A través de una óptica de realidad que cuestionaba la obviedad, buscaba las causas de la situación en que vivimos, para proponer alternativas revolucionarias y libertarias. No se trataba solamente de la protesta panfletaria, sino y fundamentalmente de un espacio para el amor, la estampa individual o colectiva, el cariño al terruño y la patria, la utopía, la reflexión y la crítica política.

Serán estas las bases ideológicas sobre las que, durante la siguiente década, se desarrollará el movimiento de la Nueva Canción en Querétaro, con características muy singulares y en un contexto de cambios sociales vertiginosos para una sociedad mocha, acartonada y tradicionalista que por ejemplo, luego de construirse la estatua del Benemérito de las Américas en el Cerro de las Campanas, en el Centenario de la Restauración de la República, por décadas hubo de ser resguardada por miembros del ejército mexicano, ante la posibilidad real de atentados para destruirla.

… duerme mi pueblo blanco bajo un cielo,
que a fuerza de no ver nunca el mar, se olvidó de llorar, por sus callejas de polvo
y piedra, por no pasar ni pasó la guerra, sólo el olvido camina lento...
(J. M. Serrat: Pueblo Blanco)

Para 1970 la ciudad prácticamente había doblado su población respecto al censo anterior:  de los 70 000 a los 129 665 habitantes. Pero el área urbanizada apenas había crecido un poco hacia las antiguas haciendas que la rodeaban, con fraccionamientos clasemedieros como la Niños Héroes, Jardines de Queretaro, y la Cimatario. Las clases altas tenían sus nuevos hábitats en Jurica y la primera sección de Álamos. Mientras que las clases populares  se concentraban en el antiguo casco citadino, sobre todo en las vecindades de los barrios de La Cruz, San Francisquito, Santa Ana y la Otra Banda; en donde familias enteras vivían apiñadas en un solo cuarto, en condiciones verdaderamente insalubres. Un Querétaro aún sin andadores, de calles empedradas, sin luz mercurial (con apenas un foco de 100 watts en cada esquina) y con casas con fachadas ruinosas.

El estado parecía una especie de ciudad-estado con un territorio apenas integrado por carreteras que unían solo las cabeceras municipales. Creció repentinamente con las “tomas” de predios ejidales en Lomas de Casa Blanca, Peñuelas y Bolaños. Tales “tomas” fueron realizadas por  centenares de familias menesterosas “organizadas” por el partidazo, beneficiando directa o indirectamente a los antiguos hacendados y sus representantes políticos, que comenzaban a convertirse en fraccionadores, constructores y monopolizadores del transporte urbano y de las casas de renta. El casco citadino creció así artificialmente, con un modelo aún vigente, que favorece la especulación con los terrenos urbanos.

Los jóvenes  de las familias de los sectores medios y altos mandaban a sus hijos a estudiar a la UAQ, que era una escuelita prácticamente decimonónica ubicada casi toda en lo que hoy es su edificio de humanidades, aunque pronto se expandió al Cerro de las Campanas. En ella se transmitían ciertos conocimientos técnicos, pero sobre todo las ideas, entre mochas y liberales de las familias bien, que formaban los cuadros que ingresarían a la clase política local a través de nexos consanguíneos y amistosos, de complicidades en la factura de truculencias pandilleriles y de la lucha por el poder en estructuras corporativas -como la FEUQ-, en el famoso ambiente de paz social de la entidad que contrastaba con el clima de guerrilla urbana y rural en las grandes ciudades del país y en las sierras de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Sinaloa y Chihuahua, y aún más con las luchas de varios pueblos centro y sudamericanos en contra de las dictaduras militares.

Me gustan los estudiantes, jardín de nuestra alegría,
son aves que no se asustan de animal ni policía
y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría,
caramba y zamba la cosa, viva la psicología…
 (Violeta Parra: me gustan los estudiantes)

No obstante -y en consonancia con la serie de fenómenos sociales que se desarrollaron con la industrialización, el comienzo de la mundialización de la información y los ecos del movimiento estudiantil del 68- a principios de la década de los setenta, algunos grupos  de estudiantes universitarios comenzaron a cuestionar la verticalidad y falta de apego a sus verdaderos intereses por parte de sus representaciones al interior de la Universidad. Cobró forma la idea de que, en lugar de votar por planillas para sociedades de alumnos que no establecían compromiso alguno con las bases, sería mejor nombrar representantes en cada grupo para la conformar Consejos Estudiantiles que analizaran la problemática cotidiana, y propusieran y llevaran a cabo soluciones consensadas con la base estudiantil. Los estudiantes de las escuelas de Ingeniería y de Psicología fueron los primeros en realizar tales figuras asociativas, separándose de la corporativa y oficialista Federación Estudiantil de la Universidad de Querétaro (FEUQ).

En las escuelas y fábricas también empezó a circular el periódico Voz Crítica que, en su primera época, expresaba las posiciones más progresistas de la Universidad y se manifestó en movimientos contra el alza en las tarifas del transporte urbano, así como en el de amas de casas –cuando al gobernador en turno se le ocurrió cerrar los expendios de leche bronca, argumentando razones sanitarias, cuando en realidad trataba de incrementar las ventas de la leche industrializada-. La reacción gubernamental fue un hostigamiento y acoso al director del periódico, llegando a su secuestro y encarcelamiento con base en infundios, para finalmente forzar su salida de la entidad luego de un fuerte movimiento estudiantil popular por su liberación. Fue un periodo de malos momentos para la ciudadanía, que también hubo de soportar asesinatos perpetrados desde altas esferas y nunca esclarecidos, el aumento inusitado de la circulación de drogas entre la juventud y frecuentes agresiones a una autonomía universitaria casi inexistente. Voz Crítica se apagó por casi dos décadas, pero algunos de sus integrantes siguieron activos en la siguiente ola del movimiento, que se iniciaría en la segunda mitad de la década.

Salió desde la Argentina, procedente de La Plata,
traía las bolsas del saco repletas de yerba mate. Él era Adolfo Tessari…
(Alberto Lucero: El Corrido de Tessari, sobre la música de Camelia  la Texana)

Tal ola comenzó con una fuerte protesta de la base estudiantil de Psicología por la expulsión del país de un profesor argentino que por sus conocimientos sobre la psicología, su didáctica y su compromiso laboral, contrastaba con el ausentismo y la falta de preparación que tenía la mayoría de los profesores de entonces. Se desencadenó entonces una reforma académica basada en el cuestionamiento sobre la identidad profesional del psicólogo y tras una intensa lucha que llevó a la dirección de la facultad a un profesor identificado con las aspiraciones del movimiento, en pocos años se logró que la facultad fuera reconocida a nivel no sólo nacional, sino latinoamericano, tanto por su propuesta académica, como por la vinculación con la sociedad, su discusión teórica (que llegó a polemizar con las escuelas psicológicas más conocidas) y, su apoyo decidido a los movimientos libertarios de otros sectores estudiantiles, obreros y populares (de la localidad  y nacionales).

Entre 1975 y 1976, representantes estudiantiles de los Consejos de Ingeniería y Psicología comenzaron a platicar sobre la formación de un consejo estudiantil interescolar diverso a la FEUQ. Se conformó así, al año siguiente el Consejo Estudiantil Democrático de la Universidad de Querétaro –CEDUQ- , cuyas acciones trascendieron no sólo a toda la universidad, sino al campo de la educación superior, al del arte y del movimiento obrero y popular. Imposible de relatar aquí todas sus acciones de importancia –siempre consensadas entre las bases estudiantiles de las escuelas que lo integraron-, pero entre las que figuran las transformaciones académicas de varias escuelas –destacando la de la Facultad de Psicología-, su exitoso cine club y las excelentes semanas culturales estudiantiles; su participación al interior del Consejo Universitario contra el alza de cuotas de inscripción y en defensa de la autonomía universitaria, las manifestaciones de rechazo al balaceo al interior del campus universitario de un líder estudiantil –de la FEUQ- por parte de la policía, el rechazo a las alzas en las tarifas del transporte urbano, su influencia en otros sectores estudiantiles fuera de la universidad, como fue el caso del movimiento normalista “8 de mayo” de 1980

La era está pariendo un corazón, no puede más,
se muere de dolor y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir.
(Silvio Rodríguez: La era está pariendo un corazón)

En el contexto del periodo que algunos han llamado “la revuelta estudiantil de los setentas” y que prefiero comparar con una pequeña revolución cultural- es que se inscribe el Movimiento del Canto Nuevo en Querétaro que, junto a otros movimientos en el campo del teatro y de la plástica, abrió novedosos caminos para una nueva conformación social que irrumpía inexorablemente sobre las ruinas de una sociedad semifeudal a la mexicana.

Compre, obtenga, mire venga, satisfaga sus deseos de ser quien,
que en la vida siempre todo le sale muy bien.
(Roberto González: el origen de la vida)

Dentro del ámbito artístico-cultural se observaba que la mayoría de la gente acudía a los tres cines que funcionaban en ese momento: el Plaza, el Reforma, y el Alameda (hoy cineteatro Rosalío Solano). Acudían a tomar el café a la Mariposa (en la esquina de Juárez y 16 de septiembre) y paseaban con los amigos o novios en el Jardín principal, si era domingo oyendo a la Banda del Estado. En cuanto a las alternativas artísticas universitarias, se contaba con el grupo de teatro de Cómicos de la Legua y con la renacentista Estudiantina de UAQ. Circa 1975, el homeópata Sergio Castañeda (q.e.p.d.) abrió en el Andador Libertad un cafetín llamado La cueva de cronopios, en el que se hacía tertulias literarias, se jugaba ajedrez y  se comentaba la situación sociopolítica.

El ambiente musical de la época lo constituían, además de los ya señalados grupos formales de música sacra del Conservatorio J. Guadalupe Velázquez, los mariachis del Jardín de los platitos, los tríos bolerísticos que amenizaban en las cantinas, además de los consabidos grupos tropicales y versátiles que tocaban en las fiestas y eventos sociales. En ese tiempo surgieron los grupos de rock y “música moderna” que interpretaban refritos más o menos logrados de los éxitos de moda en la radio. Ocasionalmente se podía escuchar el buen rock country del Pequeño Imo o al grupo Shasta, con su propuesta más pesada. Cabe recordar que los festivales de la Canción Universitaria, organizados por el Departamento de Difusión Cultural de la UAQ, eran foros que alentaban la creación musical de los estudiantes.

Primero en pequeños pero poco a poco cada vez más amplios círculos, se escuchó a los cantores y cantautores del canto nuevo español y latinoamericano. No pasó mucho tiempo para que, alrededor de 1974 se conformara el primer grupo de Canto Nuevo, el Apax Chacan (voz maya que justamente significa Canto Nuevo), con entonces estudiantes de Psicología. Este grupo, en sus tres épocas, sería el más trascendente del movimiento en Querétaro.

Pobre del cantor de nuestros días,
que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida.
(Pablo Milanés: Pobre del Cantor)

Al ir tomando forma el movimiento estudiantil universitario, los estudiantes con inquietudes democráticas y musicales se nuclearon, generando los primeros grupos de Canto Nuevo. El primero fue, sin lugar a dudas el Apax Chacan, que se mantuvo funcionando en tres épocas alrededor de 10 años, en los que dio pauta a la formación de músicos, la generación de espacios alternativos de expresión artística y política, así como interesantes relaciones a nivel nacional.

En su primera época, allá por 1973-1974, el Apax se conformó por estudiantes de psicología que venían de centro y norte del país. Su fundador fue Luis Fernando (q.e.p.d.), junto con Lucy, Luis Ángel, Carlos, Alonso, Juan Hugo y otros más. Francamente influenciados por Los Folkloristas y otros grupos latinoamericanos del momento, se plantearon reproducir el folklore mexicano y latinoamericano, así como piezas del canto nuevo sudamericano. Contaban con una amplia dotación instrumental que incluía instrumentos mexicanos y de Argentina, Colombia, Chile, Bolivia, Perú, etc. Su repertorio incluía desde corridos mexicanos, huapangos, sones jarochos y de concheros; hasta canciones de Quilapayún y Víctor Jara, del Inti Illimani y los Parra. Parece ser que, aunque no cristalizada, tuvieron la buena idea de recopilar el folklore queretano. Se presentaban en cuanto foro se les abría, bienvenidas a los alumnos de nuevo ingreso, semanas culturales estudiantiles y en movilizaciones, como aquellas multitudinarias para apoyar primero la presentación y luego el excarcelamiento del director de Voz Crítica. En la boda de uno de ellos interpretaron una misa rarámuri, en la iglesia de Cristo Rey. Hacia 1976-77 se hicieron cargo de La cueva de cronopios donde también se pudo oír el Canto Nuevo.

Por 1976 se conformó el segundo de los grupos de canto nuevo en Querétaro, que en su inicio se llamó Ya’ tuhu t’zintzú (en otomí: el canto de las aves) y luego tomó el nombre de Avanzada. Conformado también por estudiantes de psicología que, al mismo tiempo teníamos un grupo de rock y versátil en San Juan del Río: Jaime, Mario y quien esto escribe, y por el que pasaron otros varios como Ruth, Gabriel, Carlos, Nelia, Arturo, etc. Con una dotación instrumental básica de dos guitarras, un bombo, charango y quena; Avanzada tendió más hacia el canto político, con un repertorio basado en las canciones de los Parra, Jara, Chávez, Molina y Mejía Godoy, así como los primeros ecos de Silvio Rodríguez (la Canción del Elegido, Madre y El Rey de las Flores) y de Pablo Milanés (Pobre del cantor), además de composiciones propias. Tocábamos en cuanto foro se nos abría, en las semanas culturales estudiantiles, en las movilizaciones por la baja de las tarifas de camiones y la defensa de la autonomía universitaria, en la primera huelga universitaria hecha por el recién organizado SUPAUAQ, en los concursos estudiantiles, y en aquel foro alternativo que era la librería y cafetería Tata vasco (que fue quemada por anónimas y misteriosas manos). Avanzada coordinó un taller de composición con jóvenes de Lomas de Casablanca, con el que participamos en la primera experiencia de extensión de la Facultad de Psicología.

No es una poesía gota gota pensada, no es bello producto, no es un fruto perfecto. /
Es lo más necesario, lo que no tiene nombre: son gritos en el cielo y en la tierra son actos
(La poesía es un arma cargada de futuro. Gabriel Zelaya)

Ya en la segunda mitad de los setenta visitaba en ocasiones a Querétaro un grupo poético-musical de León, Guanajuato, llamado Mussicalissimo, que hacía canciones y poemas propios, además de tocar a Aguaviva, Serrat, Pablo, Silvio, Miguel Hernández, Neruda, Vallejo y otros autores destacados, presentándolos en forma de recital. Luego de varios años, algunos de sus integrantes, como Pepe, Modesto(q.e.p.d.), Gerardo, Itamar y  Martha, vinieron a radicar a esta ciudad, sumándose al movimiento musical. Con sus presentaciones en las semanas culturales coadyuvaron a ampliar la oferta musical dirigida al público estudiantil. En el mismo sentido, hay que mencionar la labor del CEDUQ por traer a sus semanas culturales a interesantes grupos y artistas del canto nuevo y jazz, como La nopalera, Sacbé, Orbius Tertius, El trío mexicano de jazz, Gabino Palomares, amén de otros eventos teatrales, dentro de lo que se destaca El galpón, de Uruguay, y otros importantísimos eventos de corte académico. Aquí también debemos recordar al movimiento plástico, que desde la Casa de la Cultura irradiaba nuevas propuestas estéticas, encabezado por Gerardo, Lirio y Julio César; formado también al calor de aquellas luchas y que, en su propio ámbito y formas, contribuyó con ellas.

Hacia 1977 el Apax Chacan concluía su primera época: los estudiantes que lo conformaron, a punto de salir de la profesional, se avocaron a hacer talleres de folklore y canto nuevo con estudiantes preparatorianos, entre los que se encontraban Alfonso, Adam, Ángel, Sergio (q.e.p.d.), Malena, Martha, Irene; a ellos les dejaron el nombre, los instrumentos musicales y la idea de proseguir con la difusión de esa música. En esa segunda época –que duró hasta 1980-, los chacancitos, como los llamábamos, se presentaban en foros semejantes a los descritos líneas arriba, y su repertorio fue restringiéndose al folklore y canto nuevo sudamericanos. Durante un tiempo el Apax y el Avanzada se invitaron mutuamente a las presentaciones que conseguían, llegando a montar canciones juntos.

Para entonces, cada vez se hacía más claro que el movimiento musical tomaría características diferentes a las  hasta entonces conocidas. Comenzaron a surgir grupos solo de folklore sudamericano, algunos por iniciativa de los propios integrantes para la difusión de dicho género –como Quetzal, de Francisco y Luis León, o el Andamaxei, de Turis y el Gigio; otros institucionales como el de la Casa de la Cultura, si no mal recuerdo llamado Cotopaxi, y otros más con la idea de generar dinero mediante su comercialización, como fue el caso del grupo Ñandú de Fernando y el Mosca, y el Alto Folklore de Ernesto Feliciano.

Para el pueblo lo que es del pueblo porque el pueblo se lo ganó.
Para el pueblo lo que es del pueblo, para el pueblo liberación.
(Piero: Para el pueblo lo que es del Pueblo)

Fue tal el crecimiento de los intérpretes de estos estilos musicales que, para finales de los años setentas muchas personas habían pasado por los grupos de canto nuevo originales, dándose incluso una suerte de “préstamo” entre sus integrantes. Pero a partir de entonces algunas de ellas comenzaron a profesionalizarse musicalmente, alejándose hasta cierto punto de los planteamientos que originalmente les dieron vida. De ahí se distinguieron algunos de los mejores compositores e intérpretes de música popular que hubo posteriormente, como Checo Solano. Éste era el panorama cuando surgió el movimiento “8 de mayo” de 1980, en una ciudad con un crecimiento demográfico y urbano vertiginoso, que ya alcanzaba los 216 000 habitantes.

Desde más de un año antes, los estudiantes de la Normal del Estado venían realizando gestiones para que se les dieran ciertas facilidades, como poder salir a comprar cosas a la tienda, la construcción de una biblioteca, un camión para realizar viajes de estudios y la posibilidad de asociarse en un consejo estudiantil. Al encontrar todas las vías de gestión cerradas, convocaron para el día 8 de mayo de 1980, a una marcha que les permitiera plantearle sus necesidades al presidente de la república, que se hallaba en gira por acá. Con el siempre sano objeto de preservar la sagrada paz social queretana, la policía reprimió brutalmente la marcha antes de que llegara con el presidente, allanando casas particulares y las instalaciones de la preparatoria sur de la UAQ. La respuesta universitaria, escolar y popular fue fuerte y profunda, llegando a convocar a decenas de miles de personas a las marchas realizadas en esta ciudad y en la de San Juan del Río. La Normal se fue a la huelga y el apoyo de otros puntos del país se dejó sentir cada vez más intensamente.

Para el día 10 de mayo se organizó un festival del día de las madres en el que participaron las mamás golpeadas y los grupos de canto nuevo existentes. En las marchas y mítines, pero sobre todo en las largas noches de guardia, se reunieron muchos de los músicos que habían transitado por los grupos de folklore y canto nuevo, más otros nuevos simpatizantes. El movimiento se resolvió con la salida de la Directora de la Normal y con el cumplimiento formal de los principales puntos del pliego petitorio. Sus consecuencias tanto en el ámbito del poder como en el movimiento obrero y de canto nuevo, fueron mucho mayores.

…Crece, crece, crece la audiencia…
(Arturo Cipriano: Crece la audiencia)

Una de ellas fue el inicio de la tercera y hasta ahora, última época del  Apax Chacan, a mediados de 1980, cuyos integrantes fueron algunos de los de la segunda época y ex integrantes de Avanzada y Mussicalissimo. Inició con la participación del Apax con una propuesta musical de fusión de folklore y rock con letras claras y directas respecto al reciente movimiento estudiantil popular y la situación sociopolítica del país en un concurso de la canción universitaria que, inusitadamente, se abrió al nivel nacional, participando en él quienes luego fueron el grupo Tránsito, Daniel Tuchman y Oscar Reynoso.

Poco después, el Apax fundó y desarrolló el Taller Artístico Experimental (TAE), al cual se integraron varios otros grupos musicales, como Quetzal, Zafra y Andamaxei. También se formó un grupo de teatro  y un taller de serigrafía. Incluso se llegó a editar un cuadernillo de poesía. Con el TAE también colaboraron varios aficionados a la fotografía, así como círculos de apoyo y de estudios artísticos y políticos.

El TAE realizó una labor importante de vinculación con otros organismos similares en otros puntos de la República, como el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), el Frente Mexicano de Trabajadores de la Cultura (FMTC) la Peña Morelos, el colectivo Salario mínimo y Barro rojo (este último de danza contemporánea), siendo convocante y co-organizador de varias reuniones nacionales de trabajadores de la cultura –la IV de ellas realizada en Querétaro- y participando en numerosos foros del Distrito Federal, Guadalajara, Texcoco y el estado de Guerrero.

En cada cuadra un comité, en cada barrio revolución,
cuadra por cuadra, barrio por pueblo, país en lucha, revolución.
(Eduardo Ramos, Silvio Rodríguez: Canción de los CDR)

El TAE se presentó en los movimientos de lucha popular que siguieron al del “8 de mayo” por la democracia sindical obrera, en TREMEC y UNIROYAL, cantando canciones de lucha y de moral combativa, que en esos momentos dieron apoyo a sus movimientos. También se presentó en el movimiento popular de 1982, encabezado por la Comisión de Defensa del Pueblo de La Cañada, contra el despotismo del comandante de la policía municipal de El Marqués. De esta lucha, el Apax hizo un huapango  que en parte rezaba así

...y tenemos que contar que en abril de 82
en una lucha del pueblo La Cañada  despertó
y bien que se organizó en contra de la policía
pues a su comandante Manuel Barrón nadie quería.
Mucha injusticia que hacía, sembrando la represión
pero el pueblo que se organiza formando su Comisión
de la Defensa del Pueblo, así mero se llamaba
tras de mucho trabajar logró lo que se buscaba.
Pa'l viernes siete de mayo Manuel Barrón renunció
que's que porque estaba enfermo, eso fue lo que anunció.
Aunque el chacal quiso huir, con la movilización
se logró que ese paria fuera a dar a la prisión.
El pueblo aprendió la lección, esa merita que reza
que la movilización y la unión hacen la fuerza.

Pero tal vez su labor más importante fue la organización y realización del Foro Popular quincenal que durante tres años puntualmente se realizó las tardes de los sábados en lo que era el ex atrio de la iglesia de San Francisco (también conocido como rinconada de San Francisco), en el Andador 5 de mayo (donde ahora volvieron a poner rejas, devolviéndole el espacio a la clerecía). El TAE también abrió Foros  Populares similares, aunque sin la asiduidad quincenal, en los barrios de San Francisquito y Lomas de Casa Blanca (en la zona de los andadores), así como en La Cañada. Es menester dejar muy claro que dicha actividad fue totalmente realizada de forma independiente a subsidios públicos o privados, así como de partidos políticos. Su manutención fue gracias a las aportaciones de los integrantes del TAE, de los “boteos” que se realizaban en ellos -los cuales nunca fueron muy jugosos- y por la colaboración de los grupos provenientes de otras ciudades, quienes financiaban sus traslados. Se trató de un trabajo realizado por la plena convicción de sus integrantes.

Por tales Foros Populares, principalmente por el primero, desfilaron los propios grupos pertenecientes al TAE, así como el grupo Salario Mínimo, Los Cletos, el Sindicato del Sueño, TNT, el ballet folklórico de la UAG y otros muchos grupos y solistas de los que no alcanzo a recordar sus nombres.  Se convirtieron  en una alternativa para el goce artístico y la recreación de un público que poco a poco se hizo asiduo y fue agrupándose. En esos momentos no existían los foros artísticos que hoy pueblan las plazas queretanas gracias al financiamiento gubernamental. Es de sospecharse que éstos últimos tuvieron como idea original los logros de aquellos foros independientes.

Pero los Foros Populares no solo cumplieron funciones artísticas y recreativas, sino que llegaron a ser un espacio significativo de comunicación popular alternativa en la ciudad. Cada dos sábados el público conocía información y análisis frescos sobre el acontecer local, nacional e internacional, al igual que la opinión de sus organizadores y del público mismo; o los planteamientos y denuncias de los movimientos locales, regionales y nacionales –como fue el caso de las Marchas Campesina Nacionales desde el norte del país hacia el Palacio Nacional o lo Paros Cívicos Nacionales-, eventos que tuvieron un punto de apoyo y difusión en la Rinconada San Francisco.

Unidos en la lucha  no nos moverán y el que no crea que haga la prueba, no nos moverán 
(Joan Baez: No nos moverán)

Recuerdo especialmente el aniversario segundo del Foro Popular de la Rinconada San Francisco, que convocó a grupos artísticos de varias partes del país y que duró más de seis horas. Para aquella ocasión recibimos los saludos de muchas organizaciones artísticas y culturales. Conservo uno de los textos que se leyeron en aquella ocasión y que, en una de sus partes, decía: 

Sí señores, sí, aquí estamos y crecemos. Desde la pequeña trinchera que es el arte popular, en esta ciudad que se esfuerza en convertir en adorno la sangre trabajadora, tras las caras, las canciones, los poemas de nuestro foro popular, son ya cientos los que cantan, los que actúan, los que luchan, y crecemos. Por aquí han fluido las vertientes de la gesta: sindicatos, estudiantes, pueblo... Y estrechando nuestra voz con las miles acalladas, la tuya, la mía, la nuestra (aclaramos que estos coros no son falso testimonio, sino actos que se dan en cada casa, en el campo, en la fábrica, en la vida. Y ante todo -y entre todos- son un pacto. Sí señores, sí. Y crecemos, y c r e c e m o s , Y  C R E C E M O S : ¡AQUÍ ESTAMOS!

Sin decir que los artistas no deben buscar y recibir los apoyos que las instituciones tienen obligación de darles, es interesante ver cómo pueden realizarse muchas actividades sin financiamiento oficial, tan solo con una red de apoyo mutuo, un programa definido de trabajo y la voluntad para realizar las metas trazadas. Por ese camino, el TAE llegó a plantear y organizar, con el público del Foro  Popular, un Comité de Apoyo a los Pueblos en Lucha, que se planteaba la solidaridad con las luchas de los pueblos de El Salvador y Guatemala, que en ese momento se levantaban en armas contra los tiranos.

Aquí es necesario recordar también que hacia esa época -debido a la necesidad de paliar, aunque tan solo se pudiera un poco, las devastadoras consecuencias del bloqueo económico a su país- la Nueva Trova Cubana se convirtió en un producto de exportación de Cuba hacia las clases medias altas latinoamericanas, lo que hizo que su temática tendiera más hacia lo amoroso que hacia lo sociopolítico, cosa en que los grupos centroamericanos –como los Mejía Godoy en Nicaragua y el Yolocamba Ita en El Salvador- no estaban del todo de  acuerdo, pues requerían de la solidaridad con la lucha de sus pueblos. Hacia ellos se inclinó el TAE.

Al respecto, para ejemplificar claramente, transcribo unas palabras de Carlos Mejía Godoy  respecto a la ideología de la Nueva Canción en Nicaragua:

[...] la Nueva Canción nicaragüense se define como una arma más de nuestro pueblo en la cruenta lucha contra la dictadura y contra el imperialismo [...] Se enfrenta a la canción de consumo, a esa invasión de canciones mediocres que a través de los medios de comunicación, deforman el gusto y confunden la conciencia del pueblo y de sectores especialmente estudiados y colocados en la mira de las trasnacionales disqueras [...] es trinchera contra la penetración cultural [...] es alternativa frente a este bombardeo de la mala canción, de la canción mercancía [...] afirmamos también que la Nueva Canción es un derecho del pueblo [...] Creemos que hay que cantarle a la geografía, costumbres y tradiciones de Nicaragua; a nuestra historia; a los próceres héroes y mártires; a la solidaridad con otros pueblos; a las tareas coyunturales; a la mujer, a los niños y a los valores como el amor, el trabajo, la alegría, la ternura, la convicción revolucionaria. Se trata de que la Nueva Canción cumpla con el objetivo de ayudar a transformar la mentalidad de la sociedad.

 Y ahora intentar reconquistar con vano afán 
este tiempo perdido,que nos deja vencidos… 
(Pablo Milanés: Para vivir)

Malamente, como sucede con frecuencia, hacia 1983 el TAE sufrió conflictos políticos internos, que los llevaron, primero a la ruptura interna y luego, a su desaparición, lo que coincidió con la puesta en marcha de un foro artístico operado por la UAQ, en el mismo horario y lugar que el del TAE. Poco tiempo después el foro universitario también desapareció. Entonces el movimiento del Canto Nuevo en Querétaro se pulverizó y abundaron los solistas con lo más rosa de la Nueva Trova Cubana (eso sí, compitiendo por ver quién “había traído primero” ese género a los bares y cantinas queretanos). Los grupos de folklore sudamericano y rock rupestre proliferaron en las calles y camiones, confundiéndose con el hippismo y sin ningún planteamiento más allá del existencial o de la sobrevivencia económica. El movimiento musical terminó y no ha vuelto a reconstituirse (tal vez porque tampoco ha habido un moviendo social que le de aliento). Sólo puedo recordar al grupo Edahi (El Viento) que, en un primer momento retomó algunos planteamientos del canto nuevo planteando la fusión del folklore con el rock y el jazz, cantando temas relativos a los indígenas, a la ecología y a estampas citadinas. Desafortunadamente, también se desmembró. El trabajo de arte y comunicación popular se alejó de la música, pero ha tenido cierta continuidad en el Colectivo MITOTE, enfocado hacia el teatro.


Dado el neoliberalismo que padecemos por imposición imperial y el colaboracionismo de quienes dizque nos gobiernan, me parece que necesario plantear nuevamente la urgencia de dar nuevas formas al movimiento musical  -y artístico en general-  de y para el pueblo. En ello también es necesario recordar, analizar y reflexionar más detalladamente las experiencias anteriores. A quienes tienen en sus manos los archivos y documentos  que sirven para el caso, los invito atentamente a que los compartan -junto con su reflexión- con las nuevas generaciones de queretanos, a través de estas páginas, o en los foros que acordemos.

Texto publicado bajo la autorización del autor
apareció previamente en la revista av cinemapaideia
en julio del 2014.

Aparecen en la fotografía de izquierda a derecha:
Vicente, Pacha, Adam y Poncho

4 comentarios:

  1. Excelente reseña! Un perìodo poco conocido por los actores actuales, si es que los hubiera, Saludos!
    Claudio

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  2. Saludos desde Chihuahua, esplendida recopilación.
    Luis Angel Contreras ( ex Apax Chacan ).

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  3. Este artículo de Vicente Osorio es muy completo desde el punto historiográfico e histórico,donde se analizan los acontecimientos relevantes en la Ciudad de Querétaro entre 1970 y los años Ochentas no sólo respecto del canto nuevo y el arte del pueblo expresado de diferentes maneras,ya que también trata del movimiento estudiantil de esos años en la Ciudad de Querétaro;pero lo más importante se puede avisorar como repercuten en la vida común y corriente y en la vida de una comunidad los eventos de la lucha de clases y como responden los diferentes grupos sociales ante ello;y queda claro como la música y el arte en general pueden ser parte del motor que impulsa el cambio en una sociedad y además ser la voz del pueblo que los grupos dominantes tratan de acallar y ocultar con otras expresiones culturales ajenas al acontecer de la clase trabajadora y sus necesidades:Muchas felicidades Vicente por guardar en tu memoria todos éstos acontecimientos y el que nos los hayas transmitido a los que vivenciamos algunos o muchos de los eventos descritos y también para que las generaciones actuales las conozcan y utilicen en su quehacer social y de disfrute y lucha social(por la música y el arte en general salen y se expresan los sentimientos y luchas más íntimas de una sociedad y se convierten en herramientas para el cambio social).Atentamente :Ildefonso Valdez el prof.(Zamora)

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  4. Gracias Vicente por este minucioso trabajo histórico.

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