ALBERTO HIJAR SERRANO
El jueves 4, el Instituto Mexicano de la Radio albergó en su improvisado foro el concierto por los 40 años de La Nopalera, conjunto musical de alto nivel técnico, construido por egresados de la Escuela Nacional de Música donde “íbamos a jugar futbol”, dijo Arturo Cipriano para corregir de inmediato: “algo aprendimos” y como prueba viva, el doctor en etnomusicología Jorge Arturo Chamorro tocó y cantó. La dotación de músicos excelentes varió de canción a canción y dos piezas instrumentales: “El Manantial” de Alejandro Corona del primer disco y “Pacífico” de Cipriano y Marco A. Morel. “Tregua” de Chamorro es la pieza 17 en el disco con 19 obras. Cipriano narró su encuentro con Marcial Alejandro y el de ambos con Maru Enríquez a quienes se incorporaron la legión de musikeros e invitados. En el centro del concierto estuvo “Canta Domingo Canta” de Mario A. Ramos y Cipriano en memoria del músico yucateco de apellido Novelo que decidió prenderse fuego en Mérida. Al piano, Alejandro Corona tocó una pieza del músico yucateco.
La voz de registros graves que puede alcanzar agudos de Luz Haydeé Bermejo, cantó la mayoría de las canciones compartidas con Maru Enríquez desde su obligada silla y un coro de compañeros veteranos aún jóvenes. Cipriano homenajeo a Un Viejo Amor, el memorable grupo de Maru, Jaime López y Roberto González por ahí en la fila para entrar para oir su celebre canción “El Huerto”. Hasta doce músicos ocuparon el escenario y hubo piano de cuatro manos luego del despliegue técnico y emotivo de Kenshi Kimura y los solos de batería y cajón, bajo, guitarra y por supuesto, flauta, saxofón breve y la armónica de Cipriano.
Afrozamba para diferenciarse del bossa nova, fue el nombre de la tendencia musical asumida por Cipriano en Brasil con las aportaciones de Chico Buarque, Caetano Veloso, Gilberto Gil y una legión de músicos orientados por la dialéctica cultural. El “Milongo” de Vidal Ramírez resultó de todo esto como principio de actualidad para “los jóvenes de Iguala”, los siempre vivos fallecidos como Marcial (Alejandro), Eugenio (Toussaint), Tehua, Emilio (Ebergenyi), Amparo (Ochoa), Galeano. “Vámonos para Guerrero” hace de la chilena una línea melódica complicada con los aires disonantes del jazz, de la zamba, de los tambores africanos, del piano a todo lo que da. “Canción del maleante” de Chico Buarque celebra a los transgresores con trabajos inciertos que quieren vivir alegres y plenos, tal como afirma “Carajo” de Marcial Alejandro. Una poética así, exige apropiarse de canciones como la de “El Huerto” donde Roberto González pregunta: “y con qué fin toda esta dialéctica en historia” y Víctor Jara cantó a Amanda en busca de Manuel “que partió a la sierra, que nunca hizo daño… muchos no volvieron, tampoco Manuel”.
“Un sol empeñado en darse”, frase de Marcial y Cipriano marca línea de una poética libertaria con pleno dominio técnico. Con una larga pluma en mano a manera de batuta, Cipriano dirigió al final al grupo de musikeros para la transmisión por el IMER y por la televisión de Morelos. Raúl Silva, trabajador de la memoria, recogió entrevistas.
El derecho a la alegría con “Tremendo alboroto” como se llama el disco de 1979, tiene en Azucena una excelente cantante con todo el cuerpo y los tarareos y susurros como respuesta a los de Cipriano para ir más allá de las palabras y cumplirle al jardinero que por los rumbos de Tlalpan, según narró Cipriano, gritó a un guardia: “no tenga cara de enojado, caray”.
Entre el público y formados en fila para entrar, estuvieron Roberto González, Rafael Catana sobreviviente de Los Rupestres, Patricia Kelly, sexóloga y bella locutora, Gloria Valdez, la activista más activa del buen sandinismo hoy extinto y de mil batallas culturales en México. Las cuatro esculturas coloridas y nopaleras de Jazzamoart, motivaron la invitación a que tocara para descubrirnos su destreza de baterista, luego de que con una larga tira colocada en los hombros de Cipriano, la extendió por el escenario como símbolo de unidad estética libertaria aplaudida por el público que no pagó nada para gozar del conciertazo.
6 junio 2015
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