Roberto y Jaime sesiones con Emilia…
Jorge Buenfil
En 1977 me regresé de Monterrey en donde había estado trabajando por espacio de un año en la peña del Sapo Cancionero, llegué a la ciudad de México cayendo la noche y me trasladé a la casa de una amiga que había conocido en tierras regias y que me había invitado a quedarme en su departamento; el toc toc a la puerta y un recibimiento cálido de Chabe, (quien después sería mi compañera de vida y madre de mi adorada Daniela) que no me esperaba pero yo ya estaba allá en el umbral de la puerta y de su vida, estaban dos personas mas en la casa y sin duda algo celebraban, había vino y botanas, Cecilia Sheridan y Mario Diaz Mercado eran los otros amigos, la reunión se debía al nombramiento de éste último como director de la Productora Nacional de Radio y TV, tremendo puesto sin duda, platicamos y bebimos, en un momento dado Mario me pregunta: - Y ahora que vas a hacer – y le contesto, -pues buscar chamba- Y me dice: - pues si quieres mañana mismo la tienes, necesito un jefe de fonoteca – y así empecé a trabajar en esta maravillosa institución donde aprendí muchas cosas e hice grandes amigos. Para 1979 ya estaba dirigiendo y produciendo programas de radio, haciendo locución en fin muy motivado con esto de la comunicación, ya para 1980 tenía al aire varios programas, algunos como productor y director y otros como locutor, había una de las transmisiones que me gustaba mucho porque invitaba a mis amigos músicos que había conocido en el tiempo de estar en la música, que por cierto no la dejaba a un lado, seguía en ella a la par de mi nuevo trabajo; el programa se llamaba: Solo para aburridos, el formato era muy sencillo, entrevista y presentación del material musical que producían compañeros que no tenían espacios en la radio comercial para promover su trabajo; en ese tiempo pasaron en este espacio muchos que después fueron y son fundamentales en la música popular de nuestro país, estuvo el grupo Luzbel, Tania Libertad (recién llegada de Perú) Guadalupe Pineda y muchos, pero muchos más. Un día salí a comer en las cercanías de la chamba; PRONARTE se ubicaba en los estudios Churubusco, enclavados estos en la colonia Country Club y muy cerca de Tlalpan, había en las inmediaciones infinidad de restaurantes; ese día me encontré en mi camino a un gran amigo que había conocido en los tiempos que trabajé en la peña del Nahual, en Coyoacán, 73/76 - Que onda Buenfil – me dijo a modo de saludo, - Que onda mi Jaime – fue el retache a su cálido gesto de amistad y nos enfrascamos en el: ¿ Que es de tu vida? le platiqué de mis actividades y el me contó que estaba en un proyecto con Roberto González y Emilia Almazán, (amigos también de tiempo atrás), ya que me dio detalles del mismo, pues lo que seguía era invitarlos a que fueran a mi programa de radio, y claro la respuesta fue positiva y pactamos la fecha y la hora. Llegado el día hicimos el programa de radio y tuve la oportunidad de conocer el material que estaban trabajando, las composiciones me parecieron maravillosas, me sorprendí mucho; de las cosas que me comentaron era que nadie los había querido grabar, habían tocado puertas y puertas y no habían tenido suerte, les dije: - Saben que… vamos a hacer el disco – hubo asombro de su parte y me preguntaron ¿Cómo?... pues resulta que yo para los años 80 estaba haciendo producciones para discos FOTON y por ahí se abría la posibilidad, les prometí verlo con la disquera y se llenaron de entusiasmo, me dieron un casete y les dije: -Lo veo y nos comunicamos - …
Llevé el proyecto a la disquera, lo escucharon,
vi caras de desagrado y finalmente me dijeron que no, les insistí con solidos
argumentos y finalmente me dijeron, -Hazlo, pero bajo tu responsabilidad y solo
te podemos dar X horas de grabación – no recuerdo cuantas horas eran, pero si,
eran muy pocas, le hablé a los muchachos, les di la noticia y a la semana
siguiente ya estábamos en el estudio: Roberto González, Emilia Almazán, Jaime
López y su servidor, lo hicieron rápido, lo tenían muy ensayado y los tres son
extraordinarios, finalmente lo logramos a pesar de los pesares. Se nos fue
Roberto, pero nos dejó grandes temas, un legado muy importante, y por eso quise
escribir este recuerdo, celebrando la amistad y la realización de un material
que quedó para la historia, gracias, mi querido Roberto, que tengas buen viaje,
gracias, Jaime, Gracias Emilia…
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