domingo, 14 de julio de 2019
sábado, 13 de julio de 2019
LOS DISCOS DEL 79 Segunda Parte A
LOS DISCOS DEL 79
Segunda Parte A
Debo aclarar que
en las discografías de la nueva canción mexicana existen algunas imprecisiones,
esto debido a que en la impresión de los discos no existen los créditos de las
fechas en que se editaron, también debido a distintas razones se retrasó la
salida del disco al mercado. Por esta situación el disco de Amparo Ochoa “Yo
pienso que a mi pueblo” yo lo ubico en el año de 1979. En el mes de febrero de
ese mismo año Amparo Ochoa viaja a Berlín, Alemania en donde se presentó en el
9º Festival de la Canción Política (Festival des politischen Liedes), de dicho
festival se realizó una grabación en vivo y se editó un disco en donde aparece
cantando Amparo Ochoa la canción “La letanía de los poderosos” de la autoría de
Gabino Palomares. Años antes, en 1975, cuando Gabino Palomares llego a la
Ciudad de México, proveniente de San Luis Potosí, acudió a la peña El Mesón de
la Guitarra en donde recibe el apoyo de Amparo Ochoa quién grabaría por vez
primera en 1ese mismo año la memorable canción “La maldición de Malinche”.
La canción “La letanía
de los poderosos” viene incluida en el disco “Yo pienso que a mi pueblo” título
tomado de la canción del mismo nombre de la autoria de Enrique Ballesté. En el
disco “El cancionero popular” editado por Discos Pueblo en 1975 aparece a parte
de “La maldición de Malinche” la canción “Jugar a la vida” de la autoría de
Enrique Ballesté. El disco “Yo pienso que a mi pueblo” fue editado por Philips,
que en ese tiempo era distribuido por Polygram. La dirección musical y arreglos
estuvo a cargo del Daniel García Blanco (quién estuvo ligado a la nueva canción
realizando arreglos y dirección de diferentes producciones), y cuenta con una
participación orquestal, algo inusual en la nueva canción mexicana pues a lo
único que se había llegado era a una participación de un cuarteto de cuerdas.
Pese al título la canción con mayor éxito en la voz de Amparo Ochoa era el
poema de Mario Benedetti “Te quiero” y que fue musicalizado por Alberto Favero
e interpretado originalmente por Nacha Guevara. Curiosamente en los grandes
conciertos por ese tiempo Amparo Ochoa se hacía acompañar por Crescencio Lucio
Malacara y por Ramón Sánchez. Además de incluir una canción de Pancho Madrigal,
incluye también una canción de Oscar Chávez (quién fue el director artístico
del disco).
Amparo Ochoa cumplía en 1979 diez años de
haber llegado a la Ciudad de México, para ese tiempo ya tenía grabados 4 discos
de larga duración y había participado en 6 discos colectivos.
Fernando Morán
California
Julio 2019
lunes, 8 de julio de 2019
Los discos del 79
Los discos del 79
Primera parte
Dedicada a Jorge Velasco
El año de 1978 fue intenso para los grupos artísticos, en el mes de abril se realizó el Segundo Festival de Oposición en el Palacio de los Deportes, al oriente de la Ciudad de México, Al cumplirse los primeros diez años del movimiento estudiantil se realizaron por separado dos manifestaciones, división que se debió a la legalización del Partido Comunista Mexicano en el mes de Mayo de ese mismo año, de igual manera se creó una delegación separada de la oficial para asistir XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se llevó a cabo en Cuba entre Julio y Agosto. Esta efervescencia y como consecuencia del 2º Encuentro de la Canción Política efectuado en el Campamento 2 de Octubre en Iztacalco, se funda la LIMAR (Liga Independiente de Músicos y Artistas Revolucionarios teniendo como sede la Peña Tecuicanime en la Colonia Roma. En el ambiente artístico destacan las producciones discográficas de Los Folkloristas con “Raíz Viva”, Grupo Víctor Jara con “Vamos Patria”, Oscar Chávez con Guerrero”, Briseño, Carrasco y Flores con “Briseño, On’ta con “Vuelta a la izquierda prohibida en Revolución”, La Nopalera con “Crece la audiencia”, Sanampay con Yo te nombro” y Alfredo Zitarrosa con “Guitarra negra”.
Primera parte
Dedicada a Jorge Velasco
El año de 1978 fue intenso para los grupos artísticos, en el mes de abril se realizó el Segundo Festival de Oposición en el Palacio de los Deportes, al oriente de la Ciudad de México, Al cumplirse los primeros diez años del movimiento estudiantil se realizaron por separado dos manifestaciones, división que se debió a la legalización del Partido Comunista Mexicano en el mes de Mayo de ese mismo año, de igual manera se creó una delegación separada de la oficial para asistir XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se llevó a cabo en Cuba entre Julio y Agosto. Esta efervescencia y como consecuencia del 2º Encuentro de la Canción Política efectuado en el Campamento 2 de Octubre en Iztacalco, se funda la LIMAR (Liga Independiente de Músicos y Artistas Revolucionarios teniendo como sede la Peña Tecuicanime en la Colonia Roma. En el ambiente artístico destacan las producciones discográficas de Los Folkloristas con “Raíz Viva”, Grupo Víctor Jara con “Vamos Patria”, Oscar Chávez con Guerrero”, Briseño, Carrasco y Flores con “Briseño, On’ta con “Vuelta a la izquierda prohibida en Revolución”, La Nopalera con “Crece la audiencia”, Sanampay con Yo te nombro” y Alfredo Zitarrosa con “Guitarra negra”.
Entre el 26 de
Enero y el 1º de Febrero de 1979, el
Papa Juan Pablo II realizó su primera visita a tierras mexicanas. En julio
fueron las elecciones en donde el Partido Comunista obtiene 18 diputados por medio
de la Representación Proporcional al obtener cerca del 5% de la votación. Pero
lo que destaca es que después de la derrota del gobierno de la Unidad Popular
en Chile, vía golpe de estado y la militarización en otros países de sudamerica,
es el triunfo de la Revolución Sandinista. Si bien el Auditorio Nacional se había
mantenido ocupado con las Jornadas del Canto Libre, las primeras en Abril de
1978 y las segundas en Marzo de 1979, la programación de los grupos mexicanos
continuaba siendo controlada, limitando el acceso al escenario a varios de los
grupos e intérpretes de la nueva canción mexicana. Con las movilizaciones de
solidaridad al pueblo nicaragüense y gracias a la programación realizada por la
LIMAR tuvieron acceso al Auditorio Nacional Judith Reyes, León Chávez Teixeiro
y otros grupos más. La producción discográfica tuvo entonces también una
presencia importante con el disco Guitarra Armada producido meses antes del
triunfo de la Revolución Sandinista en donde participan Carlos y Luis Enrique
Mejía Godoy y que fue apoyada por el grupo Sanampay, Amparo Ochoa y el Grupo
Víctor Jara.
Las producciones discográficas
de 1979 de los artistas mexicanos pertenecientes al movimiento de la nueva
canción mexicana reflejan los cambios y la madures artística debido en parte al
alejamiento de la música andina, la incorporación de ritmos afrocaribeños, la búsqueda
de una identidad propia y la calidad artística. De estos discos destacan:
Amparo Ochoa con “Yo pienso que a mi pueblo”, José de Molina con “Salsa Roja”,
Vientos para un Nuevo Día con “Canciones”, Tribu con “Contra la indiferencia”, La Nopalera con "Tremendo Alboroto” y Viraje con "Viraje".
Fernando Morán
California
Julio 2019
sábado, 6 de julio de 2019
Plegaria a un labrador y La Chilenera 1969-2019
Foto tomada de la web
Plegaria a un labrador y La Chilenera 1969-2019
Parte 1
Dedicada a los seguidores de esta página
Hace 50 años en el mes de julio de 1969, a iniciativa de Ricardo García se realizó el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, y que contó con el auspicio de la Vicerrectoría de Comunicaciones de la Universidad Católica de Chile. Ricardo García fue pionero del Festival de Viña del Mar y conductor del mismo durante los primeros ocho años a partir de 1960. El trabajo como locutor radial y periodista le proporciono a Ricardo García una gran relación con artistas dentro y fuera de Chile, lo que permitió que el naciente movimiento de la nueva canción chilena tuviera su primer festival y que a la postre le acuñaría el nombre a las diversas expresiones del canto popular en latinoamérica y que comúnmente era conocido como canción protesta.
A este festival de carácter competitivo
fueron seleccionados doce participantes: Rolando Alarcón. Kiko Álvarez, Willy Bascuñán,
Martín Domínguez, Víctor Jara, Patricio Manns, Alsino Fuentes, Ángel Parra,
Raúl de Ramón, Richard Rojas, Sergio Sauvalle y Sofanor Tobar. Por su parte el
grupo Quilapayun fue excluido del festival por el alto contenido político de
sus canciones incluidas en el disco X Vietnam y que había sido editado un año
antes por la recién creada Discoteca del Cantar Popular (DICAP). Sin embargo Víctor
Jara los llevo al festival al cumplir con una de las bases, la cual permitía a los intérpretes elegir sus acompañantes.
Se llevaron dos sesiones
separadas, la primera en el gimnasio de la Universidad Católica y la segunda en
el Estadio Chile. El sábado 12 de Julio el jurado dictamino un empate y los
ganadores del primer lugar fueron: Víctor Jara con la canción “Plegaria a un
labrador” y Richard Rojas con la canción “La Chilenera”. Finalmente al
transcurso de los años la “Plegaria a un labrador” se impuso como ganadora al
contar con decenas de versiones, intérpretes y grabaciones en todo el mundo.
Previamente al Primer Festival de
la Nueva Canción Chilena se habían celebrado a nivel mundial el Primer
Encuentro Internacional de la Canción Protesta (La Habana, Cuba 1967), el IX
Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (Sofia, Bulgaria 1968). Como
antecedentes en Chile se habían realizado el Festival de Festivales (Santiago,
Chile 1966) y el Primer Festival Latinoamericano de la Canción Universitaria
(Santiago, Chile 1967) y el Primer Festival de la Canción Comprometida (Valparaíso,
Chile 1968). Estaba por celebrarse en los Estados Unidos de Norteamérica el Festival
de Woodstock. En varias partes del mundo habían ocurrido las revueltas
estudiantiles de 1968 y estaba en pleno apogeo la Guerra de Vietnam. Cuatro
días después del Primer Festival de la Nueva Canción llego por vez primera el
hombre a la luna.
Por ese tiempo en la radio se
encontraban en las primeras listas los temas "Give Peace a Chance" (Lennon–McCartney)
interpretado por Plastic Ono Band, el “Tema de Amor de Romeo y Julieta” (Nino
Rota) interpretado por The Piano, Orchestra and Chorus of Henry Mancini, “Bad
Moon Rising” (John Fogerty) interpretada por Creedence Clearwater Revival, y “Color
Him Father” (Richard Lewis Spencer) interpretada por The Winstons. Un año
después vendría la versión de “El Cóndor Pasa” (If I Could) interpretada por Simon
& Garfunkel con el acompañamiento de Los Incas y que sería la punta de
lanza del boom de la música folklorica latinoamericana.
California
Julio 2019
lunes, 1 de julio de 2019
La lucha, el color y el folklor de René Villanueva
Buenos días de parte de;
La lucha, el color y el folklor
de René Villanueva
Primer lunes de julio
(A la pajarita…)
Hace 18 años, por estas fechas,
René Villanueva decidió seguir pintando y cantado en otros escenarios, nos dejó
cuando aún tenía mucho para compartir.
Conocí a René en el teatro Casa
de la Paz, durante uno de los primeros conciertos de su grupo “Los Folkloristas”.
El foro, no muy grande, estaba abarrotado con la familia de los muchos músicos
que en ese entonces conformaban el entusiasta proyecto musical. Por el
escenario, plagado de instrumentos, desfilaban los diferentes protagonistas que
habían aprendido empíricamente alguno de los muchos géneros de la música
popular latinoamericana.
Adrián Nieto, uno de los
fundadores del grupo, nos contó “Ahí estábamos sentados esperando, haciendo
cola con nuestra guitarrita, éramos como una sonora montonera“. Y cuando llegó
el momento de interpretar los ritmos andinos, apareció René con su inseparable
quena. Al terminar el concierto, lo abordé para platicar sobre su instrumento y
rápidamente surgió su efusiva plática que emanaba conocimiento, entusiasmo y
mucha pasión, a partir de aquel día construimos una fuerte amistad.
Desde los 5 años yo estaba muy
interesado en esos géneros musicales. Mis padres, para desarrollar su proyecto
científico, cargaron con toda la familia hasta la entonces muy lejana Venezuela
y ahí siempre mostraron gran interés por su rica tradición folklórica. Pronto
comenzaron a comprar para mis hermanos mayores todos los instrumentos típicos
que se encontraron, y ese primer intento para hacer música en familia lo
continuaron fomentando por siempre. Recuerdo que mi padre, en sus viajes por
Latinoamérica, no perdía la oportunidad de adquirir discos de música popular,
la única vía posible en ese entonces, para entrar en contacto con tan vasta
cultura musical y fue a través de ellos que los muchos interesados en ese arte,
poco a poco comenzamos a tratar de dilucidar cómo se podían interpretar
aquellos ritmos.
En una entrevista que René me
regaló poco antes de morir, me contó que desde muy pequeño, él también sentía
una fuerte pasión por la música. Por las tardes se escondía tras un muro, allá
en su natal Oaxaca, para escuchar la transmisión de “La hora de Cri Cri"
en la radio de un vecino.
Al iniciar los años 70, después
de escuchar con cuidado los discos de La Nueva Canción chilena, argentina y
cubana, que eventualmente llegaban a México, algunos comenzaron a voltear su
mirada hacia la música que teníamos más cerca. Así como en su momento lo hizo
el eminente antropólogo, etnomusicólogo y sociólogo americano Joseph Raoul
Hellmer Pinkham, René continuó con su importante obsesión de recopilar la más
recóndita música popular mexicana. Con su grabadora en mano, recorrió lejanos
lugares para hacer las capturas de lo que fue su aporte al rescate, y posterior
divulgación, de lo mejor de nuestra música tradicional. Además de insistir en
su grupo para incorporar en el repertorio los géneros menos conocidos de la
música de nuestro país, también trabajó incansablemente en la radio
universitaria, con la intención de dignificar los muchos valores musicales y
poéticos populares de Latinoamérica.
LA QUÍMICA DEL ARTE
Por alguna extraña razón, en la
Facultad de Química de la UNAM, dónde había estudiado René, surgieron muchos
músicos. Cuando conformamos la primera versión de nuestro grupo La Peña Móvil,
los cuatro integrantes estudiábamos ahí. Supe de las reminiscencias químicas
que René poseía sobre lo aprendido en nuestra escuela, gracias a una querida
tía dedicada a la fabricación de pinturas, ella me contó que él tenía un
especial encanto para vender ciertos pigmentos muy especiales, indispensables
en la elaboración de sus productos, “este púrpura parece prehispánico, no hay
nada más obscuro que el negro de humo, este amarillo es de mi tierra
oaxaqueña…”. Recuerdo ahora esta rara faceta del oficio de René y pienso que
quizá el vivir en medio de tanto color lo motivó para desarrollar una de sus
tres grandes pasiones, el arte plástico.
Además de la química, René
estudió historia del arte, después ingresó a La Esmeralda y a la Academia de
San Carlos donde aprendió las técnicas de los grandes maestros de la época,
Fernando Castro, Raúl Anguiano y Benito Messeguer, entre otros.
Durante el turbulento 1968, entre
lienzos y pinceles, rápidamente memorizó las consignas, pintó paredes, tomó las
calles, conoció las cárceles y comenzó a militar con una ferviente actitud,
ante la realidad de un país reprimido. El nuevo y vehemente luchador social,
nunca se detuvo en su afán por tratar de aproximar a los más pobres hacia una
nueva era de libertad y justicia. Quienes lo conocimos de cerca, sabemos que
actuó con esos objetivos hasta el final de su existencia en la tierra.
Hace un año, su última y muy
querida compañera de vida, Beatriz Zalce (La pajarita), organizó una muestra
pictórica con algunas de sus creaciones menos conocidas, óleos, acrílicos y
dibujos al carbón, sirvieron para que sus amigos, nos pudiéramos acercar, aún
más, a su intenso ímpetu artístico. Aquí les comparto el óleo de una fábrica
abandonada pintado en su juventud, que me obsequió unos días antes de morir.
EL ESCRITOR
Como sucede en todos los gremios
artísticos, es común que entre los músicos existan, además de los normales
celos profesionales, constantes y agudas críticas internas, pero René, en su
libro “Cantares de la Memoria” sorprendió a todos los que participamos en aquel
movimiento, ya que en su crónica se dedicó a escribir las cuestiones positivas
que encontró en cada uno. Es importante recordar su obra porque, a pesar de que
Fernando Morán (blog: La nueva canción mexicana) y Jorge Velasco (El canto de
la tribu) han redactado buenas reseñas sobre lo sucedido durante aquel
movimiento, son pocos los trabajos literarios que describen lo que fue un
ejercicio cultural tan necesario.
De las veces que compartimos
escenarios con los Folkloristas, dos de ellas fueron magníficas: un concierto
en la Arena México ante más de doce mil asistentes, organizado para apoyar a
los damnificados por un terremoto en Guerrero, y otro en el Palacio de Bellas
Artes, para presentar al FLEC (El frente para la libre expresión de la
cultura). En ambos casos, él fue un entusiasta promotor, con decisión,
planteaba sus claros argumentos sobre cómo debería ser la actitud de los
músicos ante ciertas circunstancias de la vida, y es que René poseía una
maravillosa necedad por todo lo que consideraba justo, correcto e
indispensable.
TREINTA AÑOS COMPRIMIDOS EN UN
DOCUMENTAL
Hace más de 20 años, René me
buscó para comunicarme lo siguiente: “ahora que cumplimos tres décadas de hacer
nuestro trabajo, vamos a celebrarlo tocando en el Palacio de Bellas Artes y
cómo lo imaginarás, ahí no estarán los medios masivos de comunicación, tú sabes
que sus dueños ni quieren, ni entienden nuestra música, así que te invito para
que hagas la videograbación del evento”.
Con una unidad móvil dotada de
tres cámaras frontales, y una más que me coloqué al hombro para captar el
complejo mundo de circunstancias que suceden tras bambalinas, registramos el
emotivo concierto. Tiempo después, invité a todos los músicos que habían pasado
por tan icónico grupo, para degustar una espléndida paella que prepararon
Rosibel y Jordi, las reglas del evento eran sencillas: "vienen con mucha
hambre, tiempo disponible y se traen todos sus instrumentos".
Así pudimos captar, de manera muy
cercana, cómo se desarrollaba la inolvidable velada en la que, entre canción y
canción, cada uno de ellos nos aportaba algo estupendo. De la edición de ambos
eventos surgió el documental “Los Folkloristas 30 años” que recomiendo a los
interesados en esta música, porque refleja toda una historia, no sólo del grupo
sino de lo mucho que se estaba gestando en esas épocas, (el video está
disponible para todos gratuitamente, en nuestro portal kathedra). En el trabajo
podrán conocer lo que mis queridos amigos nos compartieron acerca del
desarrollo de todo aquel esfuerzo, empeñado en movilizar tanto talento para
hacer justicia a la música de nuestro continente.
Hoy, a 50 años de iniciar tan
enorme esfuerzo creativo, “Los Folkloristas” se distinguen notablemente por
sobre la enorme banalización en que se mueve la “exitosa” música comercial y sé
que su arte se sigue replicando con la misma calidad de hace medio siglo,
porque así como lo reiteraba René saben que
“la música es un asunto de amor”.
Las tres grandes motivaciones que
en vida tuvo mi querido amigo, cómo el 2 de octubre, ¡no se olvidan! y creo que
su obra puede ser un buen legado para muchos ya que, aunque no lo sepamos,
todos necesitamos de música, color y una razón digna para vivir.
Yo sé que tú, René Villanueva,
ahora mismo andarás por allá, en el cosmos de los justos, organizando alguna
tocada revolucionaria de compromiso y lucha, al lado del Negro Ojeda, Violeta y
la Mercedes, María Elena Torres, Víctor Jara y Daniel Viglietti, entre tantos
otros, y será un gran evento porque todos ustedes saben muy bien que lo que
bien se ama y aprende en esta tierra, estén donde estén, jamás se olvida.
Joaquín Berruecos
Tlalpan CDMX
1 de julio del 2019.
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