miércoles, 3 de abril de 2024

EL SONIDO Y EL SILENCIO

 




El sonido y el silencio

La música tiene dos componentes fundamentales: el sonido y el silencio.

El sonido se produce por las vibraciones de un cuerpo que las transmite y el silencio es la ausencia de ese sonido.

Hace cien años, un 22 de marzo, en Ciudad Madero, Tamaulipas nació Judith Reyes Hernández quien a lo largo de su vida supo combinar estos dos elementos musicales recorriendo gran parte de nuestro México y de otros países del mundo.

Con su canto llevó los sonidos de los desprotegidos callando así las injusticias que los gobernantes y los poderosos pretendían amordazar. Con su actitud ante la vida supo mantener el silencio como una forma de protección propia y colectiva ante la represión y campañas de exterminio que a través de la guerra sucia era utilizada por los potentados para encubrir, para atenuar y sofocar las luchas legítimas del pueblo mexicano.

En sus inicios como intérprete y compositora Judith Reyes llevó su canto a través de los medios comerciales, en donde mayoritariamente se escucha el sonido del conteo de las monedas con música chatarra y efímera la cual ha prescindido de nuestra auténtica música tradicional.

En ese ambiente Judith Reyes no tuvo privilegios y sobre todo fue víctima del latrocinio y de la injusticia por parte de los empresarios, de los dueños y monopolizadores de la industria del disco. Le fueron arrebatadas y plagiadas varias de sus canciones, que incluso actualmente continúan siendo interpretadas por artistas “reconocidos” mediante grabaciones realizadas por las grandes compañías disqueras, lo que ha generado regalías a través de los años, de las cuales otros se las apropiaron y desde luego que han disfrutado de esas prerrogativas, mientras Judith Reyes pasó sus últimos años en precarias condiciones.

Pese a la fama y el éxito Judith Reyes decidió hacer un alto en este ambiente, para posteriormente en su andar primero al lado de los campesinos del norte y luego en otras regiones el poder continuar componiendo con un canto diferente: ya no es el canto del machismo, del alcoholismo, de la segregación, del racismo, de la discriminación. Ya no es el canto de la indiferencia, de la apatía y de la intolerancia. Ahora es el canto de la expresión popular, el de sus luchas libertarias, ahora es el canto que sirve para la educación y para la revolución.

A partir de ese momento Judith Reyes tomó la decisión de hacer un canto informativo,  entonces su voz se convirtió en el sonido de los desposeídos. componiendo en base a lo que ella misma iba atestiguando, y de esa manera hacer un canto con sabor a historia. Así lo prometió y así lo cumplió. A pesar de la persecución, del encarcelamiento, de la represión y de la censura. A pesar del silencio.

Pero quizás el silencio más doloroso, proviene de los sectores a los que Judith Reyes les cantó. Un silencio que se convierte en el olvido, que se convierte en la indiferencia, que se convierte en el pensar que es cosa del pasado. Esto desde luego propiciado por quienes mantienen el poder político, el poder militar, el poder empresarial y el poder de los medios. Propiciado por quienes siguen manteniendo el sonido ahora convertido en ruido, ahora convertido en campañas de desinformación, ahora convertido en campañas de desprestigio, ahora convertido en campañas de desaliento.

Pero también hay otro sonido, hay otro canto que no podrá silenciarse jamás. Es el canto de la naturaleza, el canto de las aves que a pesar de la extinción todavía persiste, aún en las grandes urbes, como ocurre en  la Ciudad de México.

En esta ocasión le correspondió a Gorrión Serrano  llevar el sonido de Las canciones de Judith Reyes “La Tamaulipeca”, justo para celebrar el cumpleaños de nuestra Judith Reyes, nuestra madre del canto libre. Escuchemos pues el canto presente de Judith Reyes.

¡Huya la patrulla!

Fernando Morán

California/Ciudad de México

22 de Marzo de 2024
















 

 

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